Normalmente en las discusiones políticas llamadas “valóricas”, se deja fuera la argumentación científica. Considero que es muy relevante que las políticas públicas se construyan en base a datos concretos otorgados por la ciencia, sobre todo cuando hablamos del derecho a la vida del que está por nacer. En ese sentido quiero compartir algunas de las conclusiones de un estudio longitudinal publicado por la Revista Europea de Salud Pública que observó durante un extenso período de tiempo a 13.691 adolescentes Finlandesas, distinguiendo entre las que se hicieron un aborto y las que continuaron su embarazo.
A saber, algunos interesantes datos que nos entrega este estudio son:
- Continuar con el embarazo reduce en un 50% el riesgo de muerte de la madre por suicidio. Es decir, continuar con el embarazo es un factor protector de la vida tanto de la madre como del bebe que está en el
- Las embarazadas adolescentes tienen mayor riesgo de muerte prematura por causas asociadas al alcohol, accidentes, suicidios, heridas o envenenamiento. Un embarazo adolescente en sí mismo es complejo, es decir, de aprobarse una ley de aborto, estaríamos condenando a muerte a miles de adolescentes Dominicanas junto a sus hijos por nacer. En mi opinión, un genocidio
Si observamos la realidad de la República Dominicana en cuanto a embarazo adolescente, nos daremos cuenta que es de vital relevancia considerar este tipo de estudios a la hora de legislar para generar políticas públicas. Sobre todo si pensamos que donde más se producen abortos es en este rango etario, quizás por la vulnerabilidad económica, social y cultural del adolescente. Según la oficina nacional de estadísticas (2015), Dominicana exhibe un 20,5% de embarazo en adolescentes entre 15 y 19 años ocupando el 5° lugar a nivel Latinoamericano.
Una de las conclusiones del estudio mencionado es que para disminuir las muertes por suicidio posteriores al aborto, es necesario brindar apoyo psicológico y social a las adolescentes que abortan. Desde mi punto de vista ahí está el desafío, en construir políticas públicas que realmente dignifiquen a la mujer y la acompañen en su dolor si es que tomó la traumática decisión de abortar y, en caso contrario, si ella decide por la vida, contar con programas para atender de manera eficaz cualquier embarazo con características de vulnerabilidad.
Legislar sobre aborto sin considerar la opinión de la ciencia es una irresponsabilidad que estoy seguro los Diputados y Diputadas no querrán arrastrar. Porque abortar genera un trauma psicológico que incluso puede llevar a la muerte, digo a los Diputados que no caigan en el engaño populista del supuesto derecho al aborto que beneficia a la mujer. La dignidad de la mujer no tiene por qué estar asociada a la muerte. Optemos por la vida, optemos por la verdadera dignidad de la mujer. Digamos SI A LA VIDA.