Moral tiene que ver con costumbre, pero tiene que ver mucho más con costumbres que tienden a ser rituales particulares de nuestra vida íntima y privada. La ética tiene que ver con costumbres, con comportamientos, pero está relacionada con situaciones colectivas, públicas, de convivencia social y de costumbres que pueden ser articuladas a una legislación para reglamentar a una sociedad y el gobierno de un Estado.

Podemos imaginar una sociedad donde esas cuestiones están moldeadas. Pero en una sociedad liberal, una sociedad moderna, la sociedad democrática en que vivimos esas cuestiones tienden a ser desarticuladas, separadas, y necesitan ser separadas sin queremos tener una buena convivencia democrática y una coexistencia moderna. Es esto lo que está en el centro de la discusión de las tres causales.

El aborto es señalado como una pena de muerte en la que la mujer es tomada como verdugo implacable. ¿Si el Estado penaliza el aborto estaría imponiendo asuntos morales en vez de éticos?

Quien defiende asuntos como las tres causales es considerado de izquierda, en el mejor de los casos. Que siempre van por el lado del estoicismo, de la justificativa social, de que van por el lado de la idea de que quien aborta lo hace por consideraciones muy específicas que solamente a la mujer atañe. ¿Y con esa acusación maquinal los no abortistas se colocan en el lado contrario?

Criminalizar el aborto es darle al Estado el poder de aplastar a cualquier mujer que decida la muerte de un feto.

El pensamiento conservador tiende a quitar el derecho de abortar, a la negación de la libertad individual de interrumpir la gestación. Envuelve una posición de negar cambios en las reglas sociales colocando como simétricos al asesinato con el aborto.

La muerte no está simétricamente colocada en oposición a la vida. La concepción, el advenimiento de la vida no es simétrico al fin de la vida. Cuando se detecta la falta de vida, es decir la muerte, se apunta el final de actividad cerebral. La muerte técnica, la muerte médica, la muerte biológica, es señalada por la ciencia con el fin de la actividad cerebral.

No es el inicio de la actividad cerebral la idea de concepción, la idea de entrada en la vida, por tanto no hay simetría. La entrada en la vida que son aprobadas por preceptos médicos es la pulsación del corazón –la cuestión cerebral no es lo mismo porque no consta –.

Por tanto, es correcto defender la libertad de la mujer para decidir sobre si aborta o no y, en el caso de las tres causales, se va a motivos bien definidos señalados y favorecidos por la ciencia.