Por un discurso de liderazgo mal entendido, de infundado optimismo  y pretendido control de la situación, el presidente dominicano -este y el anterior- nunca ha comunicado al pueblo la situación del Covid-19 en su real dimensión.

El gobierno dominicano -ni este ni el anterior- no ha emprendido las campañas de educación necesarias para mitigar el daño de la pandemia.

Más allá de los consabidos, predecibles y desgastados eslóganes “Quédate en casa”y “Vacúnate RD”, no ha hecho más nada en materia de divulgación.

Las medidas de restricción en la actual gestión han sido pésimamente comunicadas y la campaña de vacunación no ha sido lo efectiva que ha debido ser para estimular a la población a acudir a los centros de vacunación, cuando el flujo de gente empezó a declinar notablemente.

Cero incorporación de la tecnología y de iniciativas de innovación para enfrentar la pandemia.

Kudos para la gestión, en cambio, por  la excelente logística de los procesos de vacunación y por los loables, proactivos y efectivos esfuerzos para garantizar la adquisición de  vacuna en los mercados internacionales.

No se me escapa que negoció con Pfizer con los pantalones de la República a la altura de las rodillas, pero opinar con propiedad sobre esta materia es jurisdicción de abogados, diplomáticos y negociadores expertos. Ha debido ser difícil para un pequeño país negociar con un gigante multinacional cuya preventa está asegurada, con o sin República Dominicana como comprador.

El enrolamiento de cientos de miles de dominicanos en la seguridad social en muy poco tiempo, según ha informado el presidente Abinader, es otro punto de luz en la gestión de la pandemia.

Dicho lo dicho, si tuviera que poner una nota a la gestión pública del covid-19, y tomando en cuenta que la información es la mejor defensa contra la pandemia, en palabras del historiador Yuval Noah Harari, le doy a este gobierno un 70 de 100, generosamente.

*El autor es consultor en comunicación. melvinpena.do