Más de uno de mis amigos me ha reprochado lo siguiente: “Miguel, ya lo suyo con Abel Martínez es una cuestión personal”. Mi respuesta es siempre la misma: el asunto es que el afán de Abel en construirse su propia estatua es tan exagerado que parece el mismo Pigmalión transfigurado en Narciso. Y su fuente de ingreso primaria es la de empleado público, pues es representante dizque del pueblo; dineros que salen de las costillas tuya y mía. “¡Coño, bájale algo!” . – me dicen sorprendidos.
Pues echemos una mirada de cuerpo entero a ese actor político. ¿Quién es? ¿De dónde viene? ¿Quién mueve sus hilos en la escena política dominicana?
Su nombre completo es Abel Atahualpa Martínez Durán. Según el Registro Civil nació el 21 de abril del año 1972, en Hato Viejo, Monción, provincia Santiago Rodríguez. Es el benjamín de los 14 hijos procreados por el matrimonio de Ramón Martínez y Mélida Durán, una decente y trabajadora familia. Allá, en Hato Viejo, realizó sus estudios básicos.
En Santiago de los Caballeros completó los estudios secundarios. Ingresó a la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde se graduó de Licenciado en Derecho en el año de 1996. En la misma universidad cursó un Postgrado en Derecho Comercial y Societario, en 1998.
Según las malas lenguas no fue un estudiante brillante. Pero nadie discute su verdadero talento: el allante, esa habilidad para aparentar, manejar la percepción de los demás, manipularla y conseguir cosas. Por eso en la política de hoy él ha sido una celebridad, un éxito, alegan sus compañeros de partido.
Ruby, como le llaman sus amigos de la infancia (curioso, así le decían a Porfirio Rubirosa) pasó como un relámpago de empleado de piso de la tienda La Sirena de la calle de El Sol, en Santiago, entre 1995 y 1996, a Procurador Fiscal Adjunto, en Santo Domingo. Y luego lo vemos ascender a Procurador Fiscal del Distrito Judicial de Santiago, en el año de 1999.
En principio se creyó que había hecho un buen trabajo en la fiscalía de Santiago, razón que le permitió presentarse a las elecciones congresuales del año 2002, proceso del cual salió electo diputado al Congreso Nacional por la provincia de Santiago. Fue reelecto por segunda vez a la misma posición en 2006 y, por tercera ocasión, en el 2010. En este último tramo legislativo ha sido el presidente de la Cámara de Diputados durante seis años consecutivos.
Sin embargo, en los últimos dos años de este período de seis, Abel prometió, durante los teje-manejes que trasquilaron al “León”, que no aspiraría a ninguna posición en las elecciones del 2016, a condición de que el CP del PLD le diera el apoyo para continuar en la presidencia de la Cámara de Diputados. Y lo respaldaron. Pero ¿quién ha dicho que este hombre se gobierna asimismo?
El influyente y honorable senador de la República, Ing. Félix Bautista, el verdadero titiritero tras bastidores, presiona para medirlo en las encuestas acordadas en las negociaciones internas del PLD y de ahí imponerlo como el candidato del PLD a alcalde de la Ciudad Corazón.
Imponer a Martínez como candidato a la alcaldía de Santiago, por encima de Monchy Rodríguez, Aura Toribio y Fernando Rosa, sería el mejor regalo a la oposición, en este municipio. Pues es más fácil lograr que Ramón Rodríguez y Fernando Rosa apoyen a Aura Toribio, y viceversa, que cualquiera de ellos respalde a Atahualpa Martínez.
El PRM, por ejemplo, tendría la alcaldía a pedir de boca. Porque sólo habría que darle un empujoncito a Martínez Durán para que caiga al suelo y se rompa en mil pedazos como una muñequita Barbie de porcelana.
No importa que “El niño lindo de Santiago”, como también lo han bautizado, (cosa que él se la cree a pie juntilla) invierta los cientos de millones anuales en publicidad en él mismo, como lo ha hecho hasta ahora como presidente de los diputados. Ni que aumente el número de periodistas bocinas en periódicos impresos, digitales, radio y televisión. Ni que se mande a confeccionar más calendarios con sus doce poses como si fuera un Top Model de revistas al estilo de Play Girls. Perdería sin remedio.