El domingo 5 de julio son las elecciones presidenciales y congresuales en la República Dominicana. Es fundamental que todos y todas vayamos a votar – con responsabilidad, sin miedo y cuidándonos unos a otros.
Debemos recordar que está activa la epidemia del Covid-19 – y es muy probable que sigamos en ella por mucho tiempo más. El Dr. Thornley, un epidemiólogo de Nueva Zelanda expresó que el coronavirus “siempre estará con nosotros”, agregando “no creo que podamos eliminar el virus en mucho tiempo. Tendremos que aprender a vivir con él”.
Aprender a cuidarnos es, entonces, fundamental. A pesar de que las informaciones que voy a compartir continuación se han repetido hasta la saciedad, en el día de ayer escuché en un círculo cercano a mí cierta confusión e interpretación errónea de algunos datos. Así que decidí dedicar el artículo de hoy a insistir sobre algunos temas.
En primer lugar: ¿cómo se transmite el Covid-19?
Se transmite de una persona infectada a otra sin protección, a través de pequeñas gotas que salen del tracto respiratorio al hablar, gritar, toser, estornudar. De ahí la importancia del uso de mascarillas, de no tocarse la cara, de lavarse las manos frecuentemente y del uso del alcohol para desinfectarnos.
Los que están cerca de personas infectadas usan, además de mascarillas, protectores de cara para evitar que las gotitas salten a los ojos, como el personal de salud, por ejemplo. Los médicos y enfermeras tienen un riesgo mucho más alto que las otras personas. Sin embargo, no se infectan necesariamente. Es decir, si hay buena protección y se siguen las demás normas sanitarias, las probabilidades de infección son bajas.
La distancia entre una persona y otra es, también, fundamental. Si la persona contaminada tose, estornuda, habla o canta, las gotas que cargan el virus tienden a caer. Si uno respeta la distancia de al menos dos metros entre una persona y otra, es difícil que las gotas nos alcancen. Sobre todo, si tenemos protección y no nos llevamos las manos a la cara.
Aparentemente, el virus no vuela por el aire ni tampoco permanece mucho tiempo en las superficies donde cae. Al principio de la epidemia se insistía mucho sobre el tiempo que podía contagiar el virus en las distintas superficies. Pero se trataba de estudios realizados en laboratorios, no en el mundo real. Todos los estudios recientes dicen que es muy raro contagiarse a través de tocar una superficie, abrir una puerta, leer un periódico. Tampoco se contagia porque una persona infectada sin síntomas nos pase cerca o un “delivery” nos traiga una comida a la casa.
Se ha señalado también que el encuentro rápido con una persona infectada no es suficiente para contagiarnos. En general, el contagio depende de la carga viral que haya en el infectado, del tiempo que dure nuestro contacto con él y del ambiente en el que estemos. En general, se ha indicado que las probabilidades de contagio suben en ambientes cerrados y poco ventilados.
La presencia cercana de muchas personas, todas juntas, es uno de los principales factores de riesgo. Por eso son peligrosos los bares, restaurantes, discotecas, fiestas familiares, eventos deportivos con mucha audiencia, funerales, líneas de producción, empresas con muchos empleados, eventos de campañas políticas y de otro tipo y, en general, lugares donde se reúne mucha gente.
De hecho, en varios estudios reportados en los medios se habla de los “eventos supercontagiadores”. Al iniciarse la reapertura en muchos países, se ha visto que los contagios tienden a darse de manera simultánea en pocos eventos donde hay muchas personas juntas. Se ha llegado a estimar que un 20% de las personas infectadas son las que propagan la enfermedad al 80% restante. De ahí la importancia de evitar aglomeraciones.
El otro aspecto fundamental es el regreso a casa. La mayor parte de las infecciones suceden dentro de las casas: los que salen a la calle sin cuidarse (generalmente los jóvenes) traen el virus a las casas y contagian, sobre todo a los mayores. Que son los que tienen el riesgo más grande de sufrir complicaciones.
En un proceso eleccionario no tiene por qué haber aglomeraciones. Como no las hay en un supermercado si se han tomado las precauciones. Es fundamental que cada uno se proteja a sí mismo y proteja a los demás, usando su mascarilla, haciendo su fila ordenadamente, respetando la distancia indicada, dando paso a los mayores, llevando su alcohol, lavándose y desinfectándose las manos.
Ejerzamos nuestro deber cívico cuidándonos los unos a los otros.