En el día de ayer el gobierno dominicano presentó el plan nacional de vacunación contra la COVID-19. Podríamos calificar este hecho como el principio del fin de esta sombra que nos ha acompañado en los últimos meses y que ha acabado con muchas vidas, negocios, sueños, planes, etc. Como siempre ocurre en nuestro país, el escepticismo es parte de nuestra cultura y las interrogantes están a la orden del día. Por un lado, están quienes no creen en la eficacia de la vacuna y dicen que no se la van a poner. Por otro lado, aquellos que no confían en una marca y solo quieren ponerse la que ellos consideran adecuada. En fin, son múltiples las teorías alrededor de las diferentes vacunas que existen que encuentran asilo en nuestra sociedad.

Ahora bien, lo que a mi entender no tiene discusión es que la vacuna es la única solución efectiva para acabar con esta pandemia. En nuestro país tenemos casi 1 año luchando con este mal y en otros lugares del mundo ya superan el año y este virus sigue cobrando vidas. El uso de mascarillas, el lavado de manos y el distanciamiento son medidas paliativas que disminuyen las probabilidades de contagiarnos, sin embargo, la mayor protección la tendríamos a través de una de las vacunas que existen actualmente en el mercado. ¿Qué no son efectivas en un 100%? Eso es cierto, pero, menos efectivo es no ponérsela. Por más medidas que usted tome, ya sea, utilizando mascarillas, guardando el distanciamiento, por obligación en su diario vivir hay momentos donde usted está 100% expuesto. Hasta en la simple cotidianidad de comer con su familia. Para esos momentos y todo lo demás el medio que más lo protegerá será la vacuna.

 

Lo presentado por el gobierno del presidente Abinader de manera preliminar luce un plan serio, responsable, cuya única intención es la devolución de la salud del pueblo dominicano. El punto crítico aquí será el nivel de organización con que se puede ejecutar el plan. El cumplimiento de las fechas que presentó en el día de ayer el gobierno será clave para que haya una confianza de parte del pueblo en el proceso. Esa confianza será la que evitará que esto no se vuelva en una guerra del más poderoso contra el menos pudiente.

 

Lo anterior lo digo porque desde el momento en que las personas entiendan que no se está cumpliendo con las fechas y no tengan idea de cuándo se podrán vacunar, aquellos cuyo poder adquisitivo y de influencia sea mayor, harán todo lo que tengan en sus manos para conseguir la vacuna. Al cumplimiento de las fechas se le debe agregar también el cumplimiento de los requisitos para recibir la vacuna tomando en cuenta la fase del proceso en que se encuentren. En este caso, desde que a la opinión pública llegue la información de que no se están respetando las categorías de las personas correspondiente a la fase de vacunación, nueva vez, todo aquel que tengo cierto poder adquisitivo y de influencia hará todo lo posible para vacunarse, irrespetando el debido proceso establecido por el gobierno.

 

En ese sentido, la confianza es un elemento clave para que el proceso de vacunación puede llevarse a cabo de forma correcta y cumpliendo con el plan trazado. Esa confianza debe ser transmitida no solo para que las personas se motiven a vacunarse, sino también para que las personas entiendan que desde el gobierno no se está privilegiando a personas en el proceso de vacunación y se está cumpliendo con el debido proceso que fue presentado en el día de ayer.

 

Finalmente, desde aquí motivamos a todos los dominicanos y dominicanos a vacunarse, a confiar en el proceso y a ser lo suficientemente pacientes para esperar el momento en que les toque. Llegó el momento de ser solidarios y respetuosos de los demás, de entender que esto no es una guerra del más fuerte contra el más débil. Muy por el contrario, es el momento en que más unidad necesitamos para finalmente ponerle fin a esta pesadilla. Otorguemos un voto de confianza a nuestras autoridades para que cumplan con su parte, y, a su vez, nosotros cumplamos con la nuestra.