Comprendo a la compañera Taina, pero no apoyo su decisión extrema. Ella siempre fue una militante emblemática del PLD, desde sus días de adolescencia febril en el Comité Intermedio Máximo Cabral de San Carlos. La conocí hace más de 30 años "con su boina calada al estilo del Che", como diría Sabina. Eran los días casi heroicos de los círculos de estudios, los comités de Vanguardia, los esfuerzos concentrados, las entusiastas actividades de masas por las calles y callejones de la ciudad. Hoy todo ha cambiado demasiado, para bien y para mal. Taina se cansó  de lo malo, sin poder apreciar casi nada de lo bueno. Su discurso impotente y desgarrador nos convoca irremediablemente a la reflexión y a la autocrítica.

Querida amiga Taina, ¿recuerdas cuando conversamos sobre este tema? Fui yo quien dijo aquellas palabras: "Creo que al PLD le ha ocurrido lo mismo que a los antiguos romanos respecto a Grecia, que pudieron conquistarla, pero al mismo tiempo fueron conquistados por la cultura helenística. Llegamos al poder conquistando al partido reformista, pero luego muchos de nosotros fuimos conquistados por aquella aberrante cultura del poder".

No quiero que nadie, aparte de mí, se sienta mal por lo que voy a decir ahora. Padezco también una profunda nostalgia por las pequeñas grandes cosas que el PLD pudo haber hecho y no hizo en estos últimos, hasta hoy,  1240 días de gobierno.

No me conforta saber lo mucho que hicimos. Me mata la impotencia por la oportunidad perdida, por las banderas arriadas en el tiempo; un tiempo  que pasó y ya no podrá volver jamás.

No logro entender, por ejemplo, por qué no fuimos capaces de lanzar una campaña nacional por la alfabetización y convertir el tema de la educación en nuestro más alto estandarte en la lucha contra la pobreza y la inequidad social. No hablo solo de la necesidad del 4% del PIB, es mucho más que eso.

Aun así, estoy seguro de que habrá una nueva oportunidad, y tal vez más, pero ya será otro tiempo y otro lugar en la historia.

Me golpean al oído las palabras del maestro Bosch: "Para juzgar a un hombre no basta con lo que haya hecho, sino que hay que tomar en cuenta aquello que no hizo debiendo hacerlo".

Cierto que no ha sido en lo absoluto un tiempo perdido; pero quizás tendremos que trabajar mucho todavía para rehacer las viejas banderas, o adaptar sus tejidos a los colores de los nuevos tiempos, para atraernos el fuego vivificante de la nueva juventud que está llamando a la puerta sin que nadie le responda.

¡Cómo ha de ser de triste el recuerdo de lo no vivido! ¿No fue el mismo Sabina quien lo cantó a su manera? "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió".

Compañera Taina, renunciar a nuestra herencia histórica sería también una renuncia al futuro que todavía puede prometer el PLD. De todas maneras, creo que en este tiempo no hay espacio para otra cosa que no sea la lucha por mantener al partido en el gobierno. Solo después de las elecciones estaríamos obligados a esa catarsis, una necesaria  reevaluación crítica de esta primera etapa del PLD en el poder.

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