(“El progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer, sino, al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor”. José Ortega y Gasset.)
La historia de la sociedad dominicana guarda consigo grandes acontecimientos sucedidos en diferentes fechas liderados por valientes, visionarios e imprescindibles personajes, hombres y mujeres, a los que debemos la conformación de nuestro Estado libre, soberano e independiente; pero sin lugar a dudas Juan Pablo Duarte es el protagonista de todo ese acontecer que hizo posible que hoy seamos República Dominicana.
No caben dudas de que nuestro principal patriota Juan Pablo Duarte no se le ha destacado, homenajeado ni mucho menos se han seguido sus huellas como corresponde. Hoy más que nunca se hace necesario rescatar la impronta de Duarte.
Cabe llamar la atención en el sentido de que nuestro patricio no ocupa el lugar que le corresponde como guía e inspirador del nacimiento de nuestra república con libertades y derechos, tal es el caso del desconocimiento de las hazañas y los meritos de nuestro ideólogo por lo que urge rescatar y reivindicar el legado de 200 años de Duarte, pues nuestra patria agoniza y con ella nuestras raíces y el orgullo de ser dominicanos.
Debemos fortalecer y promover la conciencia ciudadana, el compromiso social, la sensibilidad patriótica, el bien común en tiempos en que existen tantas frustraciones, individualismo, pérdida de valores éticos y morales.
Urge provocar una revolución patriótica nacional en pos de reivindicar los ideales de Duarte quien hasta hoy sigue siendo el mejor ejemplo a seguir como el más grande dominicano, nuestro pueblo debe despertar y cada ciudadano debe asumir su ciudadanía participando activamente en los asuntos públicos y en la conquista del sueño Duartiano aún inconcluso.
“Ningún pueblo ser libre merece si es esclavo, indolente y servil; Si en su pecho la llama no crece que templó el heroísmo viril” Estrofa del Himno Nacional.
Debe llevarnos a la reflexión la perdida de los valores patrios y el desinterés de los asuntos públicos.
La verdad es que el patriotismo dominicano se ha ido desvaneciendo poco a poco. No me refiero solo al amor por el país, ya que no es lo mismo tener siempre a mano los símbolos tricolores y la enseñanza Duartiana a honrarlos, respetarlos y hacer respetar lo que representan en su esencia.
La asignatura de moral y cívica se imparte en los centros educativos, sin embargo, la misma se hace de manera rutinaria, simplemente para cumplir con los requisitos del currículo escolar sin la vocación y la solemnidad requerida para conectarnos con nuestro nacionalismo o dominicanidad.
Las sociedades avanzadas han sostenido su desarrollo en su amor y valor a su cultura, a su identidad nacional y al trabajo colectivo de sus ciudadanos, en pos lograr sus objetivos nacionales.
Ningún pueblo que no tenga respeto ni amor por sí mismo, ni por su patria, ni por su sociedad, merece haber tenido patricios dadores de libertad.
“Adelante, patricio constante, por la Patria a vencer o morir: es infame quien dude un instante que sin Patria es mejor no vivir “Juan Pablo Duarte.)