El miércoles de esta semana pudimos observar cómo una de las propuestas del nuevo gobierno del Presidente Electo, Luis Abinader, será eliminar la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), proponiendo una reorganización del esquema energético en un periodo de seis meses. En esta reorganización la Superintendencia de Electricidad (SIE) pasaría a ser un órgano regulador completamente independiente, la CDEEE desaparecería, EGEHID y Punta Catalina pasarían a un solo estamento como generadoras propiedad del Estado y las EDES se fusionarán. El Ministerio de Energía y Minas será el órgano rector, tal como lo establece la Ley Núm. 100-13, que crea este Ministerio.

Luego de aplaudir esta atinada decisión, entendemos que sería el momento más idóneo para introducir la figura de las comercializadoras de energía eléctrica que establece la Ley General de Electricidad, Núm. 125-01. Pues, la cadena de valor establecida en República Dominicana consiste en cuatro fases: generación, transmisión, distribución y comercialización, sin embargo, en la actualidad las Empresas de Distribución (las famosas EDEs) se encargan tanto de la distribución como de la comercialización de la energía eléctrica.

Al fusionar las EDEs en una sola, entonces una sola empresa (estatal) tendría el rol tanto de distribuir como de comercializar la energía eléctrica a todos los dominicanos. Pero, a pesar de que la distribución es un monopolio natural que puede perfectamente ser propiedad del Estado, la comercialización es una actividad competitiva, y debemos recordar que la competencia es uno de los pilares promovidos por la Ley 125-01. Uno de los mayores retos para establecer la actividad de comercialización es la falta separación entre la actividad de distribución y la comercialización, puesto que si no existe una limitante entre la realización de ambas actividades podría resultar en que los distribuidores solamente favorezcan a empresas comercializadoras vinculadas o afines a sus intereses.

La actividad de la comercialización incluye la prestación de los servicios de la energía, transporte, medición, envío y cobro de la factura del consumo realizado por los usuarios. El comercializador, usualmente, compra energía a un generador o a otro agente, pagando los cargos por el uso de las redes de transmisión y distribución. Las funciones de los comercializadores en un mercado competitivo son: comprar energía en el mercado mayorista o a otros comerciantes de energía; competir por el suministro de energía eléctrica en el mercado minorista; procurar los servicios de red a los consumidores finales; proveer servicios de energía al consumidor final que contrate sus servicios; y, proveer otros productos y servicios que sean compatibles al suministro energético.

En República Dominicana no existe, en principio, un impedimento de desarrollo del negocio y de la liberalización de la actividad, incluso podrían participar en el mercado mayorista donde se organiza típicamente la competencia entre los generadores, donde le comprarían energía directamente a los generadores como usuarios no regulados, actuando como un intermediario. No obstante, en muchos mercados donde se ha liberalizado el mercado mayorista y la actividad de generación, como lo es el caso de nuestro país, se ha buscado retrasar la liberalización de la actividad de comercialización y ofrecerla sólo a los mayores clientes. Esto se debe mayormente al reto que significa implementar un mercado minorista liberalizado donde, se puede dar la impresión de que los beneficios no son tan altos como el de generación o distribución de la electricidad. Sin embargo, en los mercados más adelantados y a medida que van actualizándose se implementa aún más la comercialización.

La figura de un comercializador competitivo en el mercado minorista se introdujo cuestionando el segmento de distribución de la cadena de valor de la energía, para esto se incluye el concepto de comercialización minorista competetitiva (Retail Competition) o de libertad de elección de los consumidores (Costumer Choice).

Este comercializador competitivo tiene derecho a acceder a las redes de distribución local donde está conectado el usuario y termina siendo el responsable de todos los servicios relacionados con el suministro eléctrico. El comercializador, usualmente, compra energía a un generador y paga los cargos y peajes de uso de las redes de transmisión y distribución. Generalmente, en los países donde se ha introducido un mercado mayorista, como en la República Dominicana, también se ha introducido un cierto mercado a nivel de consumidores finales, pues los generadores tienen la posibilidad de vender energía directamente a los consumidores grandes –usuarios no regulados- y estos últimos pueden elegir su suplidor.

El rol de las distribuidoras en un mercado minorista competitivo cambiaría drásticamente, debido a que ya no ejercerían dos actividades de la cadena de valor, sino solo una. Las distribuidoras deben dar acceso no discriminatorio a las comercializadoras que vendan energía dentro de su área de concesión y a cambio de esto, las distribuidoras estarían facultadas a cobrar un peaje por el transporte de la energía. Esto terminaría siendo la remuneración de la distribuidora que ya no suministraría directamente la energía a sus clientes.

Este peaje o tarifa está descrito en la Ley Núm. 125-01 como el Valor Agregado de Distribución (VAD), donde se incluyen los costos de distribución y la remuneración de las Empresas Distribuidoras. Este VAD se incluye en la tarifa regulada por el Estado, y también se incluiría en el cobro de las comercializadoras a los usuarios finales.

El objetivo principal de la comercialización es mejorar la eficiencia global del sector eléctrico, precisamente este objetivo es la mayor ventaja de la liberalización de la comercialización donde las Empresas Comercializadoras competirán por brindar el servicio más eficaz a sus usuarios finales. Esto hace que aparezcan nuevas tecnologías en el mercado y se reduzcan los costos a los usuarios finales, además de que mejoraría la atención al usuario y se prestaría más atención a las expectativas del cliente. En general, la comercialización crearía un círculo virtuoso en el mercado eléctrico y el sector, debido a que produciría cambios positivos en el mismo.