Con pasos tardos de rodillo
en el espacio fúnebre en espera
el se encamino con su pesada carga
a su costado amigos dolientes de su pesar
se acercó con su mudez al ataúd
y entrego un beso a su frente
con su pasmosa quietud de despedida.
Era su última mirada a su amada
que postrada yacía enmudecida
no le respondió el afecto de gratitud
porque se lo llevaría como recuerdo eterno
El quedo sólo recibiendo condolencias
y ella se marchó al infinito
con los sentimientos albergados
en el abrir y cerrar de un círculo que termina
en compañía amorosa de medio siglo.
Ahora en soledad vive con libros
su compañero del alma
que no le hablan con voces
al menos con mensajes de otra dimensión
han sido sus dos mundos
ella y ellos en su callada vivencia
en su imaginación su florida presencia
con carga de valores y pesares
continúa mimandolo desde los altos.
sin desperdicios ni zigzagueos
una pareja traza la eternidad
dejando huérfano de una estrella
a este mundo que le añora.
Nolberto Luis Soto.