Hace una semana se fue de esta vida terrenal, el eminente jurista, Dr. Luis Heredia Bonetti.

Créanme que aunque vivimos recibiendo tristes noticias de partidas de muchas personas queridas, este fallecimiento produjo un gran impacto en mi. Sin duda que es imposible asumir como normal la muerte aunque ella haya bordeado nuestras vidas, en innumerables ocasiones.

El Dr. Luis Heredia Bonetti se caracterizó por ser un hombre extremadamente positivo y daba la impresión que carecía de problemas. Siempre lo percibí alejado de ellos, de las enfermedades, de las angustias, de las desgracias, de las quejas, de los comentarios negativos y de las desesperanzas. Parecía un ser humano que no tenía dificultades. A nadie cargaba con tan siquiera un comentario negativo. Siempre su opinión era positiva, agradable o jocosa.

Tuve el honor, hace más de veinte años, de trabajar como abogada en su distinguida oficina de abogados. Allí estuve cinco maravillosos años. De él aprendí mucho y fue de aquellos seres que aparecen en la trayectoria de la vida de una, que contribuyen a elevarnos la  autoestima, a trabajar con entusiasmo y a potenciar nuestro desarrollo profesional.

Particularmente tengo mucho agradecimiento y afectos para el Dr. Luis Heredia Bonetti y su familia. Aprendí de él, que aún en los tiempos malos hay que poner buena cara y que siempre hay una buena oportunidad que está al doblar de la esquina.

Quiero expresar mis sentimientos sobre él, aún a unos días de su partida, porque encuentro insuficiente tan solo ir a su velatorio a hacerle honor y a expresar mi sentido pésame a su distinguida esposa y familiares. Creo que a él hay que despedirlo expresando de alguna manera lo importante que fue su vida para muchas personas, entre las que me encuentro yo y especialmente para muchos profesionales del derecho que tuvimos el privilegio de trabajar con él, habiendo sido nuestro maestro, mentor y por siempre, un referente.

Nunca olvido que en un momento difícil de mi vida, en un curso de Derecho Empresarial de Cedempresa, luego de una intervención que hice a propósito de uno de los temas tratados, el Dr. Heredia, a quien tan solo conocía y admiraba por referencia, se acercó a mí y me dijo que si me interesaba trabajar en su oficina. Sentí en ese momento que el cielo se abría para mí pues era un bufete de abogados en el soñaba trabajar. De inmediato le dije que sí. Efectivamente, como era su pensamiento, una esperanza, un sueño siempre puede estar a la vuelta de la esquina. Mi ingreso a su oficina fue un hito trascendente en mi vida. Mi suerte comenzó a cambiar.

Mi esposo y mis hijos lo quisieron siempre. El día de su triste partida, Abel Guillermo, mi hijo mayor, me llamó conmocionado y me dijo: madre:¡¨pero hasta el Dr. Heredia se muere¨!. !¨Qué triste¨!. Esto me conmovió inmensamente. Sé todo lo que desde niños significó el Dr. Heredia para mis hijos, a quien él les dispensó el mejor de los tratos.

Quiero decirle hasta luego al Dr. Luis Heredia Bonetti. Quiero decir que para mí su partida ha sido muy dolorosa. Quiero decir que él nos hará mucha falta. Quiero expresarle mi agradecimiento por su vida honrosa y por abrir espacios y oportunidades a tantos jóvenes profesionales que han triunfado todos. Quiero darle las gracias por permitirme tratar maravillosa familia, en especial al Dr. Miguel Angel Heredia y por haber podido conocer a la Dra. Rosa Capillo y al Lic. Georges Santoni Recio.

Me consuela que él ya está en la Casa del Padre, donde moran los justos.

Gracias Dr. Heredia por su vida. Gracias Dr. Heredia, por su ejemplo.

¡Descanse en paz!