Ayer el país amaneció con la trágica noticia de un brutal asesinato y violación de una niña de 9 años. Esta noticia, lamentablemente, no es aislada ni exclusiva, es un hecho que se repite en los titulares de nuestros periódicos de forma regular.
Y es que, cuando se trata de niñez, la República Dominicana está en la lista de los países con las estadísticas más precarias: país número uno en matrimonio infantil y de los primeros en embarazo adolescentes en la región latinoamericana; violencia y abuso son prácticas de disciplina comunes en los hogares; las estructuras locales de protección son ineficaces y nuestros niños y niñas conviven con violadores bajo un mismo techo.
Estas cosas suceden, entre otras cosas, porque la niñez no es prioridad. Porque nos hemos acostumbrado a vivir en un contexto donde hay niños y niñas viviendo entre las calles y callejones de República Dominicana como algo normal. Porque seguimos manteniendo el concepto de “niñas de crianza” como si de una verdadera oportunidad se tratara. Porque seguimos permitiendo que una de cada cinco niñas se una o case con un hombre mayor, dejando la escuela, los juegos y cualquier posibilidad de construir un futuro digno. Porque nos quedamos impasibles cuando vemos una niña de 14 años criando otra niña recién salida de su vientre.
En estos días que se ha formado un nuevo gobierno, hay algunas instituciones clave que todavía están pendientes, no sé si por la dificultad de encontrar a las personas adecuadas o porque carecen de importancia estratégica comparadas con otras. Instituciones tan esenciales para el destino de los niños y niñas de este país como CONANI e INAIPI que deben apuntar a ser guiadas por mujeres u hombres profesionales comprometidos con conocimiento sobre la situación de la niñez y los retos que enfrentan, con valentía para posicionar los temas y el coraje para abordarlos. No pueden ser regalos ni favores, porque lo que tienen en sus manos es el futuro de esta nación. Las cabezas de estas instituciones tienen que sentir lo que viven las niñas y los niños, tienen que conocer sus desafíos y sobre todo, ser capaces de buscar soluciones innovadoras para resolverlos.
Por eso, el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) como órgano rector del sistema de protección y que el Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI), como responsable de gestionar la atención integral para los niños y niñas de 0 a 5 años, deberían ser vistas y tratadas siempre con prioridad. Ojalá ambas instituciones sean elevadas donde se merecen y lideradas con el compromiso y profesionalidad que los niños y niñas de este país se merecen”.