Así como hay que abolir las malas mañas sin considerar su abolengo, las mejores prácticas debemos adoptarlas sin importar su procedencia, o incluso precisamente por su inesperado origen, cuando circunstancias similares facilitan su adaptación a nuestro medio.
En Brasil se implementa a gran escala un revolucionario modelo de intervención temprana para combatir el agobiante círculo vicioso de la pobreza, que tanto allá como en República Dominicana tiene características intimidantes por su vetusto arraigo desde la colonia. Criança Feliz es un ambicioso programa de acompañamiento a las madres en apoyo de los hijos en la etapa crítica de su desarrollo, semanalmente durante los primeros 1000 días y con menor frecuencia hasta iniciar la escolarización. Basada en visitas domiciliarias a los hogares más necesitados de orientación y efectivos modelos de crianza, la metodología utilizada en Brasil es adaptada del programa “Cuidado para el desarrollo infantil” de UNICEF/OMS, destacando tanto el oportuno desarrollo afectivo/cognitivo como la salud/nutrición de los infantes, para potenciar su crecimiento integral durante toda la vida.
Hoy sabemos científicamente que esperar hasta que los niños acudan a las instituciones educativas formales es desperdiciar el valioso tiempo de los primeros 36 meses de rápido desarrollo neuronal, equivalente a condenar a muchos niños a desventajas afectivas y cognitivas difíciles de compensar tardíamente en los centros de atención inicial y escuelas primarias. Además, los estímulos necesarios para aprovechar el vertiginoso crecimiento neuronal de los primeros mil días de vida son mejor suplidos orgánicamente por los progenitores o tutores en el hogar que por extraños profesionales en ambientes estructurados. Sin embargo, muchas madres requieren de orientación y seguimiento para dedicar tiempo de calidad y estímulos apropiados a sus bebés, pues a su vez ellas carecieron oportunamente de esas atenciones en sus hogares. Muchas personas no saben cuán importante es hablar, cantar, reír/sonreír, y jugar con los infantes, y muchas más no conocen cómo hacer juguetes apropiados para las distintas fases del desarrollo infantil, reciclando objetos caseros o de fácil adquisición para el deleite de sus hijos y la multiplicación de las neuronas que potencian el aprendizaje y la creatividad. De ahí la importancia de las periódicas visitas domiciliarias de trabajadoras sociales especialmente capacitadas y motivadas para la misión de asistir a las madres a aplicar las mejores prácticas de la maternidad proactiva, así como monitorear el desarrollo y alertar en caso de requerirse intervención profesional por alguna necesidad especial del bebé.
No es la primera vez que se utiliza el recurso de las visitas domiciliarias de trabajadores sociales en apoyo de la mejor crianza de los infantes. Experimentos se han realizado, como en Jamaica desde la década del 1970, con resultados extraordinarios. En Cuba, desde mediados de los años ochenta iniciaron el programa “Educa a tu hijo”, con rotundos éxitos aunque las características son distintas en un contexto social y político muy diferente, que no hace fácilmente replicable esa experiencia. Más recientemente, en Perú un programa similar ya ha tenido 100,000 beneficiarios. Pero como todo en Brasil, las dimensiones de Criança Feliz asombran: es un ambicioso programa iniciado en 2017 con la meta de alcanzar a cuatro millones de infantes al finalizar el 2020, acompañando a cada familia durante los primeros 48 meses hasta su ingreso a la escuela. Al finalizar 2017 ya había más de 300,000 familias participando, cubriendo gran parte de la geografía del gigante sudamericano. Sin embargo, la lucha política amenaza con la sostenibilidad en el tiempo de esta agresiva cruzada contra la pobreza, aunque la inversión es de apenas 20 dólares por familia por mes, porque su impacto es a largo plazo y carece del relumbre faraónico.
Nosotros apostamos a Brasil en el largo plazo, a pesar de sus actuales traumas sociopolíticos, porque cuenta con un equipo de líderes comprometidos hasta el tuétano con la primera infancia. Brasil es afortunado, porque ese esfuerzo es dirigido por un obsesionado del temprano desarrollo infantil como medio para combatir la pobreza y la desigualdad de oportunidades durante toda la vida. Osmar Terra, médico y neuroocientífico, es diputado federal desde 2007, y fue recientemente ministro de Desarrollo Social y Agrario (2016-2018). Pero sobre todo, Terra ha sido el incansable paladín de la primera infancia en Brasil durante más de tres décadas. Cuando era secretario de salud de Rio Grande do Sul (2003 -2010), él “planeó e implementó el Programa Primeira Infância Melhor (PIM), que se tornó política pública de aquel estado en 2006.” El PIM, que ya había sido emulado en otros estados, fue el exitoso precursor a nivel estadual del hoy programa federal de visitas domiciliarias en apoyo de la primera infancia. Además, a partir de 2011 Terra logró el apoyo financiero del congreso brasileño y, en colaboración con la universidad de Harvard, desarrolló un curso de una semana sobre neurociencia y primera infancia para legisladores, jueces, fiscales y altos funcionarios federales y estaduales brasileños. Con diferentes fuentes de financiamiento se ha repetido el evento en Harvard en varias ocasiones, y a la fecha han participado más de 500 dirigentes de alto nivel, desarrollando un buen grado de conocimientos y compromiso con las políticas públicas que potencian agresivamente el desarrollo de la primera infancia. Terra ha formado una masa crítica de dirigentes políticos de todos los partidos, comprometidos con invertir en la primera infancia como punta de lanza para inducir un círculo virtuoso de desarrollo humano, a la brasileña. El diputado de Rio Grande do Sul fue también el autor y principal promotor de la legislación de vanguardia que en 2016 instituyó en Brasil el “Marco Legal de la Primera Infancia”.
Los dominicanos también debemos emprender el camino hacia el desarrollo integral, a la brasileña, dirigiendo esfuerzos para apoyar a las familias en su rol de primeros educadores con un masivo programa de visitas domiciliarias basado en la metodología de “Cuidado para el desarrollo infantil” desarrollada por UNICEF/OMS. Aprendiendo de la experiencia acumulada y éxitos de Osmar Terra con los programas Primeira Infância Melhor (PIM) y Criança Feliz, y adaptando las mejores prácticas a nuestro medio, podemos acortar las tres décadas que ha tomado a los brasileños implementar un programa que materializa la priorización de la primera infancia como política nacional.
https://bernardvanleer.org/es/cases/home-visiting-services-scale-amazon-basin/
http://earlychildhoodmagazine.org/es/la-necesidad-de-crear-un-marco-legal-para-la-primera-infancia/