Ismael, ni los sacrificios que han permeado tu vida, ni los dolores que la han pretendido empañar, ni las incomprensiones gubernamentales cubanas, te han quitado esa jovialidad y sonrisa sincera que siempre llevas contigo. Quizás  ahora con tantos compromisos internacionales, nos han acortado el tiempo de compartir de cerca, pero sigues igualitico por dentro…Y por fuera aunque creo que ahora estás más lindo que en  tus quijotescos enjutos veinte años. Es maravilloso sentir tu  cariño intacto cuando dices: “Querida Sandrita…”.  Y te acuerdas Ismael…,  cuando compartíamos  aquellas tardes en los altos de Quintero, en el salón de estudio de la Beca de la Universidad de Oriente después de subir aquella loma con ciento y pico de escalones. “Es Santiago de Cuba, no os asombreis de nada”, dijo Lorca. Nuestro Santiago, ciudad natal y de estudios universitarios  y de aquellas actividades  estudiantiles, éramos estudiantes pensantes y con discernimiento, cuestionadores del orden rígidamente establecido, de las cosas estereotipadas,   me enorgullezco hoy, pues somos profesionales con el criterio propio que Varela  y Martí nos inculcaron, nos enseñaron a pensar y a ser auténticos, sin mimetismos.

No imaginábamos que aquellas tardes concibiendo el boletín de la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios) de la Facultrad de Artes y Letras, sellarían nuestra hermanadad. Aquel proceso quizás era una profecía de la profesión a la que nos dedicaríamos. Y del buen sentido del humor que nos acompañaría, a pesar de los dolores que trae la vida. Te acuerdas Ismael…? Como reíamos con las caricaturas, y de los chispazos martianos en viñetas, y de hacer un boletín que  ni idea teníamos de dónde íbamos a poder a reproducirlo pues no había ni papel ni tinta nunca.  Hacer  “El Hidalgo”,  era una fiesta llena de simbolismos, analizo ahora. Desde el nombre mismo, ya lo era. Días como hoy, las remembranzas afloran. El tiempo no borra, solo atesora en la memoria los recuerdos que la sustentan y los sentimientos que la nutren.

A casa de tu abuela en el Caney fui. Tus hermanos y tu madre empezaron a ser, de alguna manera, como familia. Ella, tu adoración, era como mi Aurora para mí. Ella impregnó tu alma de candidez y amor. No hay una característica más intrínseca de tu personalidad que la pasión por tu profesión, a ella has dedicado toda tu vida. Bien lo sabía aquel niñito de 8 años que casi ni alcanzaba los micrófonos de la emisora provincial de Santiago de Cuba, lo sabía, y lo sabían también,  tu madre Tania y su adorada abuela te apoyaron.

Querido  Ismael, ni los años transcurridos ni la fama,  te han quitado tu jovialidad, sinceridad y sensibilidad humana que revelas en cada acción, reveladora de la nobleza de tu alma alimentada por los más nobles sentimientos que inclucaron abuela y familia. Eres luz de tus hermanos, orgullo de una madre sencilla y luchadora, y de un padre que aunque distante, siempre te amó.

Haber nacido, querido Ismael, un día 8 de septiembre, Día de la Virgen de la Caridad del Cobre, ofrenda a tu vida un ramillete de girasoles simbólicos. Nuestra Patrona te bendice y te ha dado una aureola de luz y sabiduría que no se aprende en academia alguna, se lleva en el alma, a lo que se añade el ser santiaguero de corazón y esencia, tan solidarios, sencillos y sinceros como solemos ser, también haber nacido en esa tierra calurosa, entre el verdor de las montañas y el mar, entre las tradicionales cuerdas de la trova, el son y la conga, impregna ritmo, y sabor caribeño a tu andar por la vida, a esa caribeñidad que llevas a flor de piel y que se te sale por  ojos, poros  y sonrisa, esa caribeñidad cubana en el decir preciso de la sólida formación humanista que sustenta cada una de tus palabras pero que sin esa idiosincracia de cuna santiaguera, caribeña, endulzada con la miel del Caney de las Mercedes y de todos los que te queremos bien, creo, no tendría el sabor criollo auténtico, original y único que tienen tus palabras dándose a ti con inusitada naturalidad y maestría, sí, porque tu decir no es académico, ni periodístico, ni del clásico y técnico comunicador, tu grandeza está más allá de los patrones y altas exigencias de un canal líder en América Latina como CNN en Español, tu grandeza está en tu decir desde el fondo mismo de la nobleza de tus sentimientos,  en concierto único con los fundamentados  pensamientos. Tu grandeza está en la bendición divina de Dios, de haber nacido el día de la Virgencita de la Caridad del Cobre en el seno de una familia sensible y sencilla, en una tierra de ensueños. Tu grandeza está en el gran ser humano que eres, en tu carisma y tu alma. ESa es la esencia:  andas con el corazón en las manos y en los labios.

Felicidades, hermano, en tu cumpleaños. LLegue a ti un girasol impregnador de luz, y en cada uno de sus rayos, vaya mi cariño sincero en el silencio de las horas. Sé feliz, yo lo seré también. Te quiero porque te quiero. Besos a Tania, a tus hermanos y a todos los que bien te quieren hoy.

Tu Sandrita de siempre.