Con relación al complejo tema haitiano y al plan de regularización de esos ciudadanos, han salido una andanada de patriotas de los más variopinto en el panorama nacional. Los ves y lees a través de los medios de comunicación, redes sociales y demás canales de información donde se llenan la boca lanzando improperios en contra de todo aquel que no comparta sus puntos de vistas.
Es gracioso leer a estos "patriotas" inflados de pecho, sean ya personas comunes, periodistas papagayos, políticos en contra de toda regularización o personas ligadas a distintos sectores de la vida nacional acusando al contrario de "traidor a la patria". Ridículo.
Cuando uno ve todo esto o recibe mensajes de todo tipo, se pregunta, ¿porqué estos patriotas del patio no usan ese mismo ímpetu para defender la real soberanía de este país, que no radica en la relación con Haití, sino más bien, en la corrupción gubernamental de cada uno de los gobiernos que nos ha tocado vivir?.
Haití no nos robará nuestra soberanía, tampoco ningún organismo internacional. Demasiadas voces exageran, desvirtúan la realidad de la situación haitiana en el país, prima el racismo en muchos en un país compartido y nacido bajo los mismos orígenes, y solo hacen hincapié en un solo punto (regularización) de tantas aristas que tiene el tema de las relaciones dominico-haitianas.
A estos patriotas que insultan por todas las vías de comunicación, deseo exhortarles que se enfrasquen con el mismo ánimo y denuncien con esa misma efervescencia a los políticos corruptos, a las instituciones del Estado que no hacen nada y sus empleados siguen cobrando por estar calentando sillas, a una justicia maltrecha, al mantenimiento de una carísima política exterior, al altísimo costo de los alimentos de primer orden gracias a la especulación de los comerciantes, que denuncien a todos aquellos que conocen que cobran en distintas dependencias del gobierno y nada pasa, a esa CDEE que cobra la tarifa eléctrica más cara del hemisferio y para colmo no siempre tenemos luz, y así un larguísimo etcétera
En ese sentido, lo anteriormente mencionado es lo que sí nos puede robar y empeorar nuestra soberanía, nuestro empuje como país en vías de desarrollo. Arremeter contra personas que no tienen la culpa de que tanto los distintos gobiernos dominicanos, responsables de la llegada de muchos haitianos al país desde hace décadas, que se han beneficiado de éstos sumado al empresariado dominicano y los nefastos gobiernos haitianos que tampoco hacen nada por sus compatriotas, pues este desorden es el resultado. La desgracia penosa de los ciudadanos haitianos es que ni en su propio país los desean. Es una lástima cómo se ha desbordado la situación y como el inoperante Martelly juntos con sus ministros eluden toda responsabilidad.
Tranquilos, nuestra soberanía no está en juego por los haitianos sino por nuestros propios políticos. Esos son los traidores..!