De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Industria y Comercio, al final del año 2017, el déficit habitacional en la República Dominicana estaba situado en unas 830,000 viviendas, en total, es decir, incluyendo el déficit cuantitativo y el cualitativo.
Destaca esta estimación, que el déficit cuantitativo, es decir las nuevas viviendas requeridas, había crecido durante los últimos 15 años, mientras que el cualitativo, o sea las viviendas por mejorar recuperables, había mantenido un comportamiento decreciente en ese período.
Se podrían señalar, entre otros, como las principales causas para que este déficit haya llegado a esta alarmante cifra, las siguientes:
El encarecimiento de las viviendas como consecuencia fundamental, del aumento de los costos de los materiales y componentes en general de una vivienda, lo cual tiene su origen en el hecho de que la mayoría de estos son importados o dependen de rubros de importación.
Tal es el caso del cemento, componente básico de nuestras viviendas, el que para su fabricación requiere de un gran consumo de energía eléctrica, que en el país resulta muy costosa y además de que las plantas productoras de cemento, requieren de grandes inversiones de capital en maquinarias y equipos importados.
La dificultad de una gran masa de la población del acceso a los préstamos bancarios, sea por las altas tasas de interés o por los bajos salarios devengados.
La falta de una política estatal clara y definida que sea capaz de contribuir de manera efectiva con el sector privado a fin de mantener un ritmo de construcción que vaya creciendo en la misma proporción que la demanda de viviendas.
La realidad en este sentido es que el estado y el sector privado, han venido construyendo anualmente menos de 20,000 nuevas viviendas y el crecimiento de la demanda anual duplica estas unidades.
El planteamiento que hacemos, que podría ser una solución a este grave problema, está basado en eliminar las causas principales que le dan origen al problema, es decir, llevar la vivienda, a un costo de adquisición y financiamiento accesibles a la gran masa de dominicanos que no tienen acceso a las mismas.
De manera puntual se plantea lo siguiente:
Programa de construcción de por lo menos 200,000 viviendas anuales en los próximos tres años en los barrios pobres y en las zonas rurales. Estas podrían ser 31 ciudades satélites, una por cada provincia y 3 en Santo Domingo.
Las viviendas a construir serían a ensamblar, con paneles M2 en las paredes y con un área de 40 metros cuadrados, que incluyen dos habitaciones, un baño, sala, comedor y cocina. Los servicios serían aproximadamente 5 metros cuadrados por vivienda.
Financiamiento a 50 años por el total del precio de la vivienda, a una tasa de interés no mayor de un 2%.
Tomando en cuenta lo planteado anteriormente, se tendría lo siguiente:
Para el financiamiento del proyecto, se sugiere que sea el Estado dominicano, que lo obtenga, de un país como China, que de seguro estaría interesado, toda vez que representaría un excelente negocio, por la venta de los componentes principales de las viviendas, como son las vigas, columnas y paneles.
Con el financiamiento planteado a 50 años, a una tasa de interés del 2% anual y con un costo promedio por vivienda de RD$ 1.1 millones, la cuota mensual seria de RD$2,902.00. No se incluye el precio del terreno que podría ser el único aporte que haría el estado dominicano.
Las conclusiones que se podrían extraer son:
Mas del 60% de la población dominicana, vive en viviendas alquiladas y pagan en promedio unos RD$ 3,000.00 mensuales y una gran parte se aloja en viviendas en muy mal estado y con no más de 25 a 30 metros cuadrados, por tanto, las condiciones del proyecto garantizan una recuperación del financiamiento, tomando en cuenta que pagarían lo mismo que están pagando actualmente en una vivienda alquilada y de menor calidad.
El financiamiento externo que se sugiere, se debe a que la banca nacional no puede llegar a la tasa de interés que se plantea.
El proyecto, aunque utilice una gran parte de los elementos que conforman las viviendas de origen importado, empleará una gran cantidad de mano de obra nacional, sin necesidad de importar mano de obra de nuestros vecinos.
Las cifras anteriores son estimadas y solo indicativas, en el momento en el que se considere ejecutar el proyecto planteado, se deberá hacer un estudio económico-financiero como es debido.
Finalmente destacar que, el ejercicio anterior es solo un ejercicio, pero estamos seguros que por este camino podríamos resolver el déficit habitacional de nuestro país.