No sé cuál es la política con la que entrenan a los Agentes de la DIGESETT, pero me imagino que tienen una, ya que todos parecen actuar con la misma lógica. Imagino que también tienen un riguroso sistema de supervisión con el que la institución logra que TODOS sus agentes, al tomar el control del tránsito en una intersección, apliquen fielmente la fatídica técnica de pretender vaciar por completo una vía, antes de darle paso a otra vía.
Cuando el Agente decide que basta de intentar descongestionar totalmente la vía a la que daba paso, las otras tres vías que colindan en la intersección ya están colapsadas, llenas de vehículos por todos los espacios por donde han podido adelantar.
De ahí en adelante, el resultado es un caos permanente en el tránsito, con el agravante de que el entaponamiento se va extendiendo en total descontrol, llegando a afectar a todas las demás vías cercanas a la intersección donde actúa el Agente de la DIGESETT.
Algunos han llegado a afirmar que la acción de los Agentes de la DIGESETT obedece a una estrategia del gobierno para inducir a un mayor consumo de combustible y ganar con los impuestos cargados a este producto. Otros, critican el que no se haya legislado sobre los horarios de los centros educativos y las instituciones públicas, las empresas y los centros comerciales, de forma tal que se desconcentre la movilización en las horas “pico” en las que se concentra la movilidad de casi toda la población. Hay quienes afirman que el mayor problema lo ocasionan las órdenes que le transmiten a los Agentes de la DIGESETT los oficiales que son seguridad de altos funcionarios, quienes van ordenando descongestionar las vías por donde se trasladarán con los funcionarios a quienes protegen. Lo cierto es que el problema es complejo y requiere de múltiples acciones.
El actual director de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), general de brigada Ramón Antonio Guzmán Peralta, afirmó recientemente en una entrevista que en el Gran Santo Domingo la congestión vehicular solo ocurre en horas picos y en determinados momentos.
El general Guzmán Peralta dijo: “Puede haber congestionamientos en determinados momentos en las horas pico, pero tapones per se no existen, porque para eso estamos nosotros que ayudamos a viabilizar el tránsito y todo ciudadano que sale a hacer su cotidianidad, sale a una hora específica de su casa para llegar a su horario de trabajo y lo hace a tiempo”.
Pienso que sería una buena práctica que los funcionarios del más alto nivel hicieran una “pasantía o baño de pueblo” un día a la semana, asumiendo desempeñar su agenda sin las facilidades que el cargo les brinda. Veamos algunos ejemplos:
- ¿Se imaginan al Director de la DIGESETT trasladándose en vehículos públicos hacia el Palacio Nacional para asistir a una reunión con el Presidente Abinader? Montado en un carro público por la 27 de febrero hasta la Dr. Delgado, donde se desmontaría para tomar otro “bajando”.
- Me encantaría ver a los funcionarios trasladarse sin las facilidades de los franqueadores que, para agilizar su paso, obstaculizan el tránsito fluido por las vías contrarias a la trayectoria del protegido, sin importar los tapones que produzcan, porque su único fin es agilizar el paso a su protegido.
El primer semáforo, diseñado por John Peake Knight, se instaló en Londres en 1868.
En los 153 años de existencia que cumplirá el próximo 9 de diciembre, los semáforos han demostrado ser un importante recurso que cumple su función de regular el flujo vehicular. Y este sencillo equipo mecánico y eléctrico funciona rotando alternativamente, mediante distintas señales lumínicas, la indicación de paso por las diferentes vías de las intersecciones donde funcionan.
Llamamos "Teoría del Chorrito" a la metodología sobre la cual se programan los semáforos, los que van dando paso por breves lapsos de tiempo a cada una de las vías de la intersección, asegurando así un movimiento alternado que propicia que las vías no lleguen a congestionarse, manteniendo un flujo de vehículos intermitente en cada vía. Como resultado se obtiene un avance alternado en todas las vías que concurren a la intersección.
Convendría que las autoridades de la DIGESETT incluyan en las capacitaciones de sus Agentes una sesión, o quizás todo un curso, en donde se les explique detalladamente la "Teoría del Chorrito", incluyendo una sesión práctica de campo en la cual los Agentes observen, analicen, descubran y describan la lógica con la que se programan los semáforos y evalúen su efectividad en la gestión del tránsito en las intersecciones donde funcionan. En una segunda experiencia de campo, se podría pedir a los Agentes que observen una intersección en donde un Agente experimentado ha tomado el control del tránsito. La experiencia debe incluir moverse a lo largo de las distintas vías que concurren a la esquina asignada, para que aprecien la magnitud de los entaponamientos provocados por el manejo del o de los Agentes actuantes.
Más de una vez he escuchado a conductores que no entienden por qué, si los semáforos están funcionando, los Agentes de la DIGESETT entran, se colocan debajo del semáforo y asumen la gestión del tránsito vehicular.
Muchos conductores consideran que los semáforos gestionan bien el flujo vehicular. Si es necesario se podría buscar la posibilidad de hacer una programación distinta para las horas pico, de forma que se pueda gestionar mejor el tránsito de acuerdo a los flujos típicos de esas horas. Estoy seguro de que el ITLA podría ofrecer alternativas en el desarrollo de un programa que pueda controlar el flujo vehicular de acuerdo a las horas o al congestionamiento de las vías.
Hoy que hablamos de la Industria 4.0, deberíamos aprovechar la tecnología para ordenar el flujo del tránsito vehicular de una forma más efectiva a través de sensores y programas inteligentes, aunque eso quizás resulte irritante para quienes, abusando del poder, violentan el derecho de los ciudadanos, asumiendo favoritismos en las facilidades para sus desplazamientos.
Quizás por eso el Director de DIGESETT dijo que no hay tapones en el Gran Santo Domingo, porque desde su vehículo, con los franqueadores que le acompañan y la comunicación con los Agentes apostados en todas las intersecciones por las que él o ella pasará, su tránsito es fluido y ciertamente, para él no hay tapones, ni siquiera en las horas pico. Quizás a eso se refirió cuando dijo "tapones per sé”.
Los Agentes de la DIGESETT serían más efectivos sancionando a los infractores de las reglas de tránsito, como son los que pasan el semáforo en rojo, los que cierran el paso de los demás por quedarse en el medio de la intersección, los que violentan y amenazan a los peatones al subirse a las aceras para adelantarse a algunos de los vehículos que le preceden, etc.