Las administraciones del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), contrario a sus prédicas, se han ejercido bajo un esquema de súper-corrupción, obvia para toda la población nacional e internacional y ranqueada como una de las más altas, conforme los reportes anuales de Transparencia Internacional. En el liderazgo del PLD, los que no son señalados como corruptos, son cómplices. Con los dineros públicos se jactan, se exhiben, avasallan y compran adherencias, tal como si fuera mercancías en un mercado árabe.
Por años, los cuestionamientos y sometimientos judiciales realizados contra el presidente del partido, su secretario de organización, secretario de finanzas y otros, sin ningún resultado de sentencia condenatoria no obstante las evidencias. El PLD, ha dañado el Sistema Judicial y convive con su propia mugre. En adición, el penoso caso del suicidio del arquitecto David Rodríguez, debido a la inconcebible extorsión cometido en la OISOE; el caso de Los Tucanos, los problemas de corrupción en las construcción de las escuelas públicas; los casos de aduanas de Santiago, etc., han prohijado la inseguridad ciudadana, el consumo y tráfico de drogas, entre otros males sociales.
Además, la supernumeraria nómina pública en todos los frentes, el excesivo sueldo de los funcionarios, sustraen los recursos para los servicios de salud, agua potable, transporte, energia y educacion.
Como si nos faltase más por ver, surge el mega soborno de la ODEBRECHT, no como nada propio, sino por la presión internacional y que nos ha dejado atónitos a todos y peor aún, la ciudadanía no confía en las acciones emprendidas por la Procuraduría General de la República y mucho menos con la cuestionada e innecesaria Comisión de Notables.
Lo descrito más arriba, es una radiografía superficial de un paciente que pudiese morir en el quirófano, de no aplicarse el remedio (cero impunidad), aclamado por un significativo segmento de la población, manifestado recientemente, en la marcha del pasado 22 de enero.
Con semejante escenario, surgen los conatos de insubordinación de algunos miembros de la Policía Nacional, que ya no encuentran como hacer escuchar sus reclamos, para que los “sueldos cebolla” sean dignificados. Igualmente, ocurre con los miembros de Las Fuerzas Armadas (activos y en honroso retiro), donde también se han manifestados por las redes sociales, las penurias y padecimientos debido a los bajos salarios imperantes al tiempo que se le niega lo que establece su propia Ley Orgánica 139-13, por lo que deben mendigar su cumplimiento. Es muy penoso, que solo los que están “enllavados” politicamente, muestran adherencia al partido gobernante o por amiguismo, pueden disfrutar lo que dicha ley garantiza a todos sin excepción.
Este cuadro de desigualdad e inequidad, está produciendo los conatos de insubordinación en ambas instituciones, que son fundamentales para garantizar la paz pública y la democracia del país. Nunca antes, el irrespeto a los superiores, fue tan evidente, que pena. Y con una situacion asi ¿Quienes no protegerán? ¿Quienes nos defenderán? ¿Quienes pelearán contra quienes?
Quien sepa analizar la situación, que la analice. Quien sepa leer, que lea. Quien sepa escuchar, que escuche. Y quien tiene que resolver, que resuelva…de lo contrario podría írsele de las manos la situación.