He querido dirigir mi petición al presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Leonel Fernández; y al secretario general, Reinaldo Pared Pérez, son las principales autoridades partidarias. Además de que ambos me conocen o tenemos algún tipo amistad. Y, al conocerme, saben sobre mi amor hacia el profesor Juan Bosch y todo el proceso de fundación del PLD y la adquisición de su Casa Nacional.
Es para que Leonel o Reinaldo intervengan, por un asunto puramente humanitario, en la desestimación de la querella “por atentado terrorista” que tiene el PLD contra el joven de La Romana, Ángel Ciprián Ramírez, acusado de lanzar dos bombas molotov al local peledeísta. Es un joven de buena familia, pero con evidente desequilibrio mental. Eso lo sabe todo el mundo en La Romana. Según las certificaciones médicas, recibe tratamiento psiquiátrico desde el año 2011. Sería un gesto noble que un alto dirigente del PLD llame a la madre (ella pasa un momento muy difícil) y le informe que están retirando la querella. Su padre es un conocido historiador romanense, Órbito Rodríguez (Felín), y su madre, una profesora que laboraba en la oficina local de Turismo.
Cuando emitió el dictamen de tres meses de prisión preventiva, el juez Alejandro Vargas dijo que está enfermo, tiene desequilibrio mental, padece de depresión y que no es un terrorista, como se queja que quiere la parte querellante hacer creer. Indicó que tanto él como el Ministerio Público y los abogados del PLD son conscientes de su condición mental. “Ustedes no son médicos, ustedes no son psiquiatras, yo tampoco, pero hay que entender que los problemas que él tiene, desgraciadamente, son los menos comprendidos por la Humanidad… Es la peor de las enfermedades”, explicó.
Es lógico suponer que si hubiese tenido la intención criminal-terrorista espera que en el lugar tuviesen reunidos muchos militantes para tirar los artefactos: Precisamente en esa parte (del lado de la calle Cervantes) es donde usualmente más personas se reúnen en actividades partidarias. A esa hora, a las tres de la tarde, sólo estaban allí el gobernador de la Casa Nacional, José Paulino y la señora que se encarga de la venta de los libros de Bosch. Lo estoy contando detalladamente, puesto que por coincidencia estaba comprando el libro “El Pentagonismo, sustituto del imperialismo”.
Los daños a la propiedad fueron mínimos, Paulino, muy diligente, apagó el fuego con un extintor. El daño a la pared fue insignificante, sólo sufrió un poco la pintura del mural de Alberto Bass. A la media hora de pasar el hecho varios obreros pintaron nuevamente la pared. Otro elemento que confirma los problemas siquiátricos es que cuando la seguridad del lugar lo apresa decía cosas sin coherencia.
Bastaría con hacer una simple investigación en La Romana donde se le conoce en diversos círculos sociales como una persona inteligente, pero con problemas psiquiátricos. En el 2011 era estudiante de medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pero duró un tiempo desaparecido. Al aparecer dijo que estaba en una montaña estudiando, meditando y que supuestamente se comunicaba con Dios. Esa desaparición consta en portales web de noticias de la fecha, en la que se informaba sobre la preocupación de sus compañeros de estudios, amigos, familiares.