Al fin, después de tantas vueltas innecesarias, cuyos principales perjudicados fueron miles de pacientes pobres afectados por las huelgas y suspensión de servicios en los hospitales públicos, la directiva del Colegio Médico y el gobierno retoman el camino sensato del diálogo, que nunca debió interrumpirse.

Fue la propia Ministra de Salud quien en un gesto inesperado rompió el hielo, al abandonar su despacho y salir al encuentro de los manifestantes del sector salud que marchaban sobre la sede sanitaria para sostener sus reclamos. Fue una audaz iniciativa que, por suerte, en una demostración de sensatez, fue entendida, acogida y compartida por la contraparte médica.

Donde había hostilidad se abrió un espacio de necesaria tolerancia e inclinación al entendimiento que se manifestó de inmediato con la decisión de la directiva profesional de suspender la nueva huelga hospitalaria que habían decidido y anunciado.

El reinicio formal de las negociaciones tendrá lugar la semana que viene con el aval que representará la participación en las conversaciones del Ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo.

Obviamente para que las conversaciones tomen un giro positivo y marchen en progreso, será preciso que de parte y parte se depongan actitudes extremas y se llegue a entendidos razonables y posibles.

Se entiende de sobra que tanto los médicos como las enfermeras y los demás trabajadores del sector salud requieren de mejores salarios, al igual que los pensionados. Ahora bien, los incrementos en este sentido solo podrán ser satisfechos sobre la base realista de un presupuesto deficitario, que ya está comprometido y que requerirá de determinados ajustes para poder soportar la erogación de los aumentos. Esto requerirá elasticidad por parte del gobierno y comprensión por la de la directiva gremial para llegar a un entendido razonable y posible.

De igual modo, el reclamo de un cinco por ciento para el sector salud que sería totalmente irreal esperar que pudiera aprobarse y ejecutarse el presente año y que dado el incremento que representaría sobre la partida actualmente asignada, pudiera llegar a superar la cifra adicional de 100 mil millones de pesos, superando ampliamente el 4 por ciento del PIB que recibe Educación, por lo que es más que probable que el acuerdo a que se pueda llegar en sentido sería de hacerlo en forma gradual en el curso de los próximos dos o tres años.

Por lo demás, la mejoría en el equipamiento y el adecuado suministro de medicamentos y materiales a los hospitales de la red pública, ampliar hasta donde se requieran los servicios de cuidados intensivos, las condiciones a veces en extremo limitadas en que médicos, enfermeras y el resto del personal desarrollan sus labores, la cantidad de camas disponibles y las atenciones a pacientes ambulatorios y en internamiento, debe ser acogida como una demanda de atención inmediata.

Esperamos que el diálogo fructifique y sobre todo, que deje abierta las compuertas para que cualquier conflicto futuro sea negociado y solucionado por la vía del diálogo, en base a la sabia sentencia de que “hablando es que la gente se entiende”, sin dar lugar a nuevas medidas extremas que lesionen el sagrado derecho a la salud de quienes más lo necesitan: los pobres pacientes pobres, que no disponen de ninguna otra alternativa.