Las imágenes políticas transgreden el mundo social dominicano. Sin embargo, los contextos de pérdida económica de una propaganda y una campaña políticas donde por lo menos cinco miembros del gobierno central, han optado por hacer propuestas presidenciales y conocidas ejecutorias gubernamentales para el futuro inmediato del país.

El movimiento de disidencia política al interior del partido de gobierno ha progresado en la última fase de la campaña política y electoral, retomando un discurso de derechos y deberes en la actual coyuntura electoral, en la que el “ejército” de líderes de base medios y de la alta dirigencia han esperado su turno al bate justificando una política de clientela y precio.

Sin embargo, la espera traumática y táctica ha revelado una verdad que a su vez golpea el marco de posibilidades de una militancia que otrora fuera paciente, debido a la llamada “disciplina interna de partido”. La élite engreída del “partido” se apropió de derechos, bienes, funciones, reservas de todo tipo siguiendo los caminos de la “dolce vita” gubernamental y destruyendo los símbolos, metas y proyectos de una “liberación” ficticia que profana, ensucia, equivoca y traiciona el viejo ideal a favor de los derechos democráticos y legítimos propalados por su fundador.

De ahí la pérdida del lema: “Servir al partido para servir al pueblo”. Dicho enunciado frásico no espera ya el fin del mismo. El desfase y el choque visibles entre la práctica, el discurso y sus circunstantes ideológicos, motiva otra reflexión que desvirtúa al “servidor del pueblo”, excusa y estafa moral que implica una alta traición a los principios que rigen la corporación política denominada PLD y sobre todo el vandalismo político surgente de la misma.

En efecto, lo que anuncia y enuncia para el futuro que es el presente de una práctica y un discurso se lee en los juegos violatorios de un programa de agravios políticos y sociales distante de las ideas del fundador del PLD.

Pues ya esta confederación política ha dejado de servirle al partido mismo y al pueblo que era y es su pretexto para el presente programa demagógico de apropiación del Estado-gobierno. ¡Una evolución política, irónica y ejemplar hacia el cinismo devastador de Estado! Eliminación de la pobreza .La República digital. Eliminación del analfabetismo. Toda una revolución social sin días ni noches de dolor ni amargura. La monstruosa farsa ha cogido su camino y su espacio de actuación.

Es importante destacar los esfuerzos que hacen los diferentes líderes de la confederación peledeísta para quedarse en el gobierno que es la base de su poder, construyendo una fábula que el país no tiene cómo soportar. La resistencia ante un régimen que se establece sobre una plataforma autoritaria de “consenso”, se lee en la superficie de ese significante-significado político atravesado por historias y crisis fatales para la nación, el sujeto, la paz y el desarrollo del país.

Las imágenes políticas que se exhiben en todo el ecosistema político nacional de nuestros días, demuestran y a la vez presentan un sobrepeso y a la vez una sobreactuación del gobierno actual en cuanto a imponer su idea de necesidad de mando , de triunfo inminente y obligatorio de su (s) candidato (s), lo que implica un costo, un precio y a la vez una inversión activada por el propio gobierno y por los “ignotos” que respaldan dicha fórmula política.

El caso de los diferentes discursos electorales que forman parte de los discursos políticos de confrontación en la actual campaña comercial de lo político y las políticas exhibidas en todo el ecosistema publicitario de la partidocracia dominicana, el síntoma y la pulsión, presentan un escenario confuso, opaco, poli-rizomático, apenas explicado por una sociología empírica y crítica que podría interpretar y explicar comportamientos referenciados y a la vez alterados por la publicidad dominante del Estado-partido y el Estado-gobierno actuales.

La saturación publicitaria de las políticas exhibidas desde un exceso de dominación, oculta un mecanismo que, sin embargo, facilita una visión muy particular y un caso bastante singular del mapa político y electoral dominicano en lo concerniente al debate, las acciones y las diversas casuísticas conflictivas que conforman el escenario y el sistema de actores en la actual “contienda electoral”.

La guerra propiciada por las empresas privadas de datos pronósticos, arquitecturas numéricas, muestrales y en fin, cuantitativas, se alejan considerablemente del universo-mundo (UW) local en cuanto a las acciones y actores que conforman las diversas, ajustadas o desajustadas imágenes del mundo real dominicano, las representaciones congruentes o incongruentes que han surgido de las propuestas y actores representantes de los diversos partidos o corporaciones políticas de bloques conformados como unidad y proyecto para un próximo gobierno, luego de las elecciones del 15 de mayo del año en curso.

Hasta ahora, los datos presentados y facilitados por Participación Ciudadana (PC) y por la Gallup suturan los relatos políticos, programas asumidos y cuerpos de representación hasta hoy existentes en el espacio electoral y político dominicano. El dato numérico utilizado para dislocar el mundo político real se vale de líneas autorizadas, alejadas, sin embargo, de las verdaderas imágenes de mundo reveladoras de acciones y hechos que contrastan con la verdadera realidad.

El tránsfuga y el transfuguismo han logrado descolocar lo real-político en la línea de un vicio ideológico predominante en el marco político actual. El conservadurismo y la para la República Dominicana, desmantela lo poco que ha quedado de la tradición política y democrática del país. En tal sentido, gran parte de lo que se denomina “oposición” en el país,adquiere líneas de apariencia y de realismo que huyen del suelo mágico y hasta real de la política dominicana.