Conferencia organizada por NAPSA en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, 27 septiembre 2014
Agradecemos la invitación de la N ap Sove Ayiti (NAPSA) y felicitamos la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) por acoger esta actividad. La ponencia cuyo tema vamos a presentar, Construir el futuro de las relaciones entre la República Dominicana y Haití será apoyada por la firma del libro que acabamos de publicar Muletas – Continuidad y Rupturas en las relaciones entre la República Dominicana y Haití.
El libro es un llamado a los dominicanos y haitianos para cambiar la ruta ambigua en la que las élites están transitando por más de dos siglos. Nuestro enfoque es combinar el pasado y el presente para pedir la construcción de un futuro diferente. Esta construcción implica un trabajo que ayude a cambiar las estructuras mentales de forma que las neuronas funcionen mediante la eliminación de los lapsus creados por los que hacen y deshacen las noticias. Desde que asumió la presidencia François Duvalier, quien nos dio a su hijo de 19 años como presidente vitalicio, trece años más tarde, la sociedad haitiana se ve afectada por la fuga de cerebros que ha provocado la catástrofe actual. Es decir, un carnaval de mal gusto (madigrature) con estupideces (magigridis) apoyadas por la comunidad internacional. Como dijo recientemente el escritor haitiano Frankétienne, « Ahora más que nunca, son tangibles los resultados de los madigratures políticos tragicómicos, magigridis adversos poco saludables sufridas por el país completo[1]. »
Muletas es inseparable de nuestro deseo de informar al lector para ayudarle a salir del laberinto en el que está confinado. Reuniendo obras realizadas en los últimos 32 años, el libro ofrece una reseña histórica y filosófica de las relaciones económicas y políticas entre los dos países registrándoles en la problemática articulada por Régis Debray[2] sobre la transmisión de información. Esta problemática que el autor francés llama mediología distingue tres etapas en la historia de la transmisión de la información: la logosfera, donde la información se transmite de forma oral; la grafosfera, donde la información se transmite en forma impresa; y videosfera, donde la información es transmitida por la imagen. En Muletas, preferimos el papel de presentar las ideas a un examen crítico para combatir las interferencias de las pistas que siguen siendo demasiado fácil en la blogosfera, esta construcción de la Internet, que aún no ha implementado las etiquetas de su propia regulación. La obra Muletas intenta de reintegrar la problemática de las relaciones entre nuestros dos países en su historicidad.
Por otro lado, Muletas subraya la necesidad de que nuestros hermanos dominicanos rompen con la alineación del pasado colonial racista que está en las mentes. La jerarquía etno-racial producido por la colonialidad del poder está presente en la isla. Inicialmente practicada en el tráfico de mano de obra haitiana, organizado por las empresas estadounidenses desde la ocupación de los dos países en el siglo 20, esta colonialidad continúa desde entonces. Institucionalizada por el trujillismo manipulando la subjetividad dominicana a través de la degradación sistemática del haitiano, la colonialidad suplanta el colonialismo clásico. Como matriz de poder, se impone una clasificación social de « raza »[3] que se utiliza para justificar la explotación de los trabajadores haitianos.
En su libro La otra Historia dominicana, Frank Moya Pons[4], hizo la historia de la clasificación de la población de su país en referencia al color de la piel. Los términos Pardo, Mestizo, Mulatos, Moreno, Prieto han perdido las connotaciones sutiles que tenían en el siglo XIX. La clasificación vigente en la actualidad consiste en Blanco (de la tierra), Negro e Indio. Esto es lo que se puede ver hoy en los documentos de identidad de los ciudadanos dominicanos. Sin embargo, el término Negro mantiene una connotación malsana que se refiere estrictamente a los haitianos considerados como una plaga, bueno para ser tratado como esclavos. Estas expresiones utilizadas en la conversación diaria traducen la castración de la individualidad sometida a la presión social que también se refleja en otras palabras como « pelo malo » y « pelo bueno ».
La complacencia de la amnesia
La contribución de Moya Pons es de subrayar el impacto de las imágenes racistas y del anti-haïtianismo sobre las relaciones entre la República Dominicana y Haití. Muletas indica cómo el TC 168-13 representa una faceta del anti-haitianismo y está registrada como un elemento crucial en su fortalecimiento. La perspectiva racista es la idea básica detrás de este TC juicio 168-13, ya denunciado en 2007 por Alberto Despradel Cabral[5], ex Embajador de la República Dominicana en Haití. La nueva generación dominicana se hizo cargo con el mismo aliento de elevación y un espíritu pionero que se exponga la impostura.
Es el caso con el escritor Junot Díaz que escribe, «El anti-haïtianismo es una ideología racista, ya sea practicada por Francia, EE.UU., República Dominicana o las élites haitianas[6]. » Es importante tener en cuenta y trabajar activamente por el triunfo de la inteligencia sobre el inconsciente colectivo de manera que llegará un momento en que podremos definir nuestra identidad diciendo con el astrofísico vietnamita Trinh Xuan Thuan « Somos lo que sabemos »[7]. En el momento en que Laniakea[8] (horizonte celeste enorme) está a la orden del día, una nueva forma de ver las cosas es imprescindible para salir de nuestro vacío.
Estamos de acuerdo con el autor del 18 Brumario de Luis Bonaparte que « el peso de las generaciones muertas pesa mucho en la mente de los vivos. » En otras palabras, hablando de las relaciones dominico-haitianas, el trujillismo representa el peso de las generaciones muertas, sobre los gobiernos subalternos de Haití de 1930-1961. Karl Marx no podía decirlo mejor porque el cerebro es el centro del cuerpo, todo tiene que empezar por ahí, por la capacidad de memorización, siendo este elemento crucial para nosotros de forma que permita tener la capacidad de discernimiento, seleccionar, codificar y memorizar toda información de que disponemos.
Muletas es parte de la necesidad de volver a conectar la juventud con el tiempo y el espacio para que funcione normalmente, reconociendo diferentes vías para una evaluación correcta de las políticas o de las opciones disponibles y por tanto contribuir de forma efectiva a la construcción del futuro. Es importante no quedarse, sencillamente, en la anécdota y llegar al fondo de las cosas, tanto en el caso de la captura del Presidente Sylvain Salnave por el general Cabral en 1870 que la de la reciente captura del fugitivo Clifford Brandt en 2014 por el ejército dominicano. La complacencia de la amnesia que alimenta de realidades insostenibles apoya complicidades degradantes.
El anti-haïtianismo como ideología dominante
No es posible hablar de las relaciones entre la República Dominicana y Haití, sin discutir el anti-haitianismo como ideología dominante en la parte oriental de la isla. En relación con este tema, Junot Díaz explica que «tenemos que encontrar una manera de conseguir sacar a nuestras elites de entre nosotros. Ellas han hecho más para promover la circulación del odio y la sospecha que nadie. Sigo imaginando lo que sería posible, si nuestras élites no estuvieran gritando en nuestros oídos constantemente[9]. » El discurso que legitima la violencia contra los Haitianos mantiene la irresponsabilidad y la internalización por el pueblo dominicano de políticas concebidas por sus elites del tiempo de Trujillo. El pensamiento progresista dominicano está muy preocupado con este anti-haitianismo que es un secreto a voces de las relaciones entre los dos países.
Estudiando en concreto el tema del anti-haitianismo, el Dr. Silvio Torres-Saillant, otro dominicano, nos ofrece la ocasión para aclarar la cuestión. Sin tratar de descargar las elites dominicanas de toda responsabilidad, su enfoque ofrece un análisis detallado del anti-haitianismo que está presentado como un componente fundamental de la modernidad capitalista global[10]. Al dar un duro golpe a los intereses esclavistas y a las teorías de la superioridad racial de los blancos, la revolución haitiana de 1804 comenzó un proceso de regeneración del mundo negro y se ha quebranto para siempre el principio de la hegemonía racial enmascarando la estrategia de acumulación primitiva de Europa. Acumulación realizada al través de la corrupción, la colonización, el genocidio, la coerción y el despojo de los pueblos de color.
Para el Dr. Silvio Torres-Saillant, «lejos de ser una creación dominicana, el “anti-haitianismo” tiene una larga historia con profundas raíces en el pensamiento occidental. Si miramos el asunto con detenimiento, entenderemos con facilidad el anti-haitianismo como un recurso ideológico de la imaginación racial que acompañó el surgimiento del capitalismo cristiano sobre todo a partir del siglo dieciocho. Los dominicanos apenas operan como herederos menores de un cuerpo de saberes y prejuicios acumulado por siglos en la historia del anti-haitianismo occidental. Cuando los intelectuales trujillistas a partir de la primera mitad del siglo veinte escribieron sus diatribas antihaitianas, no fungieron más que como papagayos rumiadores de unas prácticas discursivas superiores en virulencia y sofisticación a las que sus plumas penosas pudieran aspirar a externar[11]. »
De hecho, el antihaitianismo destacado por las potencias blancas contra Haití, bastión de la libertad contra la esclavitud, continua sobre todo en las relaciones que se desarrollan entre la República Dominicana y Haití. Las ocupaciones haitianas de la parte oriental de la isla bajo los gobiernos de Toussaint, Dessalines y Boyer son manipuladas y presentadas como consecuencias del dicho imperialismo haitiano. A pesar de la contribución de Haití para la restauración de la independencia dominicana, muchos líderes dominicanos como Gregorio Dupéron (Luperón), Ulises Heureaux, etc. se ven obligados a distanciarse de diversas maneras de sus orígenes haitianos. Vale la pena notar que los orígenes haitianos del presidente dominicano Ulises Heureaux (Lilís) y sus rasgos negroides fueron utilizados por Eugenio María de Hostos[12] y otros inmigrantes blancos que le trataron de mañé (término despectivo y racista usado para insultar a los haitianos).
Pero las relaciones entre los dos pueblos evolucionan a pesar de las contradicciones dentro y entre sus respectivas élites. Muletas traza esta evolución que se hace significativa al principio del siglo XX, cuando los trabajadores haitianos comenzaron a emigrar a la República Dominicana bajo la ocupación estadounidense para trabajar en la agricultura y las obras públicas. Según el dominicano José del Castillo, es el secreto mejor guardado [13] de las relaciones entre los dos países. Hablando como el historiador Frank Moya Pons, digamos que el antihaitianismo histórico se muda entonces en el antihaitianismo del Estado[14] con la toma del poder del general Trujillo en 1930. El desprecio contra los haitianos por la élite intelectual dominicana se convierte en evangelio bajo las plumas de Arturo Peña Battle, Emilio Rodríguez Demorizi y Joaquín Balaguer. Llegan a construir una barrera psicológica para evitar la identificación con el haitiano[15]. Sus trabajos encuentran hoy sucesores indignos con la corriente de la criminalidad llamada « tigueraje intelectual » tal como lo describe sabiamente el profesor Silvio Torres-Saillant[16].
La determinación de lo absurdo se ve en la forma en que los haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana son tratados, no sólo en las refinerías de azúcar, sino también por ciertos periodistas. Durante los recientes disturbios, tras el asesinato por la policía de un joven haitiano de 20 años, Yanisel Yan, el 20 de septiembre 2014 en el distrito el 27 de febrero de Santo Domingo, la propaganda está introduciendo constantemente haitianos como salvajes que crean una sensación de miedo entre los dominicanos. La evolución de las relaciones haitiano-dominicanas no tiene que pasar por el camino del absurdo odio anti-haitiano que lleva al miedo, y al enfrentamiento. Tal como se expresa el dominicano Diógenes Abréu, « Los dominicanos tenemos que enfrentarnos a la realidad: el futuro de la isla depende del trabajo colectivo y respetuoso de ambas naciones (Haití y Republica Dominicana). Continuar discriminando contra los haitianos para serle fiel a une retórica patriotera huera, sólo retardará la posibilidad de disfrutar de los beneficios resultantes del trabajo mancomunando entre haitianos y dominicanos[17]. » (Ver segunda parte)
[1] Frankétienne, « Là où tout finira », Paris, Long Cours, été 2014, p. 20.
[2] Régis Debray, Cours de médiologie générale, Paris, Gallimard, Bibliothèque des Idées, 1991.
[3] Aníbal Quijano, « Race » et colonialité du pouvoir », Paris, Mouvements, n° 51, 2007.
[4] Frank Moya Pons, La otra historia dominicana, Librería La Trinitaria, 2008, p. 137-168.
[5] Eddy Beltre, « Ex embajador dominicano en Haití, Alberto Despradel, afirma en la República Dominicana si existe racismo contra los haitianos/as», Espacinsular, 25 de Octubre de 2007.
[6] Junot Díaz, Junot Díaz, « El antihaitianismo es ideología racista, sea practicada por Francia, EE.UU, RD o las élites haitianas », Servicios de Acento.com.do., 9 de agosto de 2014.
[7] Trinh Xuan Thuan, La mélodie secrète, Paris, Gallimard, Folio, 1991, p. 13.
[8] Elizabeth Gibney, « Earth’s new address: “Solar System, Milky Way, Laniakea” », Nature, September 3, 2014.
[9] Junot Díaz, « El antihaïtianismo es ideología racista…», op. cit.
[10] Silvio Torres-Saillant, « El anti-haitianismo como ideología occidental », Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Université de Costa Rica, Vol. 9, número 10, 2012.
[11] Ibid, p. 18.
[12] Jean-Marie Théodat, Haïti et la République dominicaine. Une île pour deux, Karthala, 2003, p. 247.
[13] José del Castillo, « Las emigraciones y su aporte à la cultura dominicana (Finales del siglo XIX y Principios del siglo XX) », Eme Eme, Volumen VIII, número 45, Noviembre/Diciembre 1979, p. 37.
[14] Frank Moya Pons, « Antihaitianismo histórico y antihaitianismo de Estado », Diario Libre, December 5, 2009. Voir aussi Bernardo Vega, « El antihaitianismo como instrument », El Caribe, September 19, 2005.
[15] Maritza V. Núñez Ureña, « La racialización del nombre negro en República Dominicana », Cuadernos de Literatura del Caribe e Hispanoamérica, Universidad del Atlántico, Columbia, Enero-Junio de 2009, p. 167.
[16] Silvio Torres-Saillant, El Tigueraje Intelectual, 2 nd edition (1 st ed. 2002), Mediabyte, Santo Domingo, República Dominicana, 2011.
[17] Diógenes Abreu, Sin haitianidad no hay dominicanidad, Santo Domingo, Editora Nacional, Republica Dominicana, 2014, p . 33.