Mi reflexión, improvisando una interpretación de los hechos ocurridos el pasado 6 de enero, en Washington DC. Sin otros datos que los medios de comunicación de ese país, escribí para ordenar mis ideas lo siguiente a las 7.15pm de ese mismo día. Quizás ayude a reflexionar a alguien qué y por qué sucedió lo que medio mundo sintió crédula o incrédulamente el pasado día de los Reyes Magos.

No soy ni admiro el maniqueísmo, ni el político ni el moral y mucho menos el teológico. No acepto que los buenos son éstos y los malos aquéllos. Tampoco que podamos separar en medio del corre corre de la historia, con talante justiciero, el trigo de la cizaña.

1.-

Pero me parece estar ante el penúltimo capítulo de un golpe de Estado de naturaleza trinitaria, es decir, en tres momentos, como el aceite comercial de Tres en Uno de Estados Unidos y no solo de Hollywood. Uno en el que la sangre no rueda a raudales lamentablemente como en tantos otros, pero con la misma intención subjetiva de atracar el poder del Estado.

   a.- Primero de los tres golpes verificables: golpe al poder judicial de USA, pues luego de 62 fallos judiciales y dos adicionales de la Suprema Corte, se alega que hubo fraude. Sin aportar pruebas objetivas y ratificadas en la justicia. Es decir, el poder judicial no tiene valor y puede decir lo que le de su gana, pero podemos prescindir de esa instancia constitucional.

   b.- Segundo de tres: golpe al estado a la república federada de USA: golpe de Estado contra 50 Estados federados en una república, dado que se pretende ignorar o al menos desconocer la autonomía electoral de cada uno de estos y por eso se apela al gobierno federal (sito en Washington DC) a que resuelva quién ganó y quién perdió. Estados como Wisconsin, Georgia, etc., valen tanto como un cero a la izquierda. Sus leyes tampoco, y sus funcionarios y la certificación de sus respectivas autoridades y poderes (ejecutivo -gobernador-, legislativo -representantes estatales-, judicial -cortes estatales y corte suprema de cada Estado- pueden decir, comprobar, verificar, certificar lo que quieran, el asunto hay que resolverlo en Washington y punto.

   c.-  Último de los tres golpes verificable: acto putschista del Poder Ejecutivo de USA contra sí mismo (ruptura presidente y vicepresidente) y contra el Poder Legislativo, ya que incitó e indujo un arrebato o frenesí de “fanáticos” “insubordinados” (léase bien: sujetos que creen lo que dicen sin poder probarlo objetivamente pero que, debido a su comportamiento aturdido e irracional, tienen repercusiones en asuntos que no son del dominio de la fe eclesial ni de la exclusiva incumbencia subjetiva del individuo, tal y como es el caso cuando el comportamiento desenfrenado de esos exaltados conlleva repercusiones sociales y éticas adversas al orden y al bien común reconocidos por una mayoría de la ciudadanía). Dichas repercusiones valen en detrimento de la voluntad del electorado estadounidense según se manifiesta impreso en las certificaciones de los votos de cada Estado de la Unión en el Capitolio nacional.

2.- La conclusión de lo que antecede es evidente. Deebido a esos tres golpes, se trata de un intento criminal contra la República estadounidense y su pueblo, pues por todos los camino se pretende aceitar el desconocimiento y la violación de un status quo constitucional según el cual el poder está en el pueblo y éste manifiesta su soberanía, esencialmente, por medio de su sistema electoral. Es ese sistema el que turbas animadas por un perdedor pretenden socavar para arrebatar el poder legítimo del primer ejecutivo de la Nación.

3. Pero bueno, esa es mi reflexión mientras permanezco atónito por los eventos y pensando mal. Esos primeros atisbos no están justificados por el alegato de que los “fake news” denunciados una y otra vez por Trump en realidad estén representados y encarnados en alguien tan singular como él, y mucho menos que tanta narrativa relativa a las mal llamadas “teorías” conspirativas pululen en el ambiente político estadounidense, y allende, desde hace ya más de tres años.

Por eso quizás valga la pena extender aquella tríada y librar a pesquisa ulterior un cuarto Coup d’ Etat.

4.- Ese cuarto golpe no sería contra un poder institucionalizado del Estado republicano estadounidense, sino en contra de una persona y, a lo más, alguno de sus adláteres y corifeos más incondiconales. En la mirilla de este tiro de gracia está el incalificable presidente del Ejecutivo a orillas del Potomac. La poca vigilancia  aparente del Capitolio estadounidense pudiera ser la pista a seguir hasta develar o no un plan maestro para enterrar `definitivamente´ (?) a un perdedor que va a la `tumba´(no a la cárcel como fuera el caso en el pasado americano de Fidel Castro o Hugo Chávez, entre otros) moral y cívica desacreditando el sistema republicano y constitucional que juró defender. En este escenario hipotético, pareciera ser que -poderes fácticos y/u otros- no encontraron otra forma de frenarlo y deshacerse definitivamente de el.

5.- Por cierto, no he visto en el Congreso estadounidense a alguien con el coraje u osadía de Adolfo Suarez cuando militares insurrectos irrumpieron en el Parlamento español y él, como presidente de gobierno, se negó a tirarse al piso o abandonar el local. Situaciones dispares, obviamente, pero no por ello dejan de ser análogas y, por tanto, carentes de émulos.

6. Si tuviera que hacer alguna apuesta, sería ésta. Ante la terca persistencia de mensajes renuentes a reconocer una derrota electoral del contendiente presidente de la república, -no obstante estar legal y legítimamente sentenciada y confirmada por las autoridades competentes-; y dado el dañino disfraz evidente de un maniquesimo disfrazado de buenos y de malos, según se sea partidario republicano o demócrata quien use o abuse de la palabra, el antes y después de ese “darle su merecido” a Donald Trump luego del 3 de noviembre pasado llegó finalmente del lado empresarial, más que del político.

Recuerdo a ese propósito la carta de las grandes empresas de Forbes a principio de la pasada semana. En público, tras esa carta echa pública todo siguió la estrategia -paradoja de paradojas en un mundo que quiere ser reinvidicado como WASP- africana. Me explico.

En África la población caza felinos salvajes cavando el suelo y simulando entonces un camino firme por medio del espejismo de una cubierta de hojarascas que disimula el vacío real y la falta de suelo sólido. Pues bien, en la tierra del hombre libre le dieron riendas suelta al león presidencial, lo pusieron a correr desembocadamente hasta el día de Reyes y lo hicieron caer por su propia metida de pata en la foza que le prepararon.

7.- Mi conjetura cuenta con una suposición: la seguridad policial del Capitolio nacional lo estaba esperando sin esperarlo. Y por eso mismo, sin detenerse a investigar lo acontecido, desde las postrimerías del mismo día de los eventos, los responsables ya habían discutido libremente la aplicación de la enmienda 25 de la Constitución estadounidense, con la misma euforia de quienes llamaban a su renuncia o a un segundo juicio político (“impeachment”) ante el Congreso.

En cualquier instancia, sin embargo, las resultados son que sin derramar su sangre lo cazaron mientras él creía que se iba a perpetuar comiendo carne democrática.

Dejo ahí esa tremenda hipótesis para explicar cómo se caza a un pichón de dictador con cabellera iracunda. Víctima de su propia egolatría, más osada y golpista que reformadora.