1961. El martes se cumplieron 56 años de que un puñado de corajudos compatriotas encabezados por Antonio de la Maza ejecutó a Rafael Trujillo, el tirano que había sojuzgado a nuestro pueblo por más de tres decenios.
La noche gloriosa del 30 de mayo de 1961 debió alumbrar el inicio de la construcción de un sistema democrático en el que nuestro pueblo ensanchara el horizonte de libertad conquistado con el ajusticiamiento del tirano, y empezara a bordar los hilos de un régimen de derechos y conquistas sociales.
Pero sobreviene un período de inestabilidad signado porque los herederos del tirano buscaban retener el poder, aún fuera reformulándose de cualquier forma, y los gestores de un nuevo régimen dividiéndose por el afán de protagonizar la nueva etapa.
1963. El turbulento proceso que en alrededor de 24 meses ensayó unos 7 gobiernos, culmina en diciembre de 1962 con la elección de Juan Bosch, quien venía del exilio inspirado en las ideas de institucionalidad y emancipación social materializadas en Europa, Estados Unidos y las primeras democracias latinoamericanas.
Fue demasiado para el conservadurismo criollo y el poder imperial que a 7 meses de gestión derrocan nuestro primer ensayo democrático. Estados Unidos temía entonces que en nuestra región se multiplicaran gobiernos revolucionarios como el de Fidel Castro.
1965. Patriotas conspiran para restablecer el orden institucional. Apresan al soporte militar del poder de facto con el pueblo en armas demandando la reposición del gobierno constitucional de Bosch, por lo que Estados Unidos interviene el país.
La revuelta popular y la resistencia al gran imperio se constituyen en paradigma mundial frente al intervencionismo sobre un país pobre, pequeño y aislado.
Negociada la salida de las tropas de intervención, asienta con la guerra fría y Estados Unidos expandiendo su política de “seguridad nacional”, la persecución ideológica, reflejada aquí con persecución y exterminio de revolucionarios.
1970. El pueblo empieza a ser iluminado en su conciencia por claros resplandores. José Francisco Peña Gómez lidera grandes jornadas de coraje cívico en favor de la democracia. Juan Bosch escribe su libro Composición Social Dominicana, una profunda y amplia reflexión de nuestro devenir como pueblo, desde los orígenes de la comunidad primitiva hasta el mosaico de clases y estratos del capitalismo arrítmico.
Desde entonces recorremos una ruta de avatares, avances y retrocesos en búsqueda de afincar las instituciones que a través del estado de derecho, le den forma al régimen democrático y el avance social.
2016. El presidente Danilo Medina completa el proceso de desmadre institucional que ejecuta precisamente el PLD durante los 5 gobiernos casi ininterrumpidos que han ejercido, proclamando que quiere “un congreso mío, mío, mío” que significaba la sepultura de la separación e independencia de los poderes del Estado, base de la democracia.
Eso pese a que en 2015 ya había comprado el control congresual para imponerle a su partido y al país su reelección presidencial.
La lucha por la institucionalidad democrática y el bienestar colectivo tienen hoy un renovado comienzo, con un gran despertar social y la proyección del cambio de mando a un liderazgo emergente que se caracteriza por las virtudes éticas, de transparencia y eficiencia con que debe gobernarse al país en los nuevos tiempos.
Adelante.