El pasado proceso electoral que vivió el pueblo dominicano fue evidentemente un fracaso; un intento fallido que le costó al pueblo dominicano tiempo, dinero y sobre todo esperanzas. En la Republica Dominicana, así como en la región de América Latina, no se cuentan con precedentes de ese tipo. Es cierto que ha habido crisis (como las del 1994) y decenas de denuncias e irregularidades en el pasado, pero no habíamos vivido la experiencia de suspender un proceso electoral con apenas 4 horas de iniciado. Ciertamente debe ser motivo de vergüenza presentarnos así ante la comunidad internacional revelándonos como un país incapaz y claramente vulnerable con respecto a nuestro sistema electoral.

Ante la suspensión del pasado certamen electoral diferentes sectores del país se han levantado a una voz para reclamar respuestas de lo ocurrido, empleándose diversas formas de manifestación pacífica en un intento desesperado por hacer saber a las autoridades que no solo se espera el esclarecimiento del hecho, sino también consecuencias. Ante el escarceo, las distintas organizaciones y líderes políticos se han pronunciado y las opiniones de jóvenes, profesionales, artistas, periodistas y cientistas políticos no se han hecho esperar. No obstante a todo ello, no se ha podido identificar la causa que generó el fallo ni a los responsables del error en caso de haber sido provocado, no obstante al hecho de contar con denuncias públicas que conclusivamente juzgaron lo sucedido como un Sabotaje. A veces nos pudiera parecer que habrá unas nuevas elecciones menguándose las manifestaciones y olvidándose con el tiempo todo lo ocurrido.

Lamentablemente, en este momento no tenemos elementos para llegar a una opinión conclusiva de lo que ocurrió, existiendo en cambio una confusión que nos lleva a pensar en varias teorías y a hacernos varios planteamientos que resultan lógicos ante todo lo que se ha dicho. Llama la atención por ejemplo el video difundido por diferentes medios y redes sociales en el cual se aprecia al presidente de la Junta Central Electoral hablar ante lo que parecen ser delegados de las distintas organizaciones políticas. En dicha grabación se escucha claramente cuando el Magistrado Castaños confiesa haber consultado al liderazgo nacional respecto a lo que debe hacerse ante el fallo del sistema electrónico para las votaciones. Conforme a ese video, la oposición y sus diferentes líderes se transaron con la idea de suspender totalmente las elecciones no obstante a la predisposición que albergaba la JCE de suspender parcialmente las mismas para resguardar aquellos recintos donde no se habían reportado fallas. Irónicamente, tras el anuncio oficial de suspender las elecciones los partidos de oposición hicieron varias ruedas de prensa para manifestarse en contra de la suspensión como si no se tratase de una propuesta de ellos mismos.

Por otro lado, preocupa la conducta asumida por la JCE tras darse cuenta el día anterior a las elecciones que el voto automatizado presentaba fallas. A sabiendas que el sistema no funcionaba del todo bien, decidieron montar el proceso asumiendo todos los riesgos que esto implicaba. Según las versiones, se trató casi clandestinamente de arreglar el fallo, pero a escondidas de los actores políticos y sin el conocimiento de ninguno de los delegados; aptitud que despierta suspicacia pero que no nos permite dar un veredicto acabado de las verdaderas intenciones que albergó aquel comportamiento.

El partido oficial, de igual manera, ofreció a través de los medios de comunicación su versión de los hechos. Conforme a dichas declaraciones, el fallo ocurrido en el proceso electoral no se trató de un error, sino de un Sabotaje propiciado por la oposición política, siendo el interés del PLD agotar el proceso electoral ya que ellos estaban ganando las elecciones de acuerdo a un supuesto sistema de inteligencia que le permite saber, voto por voto, las tendencias de los sufragios. Si es así, valdría preguntarnos: ¿Por qué no instrumentan una acusación formal para incriminar a los responsables del sabotaje? ¿Si tienen la facultad de vigilar los votos y enterarse que el fallo se trató de una maniobra delictiva, por qué no identifican responsablemente los causantes del mismo y presentan las pruebas? Debemos entender que nadie más que aquel que haya estado ganando las elecciones debe estar más interesado en esclarecer un hecho tan bochornoso.

Es así que arribamos a tres versiones distintas de los hechos y por consiguiente a tres teorías de lo que pudo haber ocurrido: O se trató simplemente de un fallo que la junta por imprevisión no supo manejar, o se trata de un sabotaje causado por la oposición o de uno provocado por el oficialismo. Por lo pronto, el pueblo dominicano tiene razones para creer en la incapacidad de la Junta como principal causante del colapso, pero también tiene razones para pensar en una maniobra delictiva de parte de la oposición o del oficialismo. Todos son sospechosos. En principio, lo que tenemos por delante es una institución electoral mermada en credibilidad, un pueblo que se ha alzado en protesta, la vuelta oficialmente al sistema de elecciones por boletas físicas y una plena desconfianza en nuestras instituciones públicas.