El nuevo coronavirus no se detiene ante el poder. Su fuerza es más poderosa que la del leviatán. Arrodilló al Estado. Transformado en pandemia golpea inmisericordemente a las principales potencias del planeta. Puso el tiempo a su merced y ha hecho cambiar los planes de las distintas naciones. Esto es lo que ocurrió con las Elecciones Ordinarias Generales Presidenciales, Senatoriales y de Diputaciones, que estaban fijadas en la Constitución Política para celebrarse el 17 de mayo y tuvieron que ser aplazadas para el 5 de julio del 2020.
La Junta Central Electoral, después consultar a los partidos políticos, decidió que los comicios se celebren en el mes de julio, antes del 16 de agosto, para de esta manera garantizar el mantenimiento del orden constitucional, evitando que un vació en la Constitución, como un agujero negro, se trague nuestra democracia.
No obstante, algunos aventureros sueñan con mantenerse en el poder mediante la extensión del mandato constitucional que concluye el 16 de agosto, a pesar de ser despertados con la pesadilla del artículo 274 de la Carta Magna, que dice lo siguiente: “Período Constitucional de funcionarios electivos. El ejercicio electivo del Presidente y el Vicepresidente de la República, así como de los representantes legislativos y parlamentarios de organismos internacional, terminarán uniformemente el día 16 de agosto de cada cuatro años, fecha en que se inicia el correspondiente período constitucional, con las excepciones previstas en esta Constitución”.
Como se puede apreciar, las elecciones del 6 de julio estarán entre las más trascendentes de nuestra historia democrática. En ese sentido, deberán ser dignas de formar parte del mes que reúne la mayor cantidad de grandes acontecimientos de la historia universal, el cual honra al más grande líder romano: Julio César.
Al llegar la hora de esta cita con la historia, se espera que los contagios del COVID-19 se hayan reducido, a pesar de lo cual el órgano electoral dispondrá de todos los recursos necesarios para evitar el contagio de los electores.
Sin embargo, con el propósito de asegurar el distanciamiento social, las campañas electorales serán significativamente diferentes a las que estamos acostumbrados. A tal efecto, los actos masivos desaparecerán, por lo que los discursos de los candidatos, lo mismo que las grandes reuniones de dirigentes, se efectuaran de manera virtual.
Se debe destacar que la experiencia más exitosa en cuanto a la organización de unas elecciones en medio del coronavirus es la de Corea del Sur, la cual celebró el pasado 15 de abril sus elecciones legislativas, las cuales, para sorpresa de todos, contaron con la mas elevada participación de su historia.
En estas concurridas elecciones los votantes tuvieron que llevar mascarilla y guantes de plástico, así como usar desinfectante de manos y mantener una distancia de al menos un metro con los otros presentes. Además, al llegar a los lugares de votación fueron sometidos a un control de temperatura, siendo llevados a votar a una cabina especial aquellos a quienes les fueron detectadas temperaturas superior a los 37.5 Cº. Esta tarea, que no luce difícil de realizar, es la que deberán cumplir los dominicanos el día 5 de julio del 2020.
Mientras tanto, como continuaría diciendo Rodriguito, si viviera en estos tiempos del coronavirus: “La vida no se detiene, prosigue su agitado curso”.