La finalidad de una ética laica es liberarnos del sufrimiento efímero y del duradero, y desarrollar la capacidad de apoyar a otros en la búsqueda de la felicidad. Un aspecto de la compasión es la voluntad espontánea de actuar en beneficio de los demás. — Tenzin Gyatso

Entre las muchas misiones de la escuela, ninguna es más importante que la de coadyuvar a la familia en la formación ética de los niños y jóvenes.

No nos referimos al adoctrinamiento en la fe y enseñanza de una iglesia o confesión en particular. La ética “no es un conjunto de mandamientos y prohibiciones que debemos observar estrictamente” como dogma moral. La moral específica de una doctrina religiosa no debe ser materia del currículo general de las escuelas estatales. La enseñanza dogmática en la escuela es válida solo cuando es producto de la voluntad manifiesta de los padres/tutores que seleccionan una institución confesional para sus hijos, pero imponer la instrucción religiosa a todos los alumnos en escuelas estatales es contraproducente por anti democrático.

Sin embargo, el currículo no debe quedar exento de un componente que integre transversalmente la ética secular en todo el plan de estudios desde la educación inicial. Pues la reflexión ética es la espina dorsal de materias tan diversas como la educación ciudadana, los estudios de la naturaleza y el medioambiente, la salud e higiene personal (incluyendo la educación sexual), y la literatura, para solo enumerar una muestra que evidencia su omnipresencia. No hay educación digna sin reflexión sobre ética.

Parafraseando las palabras de Tenzin Gyatso, la ética es “…más bien como un impulso interior y natural que nos inspira a buscar satisfacción y felicidad para nosotros y para los demás. El deseo que inspira es contribuir al bien común de la humanidad y al de todos los seres vivos.”

En la práctica la conducta ética es el producto de una constante reflexión sobre cómo resolver las situaciones que se presentan en el diario vivir, haciendo siempre el mejor esfuerzo por hacer el mayor bien posible con los medios a nuestro alcance. La ética no se instruye como un taller que informa sobre etiqueta y protocolo, identificando las costumbres aceptadas en la sociedad para no parecer inculto. La conducta ética no se puede resumir en una lista de reglas y obligaciones que podemos aprender de memoria. Los principios éticos se descubren mediante ejercicios de profunda reflexión. El comportamiento ético es el fruto de un pensamiento crítico que como disciplina sirve bien para toda la vida.

La educación carente de reflexión sobre ética no tiene sentido, pues:

¿Para qué sirve aprender si no es para reducir el sufrimiento propio y de los demás seres vivos, y así promover la felicidad de todos?

¿Es la educación ética un tema prioritario en la agenda de nuestros educadores y de los dirigentes de la sociedad dominicana?

¿Estamos los dominicanos en vías de construir una educación impregnada de un sentido ético de la vida?

¿Podemos seguir haciendo más de lo mismo, y esperar resultados diferentes?

(Entre las muchas lecturas que dieron origen a nuestra presente inquietud sobre ética y educación, en particular reconocemos y recomendamos la lectura de:

  • El llamamiento del Dalái Lama al mundo: La ética es más importante que la religión

(Se puede bajar gratis en Amazon como e-book en el siguiente enlace)

http://www.amazon.com/llamamiento-del-Dal%C3%A1i-Lama-mundo-ebook/dp/B00ZCOUYZU/ref=sr_1_3?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1439082024&sr=1-3&refinements=p_27%3AThe+Dalai+Lama

2)   Lineamientos Curriculares para el área de Ética y Valores Humanos. Orientaciones para la Formulación de los Currículos en Constitución Política y Democracia. Dirección General de Investigación y Desarrollo Pedagógico. Grupo de Investigación Pedagógica. Ministerio de Educación Nacional de Colombia.

http://www.oei.es/valores2/boletin6e.htm