La educación formal es un asco, por definición, aquí se puede multiplicar eso por el infinito. No debe haber dinero suficiente para subsanar eso, mucho menos lo poco que gana el país. Además mejores condiciones sociales no sofistica el gusto, al menos no en una sola generación.

Mi ortografía es un asco y les diré porque si prometen guardarme el secreto: en primaria cuando comenzaban a hablarme de esdrújulas y sobresdrújulas la maestra asigno a una joven de bachiller para que nos diera la clase. La niña estaba morbosamente buena (no es necrofilia porque yo era más joven) y aprendí más de anatomía que de gramática.-los errores semánticos son aposta-

En la universidad que era autónoma los estudiantes de pedagogía son los menos preparados y eso es decir mucho. Supongo que no hay estudios que lo compruebe (aunque se pueden hacer) pero el conocimiento popular es suficiente aval. Aun recuerdo a una señora decir “en la Universidad el que no sabe que va a estudiar o que no da para otra cosa lo mandan para educación”

El prototipo es un estereotipo: profesoras de algún colegio de su sector; señora pasada de los treinta; moño cola de conejo (tipo evangélica); léxico lo suficientemente pobre para no conocer la palabra léxico; regularmente en falda, blusa y uñas sucias de yuca o algo; cara de no saber lo que es el sexo a pesar de tener de cuatro a cinco hijos (que suelen acudir, de a uno o dos, a la Universidad con sus respectivas madres).

Tengo un vago recuerdo de la única materia de pedagogía que tuve que sufrir… es de un linchamiento… pero la culpa la tiene el que mencionó a Barbie como uno de los principales educadores de los últimos cincuenta años. Creo que fue la profesora (redundancia porque todas eran ya profesoras) la que dio la última patada. Con miedo a la muerte y gritando a traición puedo decirles que estoy de acuerdo, Barbie ha hecho mucho más que Hostos.

Ni hablar de las grandes heroínas de la educación (por desgracia no nos referimos a la droga) que posan para las fotos con cara de “tengo más de sesenta, no sé lo que es un orgasmo y ese es mi mayor orgullo”. Así no se va para ningún lugar. Así ni con todo el dinero que pueda robar el gobierno de turno se puede arreglar el país. Alguien propuso bombardear el ministerio de educación, yo soy más pesimista y sé que sobrevivirán…

Y en este punto alguien debe detenerse y decir “oye pero este tipo tiene un trauma con una profesora, lo violaron con un compás o algo” y si, son múltiples los traumas pero no de naturaleza freudiana. Mis padres son profesores, por definición tengo que ser inmensamente estúpido (leyenda urbana), pero procuro cada día dar gracias porque ninguno de los dos estudiaron pedagogía.

La verdad es mucho más simple: el estereotipo estudiante de educación es tan subnormal que confunde la carrera Letras Puras con Educación mención Filosofía y Letras, y uno se pasa de cuatro a seis años diciéndoles que se equivocaron que se cambien a la carrera que les corresponde pero, nada, dicen que es lo mismo.

Por eso cuando conozco a alguien de Letras Puras me extraño al ver que sabe leer. Debería ser orgullo nacional el saber que a pesar de tales vicios educativos podemos dar más que peloteros y cueros de boutique.