Esta deportación de inmigrantes con tratamiento migratorio especial, periódicamente amenazada y ahora cumplida, impactará profundamente  la seguridad centroamericana, y aumentará la presión haitiana sobre  la República Dominicana, poniendo en peligro su viabilidad como nación.  El Caribe no necesita otra nación distópica –ya se han desplomado  Haití, Cuba y Puerto Rico.

Estos 300,000 inmigrantes, en su avasalladora mayoría, respetan la ley; al autor le consta su excelente calidad como trabajadores.   Desafortunadamente, los pocos  delincuentes entre estos inmigrantes, han aprendido técnicas   criminales y el uso de armas y conocimientos, como hacking,  muy avanzados,  Las débiles instituciones de los respectivos poderes judiciales, incluyendo sus cuerpos policiacos, carecen de la capacidad necesaria para controlar a estos bien entrenados malhechores.  Las cárceles americanas, como las dominicanas, son consideradas escuelas del crimen; quienes de ellas se gradúan, de querer serlos, son peligrosos.  Alerta, la mayoría no quiere volver a su mundo criminal, pero de que los hay, los hay.  Estos nefastos individuos golpearán cruelmente a los inocentes.  Nutridos por estos nuevos “soldados” las bandas criminales, o maras,  consolidarán cada vez mas su control de la región.

La inconsistencia del Departamento de Estado del Presidente Trump consterna.  Desde el principio del siglo, los Estados Unidos viene sufriendo un acelerado aumento en el uso de opiáceos y sus muertes por sobredosis,  llegando al  2016, el primer año donde las muertes, 91/día, superaron las causadas por armas de fuego (90/día). 

En países con pocas oportunidades de trabajo u opciones para alimentar dignamente a sus hijos  porque los políticos apoyados por el Departamento de Estado continúan una desaforada  corrupción causante de desempleos masivos,  ¿cuales son las alternativas?  El Presidente Trump ha declarado  que las muertes por estas drogas constituyen  un grave peligro para la población americana. Y a su vez ordena al Depto. de Estado recrudecer la presión exportadora de drogas provenientes de la Gran Cuenca del Caribe.  Y estos líderes, medianamente inteligentes,  comprenden claramente la consecuencia de sus acciones. Y los pueblos sufren.

Mas allá de la seguridad civil, la económica.  La disminución de las remesas exacerbara el hambre y la inestabilidad política  en los países de origen.  Irónicamente, la eliminación acelerada de trabajadores con bajos salarios, disminuirá la competitividad de los productos americanos y aumentara los costos en sectores claves, como el sector hospitalario  los de servicio a la tercera edad y la agroindustria en la Florida.  La descarnada expulsión de estos inmigrantes probablemente aumente el desempleo y presionara los salarios hacia la baja  en los Estados Unidos.

¿Se preparan los gobiernos de los países perjudicados a lidiar con este torrente de presiones civiles, criminales y económicas?   Y quizás mas duro de digerir, y como lo muestra esta política, aceptará Latinoamérica, como lo están haciendo los Europeos, que los Estados Unidos no quiere ser ya mas  la luz del mundo libre?