A propósito de que en la República Dominicana acabamos de reformar una vez más la Constitución Política, es propicio hablar de la Constitución clásica por excelencia, la de los EEUU, que precisamente está cumpliendo 228 años de su firma, que fue el 17 de septiembre de 1787 en Filadelfia.

Esa Constitución en muchos aspectos podría servirnos de modelo. El primer aspecto es la cantidad de artículos. Sólo tiene 7 artículos, donde se trazan las grandes pautas, principios esenciales y fundamentos de la organización política de ese Estado que se había proclamado 11 años antes. En los primeros 3 artículos los poderes del Estado, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, el cuarto la relación entre los estados y el Gobierno federal y entre los propios estados, el quinto sobre el proceso de enmiendas, única forma de modificación de esa Constitución, que en ningún caso existe la posibilidad de tocar la original, el sexto, acerca del Poder Federal y el séptimo sobre la ratificación por los estados, para su entrada en vigor. Es cierto que los artículos son más extensos y se dividen en secciones, pero aun así, es una Constitución corta, de fundamentos y principios.

El otro aspecto, quizás el que más nos concierne en estos momentos, es que en esos 228 años esa Constitución  no ha sido tocada ni en una letra, sigue intacta tal y como la suscribieron 39 de los 55 delegados de la Convención de Filadelfia, con Benjamín Franklin como el de mayor edad del grupo. Esa Constitución no ha sido víctima de las veleidades y caprichos del poder como aquí en la República Dominicana. Sin tocar la original, lo que ha tenido esa Constitución son 27 Enmiendas. No ha sido reformada por dos razones, la primera es la cultura política, la tradición que legara a todos los demás presidentes, el primero de todos, el Padre de la Patria, el luchador y líder de los ejércitos independentistas, George Washington, la segunda, es porque está blindada, o sea, como ya he dicho, no se contempla eso de reformarla en el sentido amplio de la palabra. Blindada, así como lo está leyendo, que fue precisamente la propuesta que hizo el presidente Leonel Fernández en un discurso, pero parece que no se le ha hecho caso, o él desistió en su interés. Si hay una Constitución que debe ser blindada, o sea, difícil de reformar, es la de la República Dominicana, porque las excusas siempre serán valederas para reformarla. ¿Qué garantiza que en 2019, Danilo Medina no tenga buena aceptación popular y el pueblo pida nuevamente que se quede? Reformar la Constitución para permitirle postularse quizás será tan fácil que ahora, porque ni siquiera habrá que reformar uno de los 277 artículos que tiene, sino dejar sin efecto el transitorio vigésimo, que acaban de agregar.

Felicito a los EEUU por los 228 años de su Constitución, la cual valoran y ha sido la base sustantiva para organizar una sociedad exitosa y admirable en muchos aspectos.

Tomemos de ejemplo esa Constitución y convoquemos a una verdadera reforma de la nuestra, pero que sea la definitiva, reduzcamos los artículos de 277 a 50, que serían los esenciales, los de principios y fundamentos y sobre todo, blindémosla dejando sólo la posibilidad de la enmienda cuando los tiempos y circunstancias por venir lo demanden, pero sin tocar la original y esencial que nos daremos.

Si queremos que la Constitución no sea un “Simple pedazo de Papel” como dijera Ferdinand Lasalle en 1862, que nadie lee, ni cumple, vamos darle una verdadera razón de ser. Todo lo que puede estar en leyes adjetivas, orgánicas, no tiene que estar en la Constitución, que desde su esencia, como Carta Magna, Ley Sustantiva, Ley de Leyes, se pensó para trazar las grandes pautas.

Si una Constitución con esas características ha servido muy bien a una potencia de influencia global como los EEUU, ¿cómo no va a servir a la República Dominicana? Adelante, reflexionemos en este día que los EEUU celebra 228 años de su Constitución y demos ese paso. 2017, cuando la de EEUU cumpla 230 años, podría ser nuestro año 1.