Siempre se afirma que el ejercicio de futurología es frustrante y sobre todo muy elusivo como consecuencia de todas las variables que hay que incluir en las diferentes ecuaciones que se suscitan y pueden influir en la variación de conclusiones que sobre el mismo podamos dar. Sin embargo es interesante el ejercicio que podamos hacer sobre el mismo y creernos Nostradamus del siglo XXI, e imponer estas variables al ejercicio de la política en nuestro bello país.
En efecto, entiendo que Danilo se presentará como candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana en el año 2020, y digo esto por razones obvias y sumamente sencillas, la primera de todas es que el Poder no se entrega y menos en estas repúblicas bananeras, sino que le pregunten a Uribe en Colombia, y peor aun a Lula y Roussef en Brasil, victimas de sus propias decisiones y de sus propias alianzas; la segunda es que evidentemente le gusta el carguito para el cual afirma “se preparó” y tanto es así, que lo ha demostrado, con sangre fría, y con una digestión a toda prueba, capaz de comer cadeneta, hociquito, entresijo, orejitas y chicharrón sin eructar si quiera, y sin una cervecita al lado, la tercera es que demostró en los hechos que es capaz de usar y abusar de los recursos del Estado para su beneficio con una largueza nunca vista en los anales de la vida política de la República Dominicana, bastaba ver sus anuncios de televisión, radio, redes sociales y prensa escrita, donde desde que amanecía hasta la madrugada era “Danilo Danilo, su amigo su amigo” abstracción hecha de las inauguraciones, y visitas “sorpresa” y hasta viaje en Metro incluido, del cual no se habla más. La cuarta y no menos importante es que, con la entrega del Ministerio de Relaciones Exteriores al menos diplomático de sus aliados, demuestra que le importa un bledo la institucionalidad, y que por el contrario, está dispuesto a sacrificar la imagen del país en pos de su proyecto personal.
Estos hechos, aunados a los castigos y persecución velada o no a anteriores amigos y relacionados que le apoyaron y aportaron millonarios fondos a sus diferentes campañas, cuando aún era una promesa, por haberle dicho verdades, o por chismes o por brillo propio, son una muestra evidente del patrón de egolatría que sin querer acompaña el Poder y toda su parafernalia, y sobre todo, su afán de continuar, verbigracia del caso de los Tucano, y próximamente otros que serán abiertos para seguir enlodando al hombre que afirma que “aun no ha visto esa película”, pero que aparentemente esta dormido en el sopor de sus constantes lecturas sin bajar a la realidad que Danilo domina a la perfección.
El último punto que me lleva a la conclusión en que culmino mi análisis más de dominicano, que de pretendido analista, es que Danilo no ha dejado de estar en campaña nunca, y ahora que tiene “Su Congreso” lo utilizará como le plazca y como entienda mejor a sus intereses, designación de Jueces y Altas Cortes incluido, con la desfachatez que otorga el no tener que rendirle cuentas a nadie, y saberse como dije una vez dueño del bate, la pelota, los guantes y el Play.
La campaña mediática no ha cesado, y la publicidad mucho menos, el hecho de que hayamos crecido según el BANCO CENTRAL un 7.4% constituye un caramelo envenenado, si tomamos en consideración que la deuda real de la República Dominicana ha aumentado exponencialmente en estos desgobiernos, acercándose peligrosamente al cincuenta por ciento (50%) del Producto Interno Bruto, luego entonces, hemos crecido sobre la base de deuda que deberemos pagar y que debe ser restada a este “crecimiento”, o este endeudamiento no forma parte del pasivo que tiene el país, y que debe ser obviamente restado en una operación matemática sencilla?
Deseo de corazón que mi bello país, tenga un futuro más institucional y promisorio, pero desde que un político, peor aún, un Presidente dice que desea “su congreso”, evidentemente no tiene buenas intenciones porque pretende hacer “su” voluntad, imponiéndola a los demás poderes del Estado. La historia ha demostrado en demasiadas oportunidades, y lo dijo Lord Acton en 1887, “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”
Ojala no tener razón.