La semana pasada los representantes del Sistema de las Naciones Unidas puntualizaron las principales debilidades y los retos del sistema nacional de salud, dentro de los cuales citaron la ausencia de atención primaria para toda la población, la mortalidad, el embarazo de adolescentes, el limitado gasto público en salud y la carencia de suficiente personal de enfermería, entre otros.
En ese contexto, el Dr. Wilson Roa, presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), señaló “que el país tiene un sistema de salud colapsado, empezando porque carece de una atención primaria fortalecida”. Ante esa realidad, “no se puede esperar que las cifras de mortalidad materna, la neonatal y del embarazo en adolescentes se reduzcan.
Esas declaraciones constituyen un apoyo a las autoridades para impulsar el primer nivel de atención, como disponen la Ley de Seguridad Social (SDSS), y la Ley General de Salud. La atención primaria es fundamental para elevar los indicadores de salud y alcanzar los Objeticos de Desarrollo Sostenible (ODS 2030).
El Dr. Roa, tiene un discurso más coherente y orientado a la medicina social y a las soluciones colectivas, lo que le permite una mayor independencia frente a las presiones del sector privado de la medicina, que puja por mantener un modelo de atención curativo, altamente costoso y notoriamente ineficiente.
Este apoyo es oportuno, puesto que en cualquier momento la SISALRIL someterá al CNSS una propuesta, solicitada por éste, para poner en marcha la tan esperada “atención primaria, mediante el primer nivel de atención, como puerta de entrada a la red de servicios de salud”.
Resistencia y argumentos insostenibles
La atención primaria ha sido apoyada y reclamada por amplios sectores, incluyendo a expertos y consultores, las ARS y ADARS, el CMD, organismos internacionales, la opinión pública e incluso varias autoridades. Pero se ha encontrado con la feroz resistencia de un sector de la medicina privada que ha hecho grandes negocios con la enfermedad.
Al principio se alegó que el primer nivel de atención eliminaría la libre elección, y que las ARS dirigirían los pacientes según sus intereses. Se demostró que es un argumento falso, porque la Ley 87-01 les prohíbe a las ARS crear y gestionar la atención primaria. Las ARS están obligadas a contratar a centenares de unidades de atención primaria ofertadas por las propias Proveedoras de Servicios de Salud (PSS), cada una con suficientes opciones para garantizar la libre elección.
Luego, se adujo que la atención primaria es una estrategia y no un nivel de atención, y que la misma se ejercita en toda la red de servicio. Otro argumento manipulado, ya que el objetivo fundamental es promover y mantener en salud, el cual sólo puede concretarse ANTES de enfermarse. Resultaría una locura esperar que la gente se enferme, y acuda a un médico para entonces ofrecerle atención primaria de salud.
¿Por qué tanta resistencia y argumentos falsos? Porque, desgraciadamente, desde hace más de tres décadas la atención médica se privatizó y avanza continuamente, mientras la pública retrocede. La atención médica se ha convertido en un negocio muy lucrativo, por lo que muchos centros no quieren hacer los ajustes necesarios, mientras otros ven nuevas oportunidades y se preparan para seguir progresando con el cambio del modelo de atención.
Abrigamos la esperanza de que la nueva directiva del CMD, con el Dr. Wilson Roa a la cabeza, se mantenga firme y rechace las presiones mercantiles, privilegie los modelos públicos, e impulse definitivamente este cambio, el cual sería un logro sin precedentes para el CMD, y para el país.