1981 y Rocío Durcal nos confesaba que sería "una gata bajo la lluvia". No lo advertimos. Demasiadas cosas en este globo que giraba y giraba mientras los helados se derretían y túembelesado con su vestido blanco. La Durcal ya había estado desde pequeña, de manera que cuando ya se hizo grande nuestros barcos giraban por otros despeñaderos. Difícil un mundo post-Raphael, post-Sandro y de lo post-José José ni hablar, que tampoco hay que exagerar, oh panal. El 81 la paciencia no daba para esperar postres. El siglo XX ya cansaba. Pink Floyd se había separado, el hombre no había vuelto a la luna y ya no habría tiempo para rascarse las espaldas. "La mujer" sí existía, a pesar de Lacan. "La mujer" existía en los cumpleaños de Magalys Pineda y esas pasiones que años después comprendimos con Rocío Jurado, sí, que todo es un soundtrack en esta vida y si sospechas el tema 3 después de los tragos, ¡tragado serás! Y ahí estaba la otra Rocío, la Durcal, susurrándonos eso de "Amor, tranquilo, no te voy a molestar, mi suerte estaba echada, ya lo sé, y sé que hay un torrente dando vueltas por tu mente…" Lo sabemos Rocío. No te culpo del pasado, ya lo ves, la vida es así…” Quisiéramos saber menos cosas pero a veces el exiliado venezolano se instala en el Conde con Duarte y no habrá más remedio que oír su violín, el "Despasito" que no encaja en esta noche de furia, pero hay que oírlo, sí, mi amor, y seguir rodando con los cuerpos a la deriva. "Lo nuestro solo fue casualidad, la misma hora, el mismo boulevard, no temas, no hay cuidado". Y la Durcal haciendo de sus manos origimanis, conjuraciones ante alguna ola oscura y un pendejo tirándote la toalla sucia dizque para limpirate el cristal de tu carro cuando yo lo que deseaba era mirarte sin extravío alguno. "No te culpo del pasado, ya lo ves, la vida es así, tú te vas y yo me quedo aquí, lloverá y ya no seré tuya, seré la gata bajo la lluvia". ¿Pero por qué tiene que llover, oh baby? Oh Lord, don’t keep down!! No me dejes caer, baby baby…"Y maullaré por ti". Sí, será lo peor, mi amor: "y maullaré por ti"… [Y ahora suena el jodido pianito de juguete: tikitín tikitín tikitín..] "Amor, lo sé, no digas nada de verdad, si ves alguna lágrima, perdón, ya séque no has querido hacer llorar a un gato herido".. Oh no… NO!

Gatos, maullidos, aruñones y arañazos, todo estaba incluido en este menú para suicidas. Roberto Carlos ya había confesado que cuando era chiquillo, qué alegría, jugando a la guerra, noche y día…” Y un gato me hacía compañía, desde que me dejaste yo no sé por qué la ventana es más grande sin tu amor.

La misma gata bajo la lluvia saliendo de la misma fábrica que ya produjo Me bastaGavilán o palomaDesesperadoY qué”. Todo bajo un nombre: Rafael Pérez Botija. Todos los rayos confluyendo durante noches descarnadas en la voz de José José, en botellas rompiéndose, de corazones ni hablar. La misma gata ahora germinando en tiempo de Rocío Durcal cuando lo que se pintaba a estribor eran nuestros silencios.

A veces esas respiraciones entrecortadas implosionan, corren por otros ríos, no las ves pero te dejas ir, te fundes con el agua que sigue saliendo de alguna tubería pinchada.

Ya lo ves, la vida es así, tú te vas y yo me quedo aquí, lloverá y no seré tuya.

A Rocío siempre la tuvimos por algún rincón. Se quedó ahí. A la Rocío la vimos cómo flotaba en las esferas juangabriélicas, sabínicas. Mutaba. Me encanta la palabra mutar. La utilizaría hasta si contara el cuento de Caperucita. Rocío mutaba en sus rincones, nunca estuvo en el centro. Nunca nos pudimos desgarrar o llamar al 911 por su culpa. Demasiado bella la Rocío, tan inefable para no generar estridencias, porque una cara tan dulce, ¿qué refrescos imaginar? ¿Cómo morderse la lengua con alguien con quien solo tú podrías hacer una excursión a un acuario en los Emiratos árabes?

Ya lo ves, tú te vas.

Lloveré y no seré tuya.

¡Qué manera de establecer esos paisajes obligatorios del apaga y vámonos, del no me dejes, no, mi amorrr, así con reguero de erres!, oh mi amorrr, mientras pilas de cervezas van amontonándose en la misma proporción a tus deseos rotos.

Yo sé que no has querido hacer llorar a un gato herido.

Pero quisiera saber tantas cosas, de verdad. Saber qué pasaría con películas rebobinadas si es que mis abrazos no fueron suficientes, de ninguna manera. Saber de ese mundo antes de llegar al Típico Bonao -nunca fuimos. De ese río con agua tan fresca -nunca fuimos a ningún rio.

Amor, no sé, no digas nada, si ves alguna lágrima perdón.

Pero nada. La vida es así. Sí Rocío. Mutabas. También uno.

"Si alguna vez nos vemos por ahí, invítame a un café y hazme el amor".

NOOOOOOO, por favor.