Perdónennos la insistencia; pero que en sólo los primeros 6 meses de este año hayan acaecido 1108 muertes por accidentes de tránsito lo justifica, pues con todo lo impresionante del número, no se percibe una toma de conciencia social, de lo que es una verdadera tragedia, un problema nacional de mayúsculas dimensiones.
Para contribuir aún más a la comprensión de ese tremendo problema, agreguemos otras cifras: de acuerdo a las estadísticas oficiales sólo en el gran Santo Domingo se reportan 288 accidentes de tránsito por día. ¡Óigase bien, 288 accidentes de tránsito por día!
Si se agrega otro problema de no igual dimensión, pero de serias implicaciones económicas, laborales y familiares, correspondiente a los ya permanentes tapones, a cualquier hora y en cualquier lugar, el tránsito pasa a ser un gran desafío para el Estado y toda la sociedad. Pero que no se pierda ante cualquier otro problema que se le pueda sumar, lo central: el elevado número de muertes por accidentes de tránsito: 1108 en sólo los primeros 6 meses del año.
Si “dirigir es prever, dirigir es anticipar” desde el Estado y la sociedad en su conjunto el principal esfuerzo ha de estar dirigido a reducir al máximo los accidentes y sobre todo la cantidad alarmante de muertes que se producen. Hay que ir al fondo del problema. Se han tomado muy correctas iniciativas mediante una campaña de concientización; pero ante la dimensión del problema hay que dar nuevos pasos, comenzando por la integración de todos los sectores y personalidades nacionales para de forma conjunta procurar las más apropiadas soluciones. Apoyarse en los organismos internacionales y gobiernos amigos en la búsqueda de los mejores especialistas en el mundo que pudiesen prestar a la República Dominicana sus valiosos conocimientos y experiencias para el más elevado de los propósitos humanos: ¡Salvar vidas!
La gerencia se ha definido como “la aplicación del conocimiento al conocimiento” lo que quiere decir, entre otras cosas, que se trata de hacer concurrir y dirigir integrando planificación, organización, liderazgo y supervisión a los que tienen la capacidad y la experiencia para ayudar efectivamente; lo que significa además ampliar la consulta para los fines del diagnóstico y alternativas de solución a todo aquel o aquella que quiera contribuir con una buena idea a esa causa; pues como es sabido la sabiduría es colectiva, pero siempre respetando el conocimiento experto de quienes se han dedicado años a una determinada área.
Desde el Estado y con la contribución de toda la sociedad, es posible revertir la alarmante cantidad de muertes por accidentes de tránsito.