Washington, 17 ago (EFE/Alfonso Fernández).- El presidente de EEUU, Donald Trump, volvió hoy a generar revuelo al calificar de "triste" la retirada de monumentos vinculados a la simbología confederada, defendidos por grupos supremacistas blancos, tras el atentado racista del fin de semana en Charlottesville (Virginia), donde murió una manifestante antifascista.
"Es triste ver la historia y la cultura de nuestro gran país siendo destrozadas con la eliminación de nuestras hermosas estatuas y monumentos. No puedes cambiar la historia, pero puedes aprender de ella. Robert E. Lee, Stonewall Jackson – ¿quién será el siguiente, Washington, Jefferson? ¡Tan tonto!", consideró Trump a través de Twitter.
El mandatario se refería así al primer presidente estadounidense, George Washington, y al tercero, Thomas Jefferson, considerados unos de los "padres fundadores" del país, pero que según él mismo recordó esta semana, poseían esclavos.
En EEUU hay más de 700 monumentos en 31 estados en honor al bando confederado de la guerra civil (1861-1865), encabezado por el general Lee y formado por los estados secesionistas favorables a la esclavitud y perdedor de la contienda.
En los últimos días, varias ciudades, entre ellas Baltimore (Maryland), ordenaron retirar las estatuas confederadas de sus calles y parques.
En una desacostumbrada declaración, el titular de la junta de jefes del Estado Mayor del Ejército, el general de los Marines Joe Dumford, destacó hoy desde Pekín, donde se encuentra para tratar la crisis nuclear de Corea del Norte, que en el Ejército de EEUU "no hay lugar para el racismo y el fanatismo".
Desde su tibia condena de los violentos enfrentamientos en Charlottesville, donde uno de los participantes en la manifestación supremacista contra la retirada de una estatua del general Lee atropelló a alta velocidad a un grupo de antirracistas, matando a una mujer e hiriendo a una veintena, las críticas al mandatario no han cesado, incluso desde dentro de su propio partido republicano.
"Yo, junto con muchos otros, no respaldamos esta equivalencia moral. Muchos republicanos lucharán contra la idea de que el Partido de Lincoln tiene una alfombra de bienvenida para los David Duke (el histórico líder del KKK) del mundo", aseguró el senador republicano Lindsay Graham en misma red social.
Si Trump buscó zanjar el lunes el asunto al citar expresamente su condena a los grupos neonazis y de supremacistas blancos, en una rueda de prensa posterior en Nueva York el martes dio marcha atrás y se volvió a mostrar ambiguo al afirmar que tanto ellos como los contra manifestantes tenían "parte de culpa" en lo sucedido.
Por si fuera poco, y para añadir leña al fuego, las palabras de Trump fueron celebradas por la extrema derecha, y David Duke, quien participó en la marcha de Charlottesville, agradeció en Twitter al presidente su "honestidad" y su "condena de los terroristas de izquierda".
En una desacostumbrada declaración, el titular de la junta de jefes del Estado Mayor del Ejército, el general de los Marines Joe Dumford, destacó hoy desde Pekín, donde se encuentra para tratar la crisis nuclear de Corea del Norte, que en el Ejército de EEUU "no hay lugar para el racismo y el fanatismo".
Ante su creciente aislamiento y en otro mensaje en la misma red social también hoy, el mandatario sostuvo que se le había acusado "falsamente" de equiparar a neonazis y miembros del KKK y recurrió a su habitual diana: los medios de comunicación.
Trump subrayó que "el público está aprendiendo (aún más) cómo de deshonestos son los Medios Falsos. Tergiversan totalmente lo que digo sobre el odio, el fanatismo, etc. ¡Una vergüenza!", escribió.
Con sus infructuosos intentos de aclaración y sus cambiantes declaraciones, la nueva polémica es una de las más complicadas que encara Trump cuando apenas acaba de cumplir los primeros seis meses de presidencia y amenaza con hacer un profundo daño a su gobierno.
A los ataques desde dentro de su propio partido hay que sumar la masiva renuncia este miércoles de un grupo que tradicionalmente había apoyado al presidente estadounidense por el positivo rumbo económico del país, los ejecutivos de grandes de empresas, que se habían sumado a los consejos de asesoría económica de la Casa Blanca.
Entre ellos, la consejera delegada de la empresa de alimentación Campbell Soup, Denise Morrison; de la farmacéutica Merck, Kenneth Frazier; la de ropa Under Armour, Kevin Plank; y de la informática Intel, Brian Krzanich, quienes se salieron de esos consejos al criticar los comentarios de Trump sobre lo ocurrido en Virginia. EFE