Traducción de Iván Pérez Carrión

WASHINGTON, Estados Unidos.- El presidente Donald Trump fue elocuente en sus críticas a Canadá durante el fin de semana del Día del Trabajo cuando amenazó con seguir adelante con un nuevo acuerdo comercial con México, dejando fuera al vecino del norte de Estados Unidos.

Sin embargo, los esfuerzos del presidente Trump para obligar a Canadá a firmar un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en sus términos enfrenta nuevos obstáculos debido a la creciente oposición interna a su amenaza de seguir adelante sin el vecino del norte de los EE. UU.

El fin de semana festivo por el Día del Trabajo, Trump criticó a Canadá en Twitter, así como a sus muchos seguidores en ambos partidos políticos, y amenazó con dejar fuera a Canadá sin un nuevo acuerdo comercial ya negociado con México.

“No hay necesidad política para mantener a Canadá en el nuevo acuerdo del TLCAN. Si no hacemos un trato justo para los EE. UU. después de décadas de abuso, Canadá estará fuera. El Congreso no debería interferir con estas negociaciones o simplemente terminaré el TLCAN por completo y estaremos mucho mejor”, tuiteó Trump.

Pero sin el apoyo del Congreso, el Presidente carecería de influencia para obligar a Ottawa a hacer concesiones en las conversaciones que se reanudarán el miércoles.

"Va a haber mucha presión para llegar a un acuerdo con Canadá", dijo Mark Sobel, exfuncionario del Tesoro de EE.UU y ahora presidente del grupo de investigación OMFIF en Estados Unidos. "Canadá es el principal socio comercial de muchos estados, gran parte de nuestras fortunas económicas están entrelazadas con Canadá", reportó Bloomberg.

En un intento de ganar influencia sobre el gobierno de Justin Trudeau, el presidente ha amenazado con dejar a Canadá fuera del TLCAN revisado y proceder solo con México.

La Casa Blanca dio el viernes al Congreso la notificación requerida de 90 días de que firmaría una versión revisada del Nafta de un cuarto de siglo con México e incluiría a Canadá "si está dispuesto".

Las negociaciones

Tanto los negociadores canadienses como los estadounidenses insisten en que han estado progresando con las conversaciones que se reanudarán el miércoles.

Pero también se han empantanado en cuestiones delicadas relacionadas con el sector lácteo, altamente protegido por Canadá, y el celo de la administración Trump por eliminar un mecanismo de resolución de disputas que Ottawa considera decisivo.

EL Capítulo 19, permite a los miembros del TLCAN impugnar mutuamente las resoluciones sobre medidas comerciales correctivas, como los aranceles especiales impuestos en casos antidumping, ante un panel independiente. Es visto como una línea roja canadiense, que se remonta a las negociaciones de los años ochenta sobre un pacto bilateral entre EE. UU. y Canadá que sirvió como precursor del NAFTA, por sus siglas en inglés, así como de las negociaciones de principios de los noventa que concluyeron en el TLCAN.

A pesar de que el plazo del viernes pasó sin un acuerdo, tanto los funcionarios canadienses como los estadounidenses insisten en que Canadá aún podría cumplir con un plazo procesal de fin de septiembre establecido por el Congreso.

Según las normas del Congreso para la aprobación de acuerdos comerciales, la administración debe divulgar públicamente el texto del acuerdo 60 días antes de cualquier firma, lo que significa que concluir las negociaciones entre EE. UU. y Canadá podría volver a encarrilar las cosas.

El problema para Trump es que los negocios y grupos de agricultores de EE. UU., así como una amplia franja de legisladores bipartidistas, dicen que se opondrán a cualquier acuerdo que no incluya a Canadá.

Si se mantiene la oposición de la AFL-CIO, la principal organización sindical de EE. UU., a un TLCAN sin Canadá, ello dejaría a Trump enfrentado a la oposición de jefes, agricultores, trabajadores y políticos, cada uno de estos los integrantes principales de la política de comercio estadounidense.

El ataque de Trump dirigido a Canadá durante el fin de semana también presiona a Trudeau para que no se doblegue ante las demandas de EE. UU., incluso si los economistas advierten que un colapso del TLCAN podría ser muy perjudicial para la economía canadiense.

"Estamos presenciando las tácticas de divide y vencerás de Estados Unidos o el poderoso tiene la razón, en el peor de los casos", escribió Derek Burney, un ex negociador comercial canadiense, en el periódico The Globe and Mail.

"Cuando nos enfrentamos a tácticas de acoso en el patio de recreo, la opción es clara: cede y espera que ese comportamiento mejore o resiste con la esperanza de que las voces racionales en el Congreso y en los negocios constriñan los peores impulsos del presidente ".

Mirando desde la cerca

Los funcionarios europeos están observando atentamente las negociaciones de TLCAN buscando una señal de cómo Trump y su equipo abordarán las negociaciones comerciales con Europa que fueron lanzados como resultado de un acuerdo a fines de julio entre el presidente estadounidense y el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, si bien ese pacto también parecía frágil luego de que Trump le dijera en una entrevista a Bloomberg News que el comercio de Europa era "casi tan malo como China, solo que más pequeño".

El debate sobre cómo y si incluir a Canadá en un nuevo TLCAN que debe ser ratificado por el Congreso ilustra el aislamiento político de Trump en sus guerras comerciales, algo que los funcionarios chinos y europeos han notado.

También llega justo ocho semanas antes de las elecciones de mitad de período en las que está en juego el control del cuerpo legislativo de los EE. UU. y el comercio ya se ha convertido en un tema volátil.