REDACCIÓN INTERNACIONAL.-Yara Simón, del portal Remezcla.com, brinda un interesante perfil sobre el nuevo Procurador (Fiscal General) de los Estados Unidos, Jeff Sessions, un hombre muy cercano al presidente Donald Trump, y que tiene opiniones particularmente sesgadas y prejuiciadas sobre los dominicanos que migran hacia territorio estadounidense.

El siguiente texto fue publicado cuando todavía Jeff Sessions no había sido confirmado como Procurador.

Cortesía de Yara Simon/Remezcla.com

Hace casi 30 años, Dan-El Padilla llegó a los Estados Unidos desde República Dominicana. Alrededor de la misma época, Jeff Sessions fue presentado para convertirse en juez federal después de una nominación del presidente Ronald Reagan. Al final, el Senado controlado por los republicanos lo rechazó porque los colegas anteriores lo pintaron como racista. En esas tres décadas, Padilla ha ido desde los refugios para personas sin hogar a estudiar en Princeton, Oxford, y obtuvo un doctorado en Stanford.

Sessions, por otra parte, ha hecho poco para distanciarse de aquella reputación: impedir el progreso, concretamente, de los derechos civiles, la inmigración y los afroamericanos. Sin embargo, Sessions ahora podría convertirse en el próximo Fiscal General.

Después del anuncio del presidente electo Donald Trump del viernes, los puntos de venta comenzaron a aportar en el historial de Sesiones. Un video desenterrado de 2006 presenta a Sessions en el Senado de Estados Unidos. Durante un debate sobre la reforma migratoria bajo la administración del presidente George W. Bush, se paró ante una multitud y denigró a los dominicanos.

Dijo: "Fundamentalmente, casi nadie que viene de República Dominicana a Estados Unidos viene aquí porque tiene una capacidad demostrable que nos beneficiaría y eso indicaría su probable éxito en nuestra sociedad", dijo, según el Huffington Post.

"Vienen porque algún otro miembro de la familia con alguna relación calificada está aquí como un ciudadano, o incluso es un titular de la “tarjeta verde”. Así es como logran venir. Están creando un documento falso para demostrar que son parientes o sus cónyuges y se casaron, cuando no es así".

Obviamente, Sessions nunca ha oído hablar del autor ganador del premio Pulitzer, Junot Díaz, de Dan-El Padilla, ni siquiera de los peloteros que forman parte de las Grandes Ligas de Béisbol. Y esto son sólo los nombres que reciben publicidad. Al igual que Trump hizo con los mexicanos −a quienes llamó violadores y asesinos−, Sessions pintó peligrosamente a un grupo con un burdo brochazo.

Como resultado, los dominicanos han salido a expresar su rechazo. Adriano Espaillat, que se convertirá en el primer miembro dominicano-estadounidense del Congreso (y su primer indocumentado de antaño) dijo:

"El señor Sessions se beneficiaría de una tutoría sobre lo que los dominicanos contribuyen a los Estados Unidos. Debería comenzar examinando los logros de nuestra comunidad en Nueva York y en ciudades de todo el país. Si el nombramiento del Sr. Sessions es algún indicador de la dirección de la administración del presidente electo Trump, entonces cada estadounidense −independientemente de su raza, etnia, religión u origen étnico – debería asumir una posición y decir que esta designación no refleja los valores que han hecho grande a Estados Unidos”.

La asambleísta electa Carmen De La Rosa le recordó que al igual que otros grupos, hay dominicanos que son médicos, abogados, profesores y servidores públicos. De acuerdo con The NY Daily News, el concejal Ydanis Rodríguez (D-Manhattan) dijo que para convertirse en un Procurador General adecuado, Sessions tendría que convertirse en "alguien que respeta y es justo y neutral para todos los grupos".

Jeff Sessions fue confirmado el miércoles 8 de febrero de 2017 como Fiscal General de Estados Unidos de América, lo cual puso fin a una batalla de nominación amarga y cargada racialmente, que culminó con el silencio procesal de una líder demócrata, la senadora Elizabeth Warren.

Sessions, republicano de Alabama, sobrevivió a una votación cerrada que siguió las líneas partidarias, 52 a 47, en el último signo de extremo partidismo en juego mientras Trump se esfuerza por instalar a su gabinete. Ningún republicano rompió filas en su apoyo del colega que se convierte así en el principal funcionario de la ley tras dos décadas en el Senado.