SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Somalia aparece hoy en las portadas noticiosas no porque esté al borde del caos por la sequía, el coronavirus y la plaga de langostas sino porque una resolución parlamentaria aprobó una extensión de dos años del mandato del Gobierno del presidente del país, Mohamed Abdullahi Mohamed Farmaajo, que había vencido el pasado 8 de febrero.

El problema político coyuntural es grave, pero los otros problemas logran que desde no hace poco decenas de miles de jóvenes africanos migrantes emprendan la peligrosa travesía desde Somalia o Etiopía a través de Yibuti y Yemen en busca de trabajo en (los países) del Golfo.

Hoy la Save the Children, una organización benéfica internacional, da cuenta de que los enjambres de langostas, el clima extremo y las precipitaciones por debajo del promedio significan que “millones de personas en Somalia no tendrán suficiente comida” en el futuro inmediato de manera extrema, porque ya el problema es dramático en el presente y se arrastra del pasado.

Save the Children dice que se espera que la producción de cultivos y hortalizas disminuya hasta en un 80 % esta temporada y que los ingresos por ventas de ganado, un pilar de la economía somalí, caigan hasta en un 55 %.

Las madres desesperadamente tratan desde siempre de juntar una sola comida al día para sus hijos, la mayoría ya desnutridos.

Esta es la mayor ONG dedicada a la protección de la infancia, con más de un siglo de existencia, y dice que pocas veces ha visto que un 70 % de las familias estén ya sin agua a causa de la sequía

Save the Children denuncia hoy en un comunicado: "Los niños se llevan la peor parte de la creciente crisis climática en el país y, a menos que se tomen medidas urgentes, un número alarmante de ellos se enfrentará al hambre y al cierre de las escuelas por falta de agua en los próximos meses".

Debido a la intensificación de la sequía, las fuentes de agua en Somalia se están secando rápidamente y han dejado al 70 % de las familias de todo el país sin acceso al agua potable.

Según Save the Children, miles de niños sobreviven actualmente gracias a la distribución de agua con tanques móviles y pozos sin protección, muchos de ellos se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de nuevas fuentes.

Si no se produce una intervención humanitaria inmediata, es probable que la crisis alcance su peor punto en dos meses. En junio, cuando el número de niños y adultos que necesitarán ayuda alcance los 6 millones, es decir, un tercio de la población del país africano.

Que el agua potable esté también al alcance de los más necesitados

"Los niños se llevan la peor parte de la creciente crisis climática en Somalia y, a menos que se tomen medidas urgentes, un número alarmante de ellos se enfrentará al hambre, al cierre de las escuelas por falta de agua, al desplazamiento forzoso y a la explotación en los próximos meses", repitió Mohamud Mohamed Hassan, director de Save the Children en Somalia.

El ganado muere y los niños están malnutridos

Save the Children analizó los medios de vida de 632 hogares en ocho regiones de Somalia, y observó cómo la reducción de las precipitaciones y la grave escasez de agua están matando al ganado, poniendo en crisis las cosechas y, en consecuencia, reduciendo los ingresos de los hogares, y los niños comen cada vez menos al día y con alimentos poco nutritivos.

De hecho, más de la mitad de los hogares encuestados no tenían suficientes alimentos para comer, y el 84 % de los encuestados dijeron que estaban utilizando sus reservas de ganado para comprar alimentos o a reducir el número de comidas diarias. La pérdida de ganado también se traduce en un menor acceso a la leche para los niños, que se exponen aún más al riesgo de desnutrición.

La invasión de langostas y la COVID-19

En este contexto, las comunidades luchan por sobrevivir al no poder recuperarse antes de ser golpeadas por una nueva crisis. A esto se suma el devastador aumento de las invasiones de langostas, que se desplazan rápidamente por el país y destruyen los cultivos a su paso, lo que supone una enorme amenaza para la seguridad alimentaria.

Este lamentable panorama se ve reflejado en los últimos datos estadísticos publicados por Save the Children, que afirma que el 97 % de las familias de Somalia han sufrido al menos una plaga de langostas. El conflicto y las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19 también pesan sobre estas familias, llevándolas al límite de sus esfuerzos por no desfallecer.

Hace un año la situación no era demasiado diferente y ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, solo apuntaba como elemento novedoso las inundaciones de entonces

Las múltiples emergencias se relacionan y agravan entre sí. Desde el comienzo del año 2020, más de 220 mil somalíes se vieron forzados a desplazarse en el interior del país, incluidas 137 mil personas a causa de los conflictos políticos y sociales.

Los desastres naturales y relacionados con el clima, como las sequías y la consecuente escasez de los medios de vida, así como las inundaciones, se suman a las causas, interrelacionadas y complejas que fuerzan los desplazamientos.

Todo está agravando las importantes necesidades humanitarias preexistentes, a lo que se suma la llegada de enjambres de langostas del desierto, el insecto migratorio más devastador del mundo.