Madrid, España.- Los casos de coronavirus en la región de Cataluña se dispararon en las últimas 24 horas, con 1.493 nuevos contagios, mientras que en esa y otras zonas continuaba este fin de semana la guerra de intereses en torno al ocio nocturno, factor de contagio entre los más jóvenes en España.

La región de Aragón, colindante con Cataluña, se detectaron 315 nuevos casos en las últimas 24 horas, la gran mayoría asintomáticos y muchos de ellos en Zaragoza, la quinta ciudad más poblada del país.

Los datos de ambos Gobiernos regionales muestran también un incremento de hospitalizaciones y de ingresos en unidades de cuidados intensivos. Cataluña había registrado 1.393 casos nuevos ayer.

El rey Felipe VI apeló este sábado a "la unidad y la solidaridad" entre los ciudadanos y los territorios de España para afrontar la "encrucijada" que atraviesa el país por las consecuencias económicas y sociales generadas por la pandemia.

Ante el aumento de casos de las últimas semanas, el presidente de la región de Valencia (este), Ximo Puig, lamentó que "se ha perdido al respeto" al coronavirus y pidió "responsabilidad" a la población, a la que advirtió de que no le "temblará la mano al adoptar las medidas necesarias" para evitar los rebrotes.

LA GUERRA DE LOS CIERRES EN EL OCIO NOCTURNO

Mientras tanto, se ha desatado todo un conflicto por el ocio nocturno, considerado uno de los principales factores de expansión del virus entre la población más joven, ya que discotecas y bares son lugares cerrados en los que la clientela no respeta la distancia de seguridad y no suele usar mascarilla.

Dos organizaciones empresariales del sector en Cataluña anunciaron que llevarán a los tribunales el cierre de discotecas y otros locales nocturnos ordenados por las autoridades regionales para contener los rebrotes de coronavirus, pues consideran que la medida "no está justificada".

En un comunicado conjunto, ambas entidades denuncian que la medida "deja en la más absoluta indefensión y ruina" a las más de 35.000 empresas en la región.

Cataluña ordenó ayer el cierre total de ciertos locales de ocio, y el adelanto de la hora de cierre de restaurantes y bares, para intentar contener el virus, poco después de que el primer ministro francés, Jean Castex, recomendara "vivamente" a sus ciudadanos no viajar a esta región española.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, consideró que la decisión de cerrar el ocio nocturno "llega tarde, pero bienvenida sea".

A nivel nacional, el ocio nocturno da trabajo a unas 300.000 personas en toda España, y en algunas regiones o ciudades se han puesto en marcha medidas de prevención, como el registro de nombre y teléfono de todos los clientes para poder realizar seguimientos en caso de que se descubran brotes.

Medidas similares se han tomado en otras zonas de España, como la región de Murcia (sureste) o en Aragón (menos severas), e incluso a nivel local.

Además las empresas de lugares de ocio argumentan que, con los locales cerrados, los jóvenes organizarán fiestas privadas en sus viviendas o se centrarán en el llamado "botellón", grupos de personas que se juntan en parques o calles para beber.

Dentro de los preparativos adicionales para evitar una nueva oleada de casos, el Ministerio de Defensa anunció que va a crear equipos propios de rastreadores para prevenir el repunte de la pandemia entre los militares, aunque también podrán realizar esta labor en la administración civil.

PROTECCIÓN A LOS TRABAJADORES AGRÍCOLAS ITINERANTES

Mientras tanto, se están produciendo varios movimientos para mejorar la situación de los trabajadores temporales del sector agrícola, muchos de ellos inmigrantes indocumentados, que se desplazan entre distintas regiones en función de los períodos de recolección de diferentes cultivos.

El Ejército envió este sábado un equipo de reconocimiento a Lepe (sur) para estudiar la instalación de un campamento que albergue a los inmigrantes sin vivienda que deambulan por la ciudad tras el incendio que hace dos semanas destruyó las infraviviendas que ocupaban en campos de la localidad, conocida por los cultivos de invernadero, sobre todo fresas.

La idea es instalar un campamento de tiendas, literas y material de habitabilidad, de modo que los inmigrantes puedan al menos tener un sitio estable y prevenir posibles contagios por coronavirus, ya que ahora se encuentran en alojamientos precarios o incluso duermen sin techo.

El desplazamiento de trabajadores agrícolas para la recolección de fruta y su alojamiento en pabellones poco adecuados para evitar la transmisión del virus se asoció a los primeros grandes brotes que vivió España tras el final del estado de alarma, y que surgieron hace pocas semanas en las regiones vecinas de Cataluña y Aragón, las dos más afectadas por el resurgimiento del virus.

El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, pidió a las administraciones y al sector que faciliten alojamientos "dignos" a estos trabajadores, mientras que el Defensor del Pueblo y el relator de la ONU sobre la extrema pobreza reclaman soluciones urgentes en España.

En la región de La Rioja (norte), muy conocida por sus vinos, el Gobierno autónomo anunció esta semana que realizará pruebas gratuitas a todos los trabajadores que se desplacen para la próxima vendimia.