BRASIL.- El periódico brasileño Estadao publicó un editorial en el que analiza los riesgos que corre la investigación policial Lava Jato y sus miembros.

A continuación la traducción del editorial.

La amenaza real para la Lava Jato

Lava Jato corre riesgos, pero no los que denuncian sus integrantes. La amenaza está en el comportamiento imperioso de fiscales y el absurdo toma el STF para juzgar

Cuando la 2ª Cámara del Tribunal Supremo Federal (STF), por 3 votos a 2, otorgó hábeas corpus a favor del ex ministro José Dirceu, condenado en primera instancia dentro de la operación Lava Jato y en prisión preventiva, los procuradores de la operación anunciaron una vez más que todo el esfuerzo en la lucha contra la corrupción estaba en riesgo.

Es comprensible que los miembros de la Lava Jato busquen defender su trabajo de lo que ven como una amenaza, pero la operación no es tan frágil como lo hacen aparecer los fiscales.

"Yo entiendo que de ninguna manera la Operación Lava Jato está comprometida", dijo el ministro Celso de Mello, uno de los votos en contra de la concesión del hábeas corpus. Para el decano del Tribunal, lo que se espera de la Lava Jato es que lleven a cabo más investigaciones, "una vez respetadas las garantías que la Constitución y las leyes de la República establecen".

Lo importante a tener en cuenta en el caso de Dirceu y otros dos condenados en primera instancia, que fueron puestos en libertad por el Supremo −el ganadero José Carlos Bumlai y ex tesorero del PP John Claudio Genu− es que, según lo entendió la Corte Suprema, hay un exceso en las prisiones preventivas en la Lava Jato, que actuarían como una aplicación anticipada de la pena.

En el caso de Dirceu, el Ministerio Público Federal consideró que se trata de un condenado de "notoria peligrosidad", demostrada por la "habitualidad delictiva", que continuó incluso después de la condena en el mensalão. El Supremo, sin embargo, hizo prevalecer la presunción de inocencia ante la apreciación de sentencia condenatoria.

Por otra parte, en el supuesto de que Dirceu pueda cometer nuevos delitos o comprometer la investigación si está suelto, los fiscales confiesan que desde agosto de 2015, cuando el miembro del Partido de los Trabajadores fue detenido, no fueron capaces de avanzar en su trabajo, que habría quedado vulnerable a la intervención de Dirceu. Tanto es así que Lava Jato presentó una nueva denuncia contra José Dirceu el mismo día en que el Supremo analizaba la solicitud de hábeas corpus −una “travesura juvenil“, como la clasificó el ministro Gilmar Mendes.

La inquietud de los fiscales de la Lava Jato con la salida de Dirceu resultaría de la percepción de que esta decisión sería un indicativo de que otros presos importantes podrían ser liberados. Si existe, tanta preocupación revela que, contrariamente a lo que siempre han mantenido, los fiscales apuestan por las prisiones para obtener de los condenados la información que buscan, a través de la delación premiada. Los miembros del grupo de trabajo darían a entender, por tanto, que si no pueden mantener entre rejas a los peces gordos del petrolão, no inducirán a los denunciantes potenciales a decir lo que saben y, por lo tanto, se interrumpiría el flujo de la información que suministra la operación.

Ahora, como quedó claro hasta aquí, los informadores decidieron hablar sólo cuando se hizo evidente que sería mucho el tiempo en prisión, si no cooperaran. Es decir, que no era la prisión preventiva lo que los asustó, sino la posibilidad de estar muchos años − tal vez la vida entera − en la cárcel. Por lo tanto, sobre este aspecto, poco importa si Dirceu y otros personajes están presos, y sin una calidad de la investigación en sí. Cuantos más indicios sean acopiados, mayor será la cooperación de aquellos que tienen algo que contar.

Pero Lava Jato parece que hace mucho tiempo dejó de ser una investigación policial. La operación parece estar prisionera de la presunción de que tiene un papel que desempeñar en el futuro de la política y la justicia en Brasil, por lo que cualquier consideración que ponga en duda sus métodos y sus certezas será vista como una maniobra en contra de su continuación. El discurso mesiánico de algunos de sus miembros clave sugiere que, para ellos, todas las instituciones del país están podridas, con la excepción del Ministerio Público. En su afán de estabilizar el país, la Lava Jato comete errores −y uno de ellos le dio un sabor de victoria a José Dirceu, uno de los personajes más nefastos de la historia brasileña.

Lava Jato corre riesgos, sí, pero no los que son denunciados por sus miembros. La mayor amenaza es el comportamiento imperioso de algunos fiscales y el retraso absurdo del Supremo para juzgar los casos de los que son responsables. Y es eso –y no la revocación de prisión de algunos acusados, según lo exige la ley− lo que ayuda a desacreditar la Justicia.

A real ameaça à Lava Jato