Miami, Estados Unidos.- Los partidarios del presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, están convocados a darle una calurosa bienvenida en el aeropuerto de Palm Beach (Florida), a donde llegará este miércoles para pasar las últimas Navidades de su Presidencia en lo que pronto dejará de ser la "Casa Blanca de invierno".
Después de su victoria en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 2016, Trump le dio ese pomposo nombre a Mar-a-Lago, la mansión de estilo hispano-morisco que la millonaria Marjorie Merriweather Post mandó construir en los felices años 20 y que él transformó en un lujoso club privado.
Como un triunfante presidente electo pasó las Navidades y el Año Nuevo de 2016 y las de los siguientes tres de su mandato.
Hoy llega de nuevo por Navidad a su propiedad en el sur de Florida, pero en la situación opuesta a la de hace cuatro años. Del triunfalismo ha pasado a una recalcitrante negación de su derrota electoral acompañada de una catarata de denuncias de fraude masivo del que no ha presentado pruebas.
En Florida, sin embargo, Trump ganó al ahora presidente electo Joe Biden, y sus seguidores se lo van a recordar vitoreándole durante el trayecto de la caravana presidencial entre el aeropuerto a Mar-a-Lago, donde desde 2019 tiene su domicilio a efectos legales.
BIENVENIDA CALUROSA ANTES DE "SU SEGUNDO MANDATO"
Según informó el canal local de CBS, a los seguidores del presidente se les ha pedido que lo acojan con cariño "mientras disfruta de una docena de días de vacaciones en su residencia invernal antes de que comience su segundo mandato".
En este rincón del sureste de Florida con un clima benévolo incluso en invierno, Trump dedica mucho tiempo a jugar al golf, su deporte favorito, aunque también ha desarrollado actividades políticas y recibido a gobernantes extranjeros, como Xi Jinping y Jair Bolsonaro, presidentes de China y Brasil, respectivamente.
No se ha informado por el momento de las actividades que tendrá en esta visita, pero en anteriores fiestas navideñas la familia Trump ha asistido a una ceremonia religiosa el día de Navidad y participado en la fiesta de bienvenida del Año Nuevo que organiza su club.
La covid-19 puede cambiar los cosas este año, al menos en lo que al templo se refiere. El escogido el año pasado solo hace ceremonias virtuales, pero la fiesta de Mar-a-Lago no se ha cancelado, de acuerdo al diario digital Palm Beach Post.
CUESTIONADO CAMBIO DE RESIDENCIA
En 2019, Trump, la primera dama, Melania, y el hijo de ambos, Barron, mudaron oficialmente su residencia de la Torre Trump en Nueva York a Mar-a-Lago en Palm Beach.
Según el dicho popular, a perro flaco todo son pulgas y a este Trump de finales del 2020 le han salido algunos covecinos que cuestionan que pueda tener domicilio en el club socia, en el que convirtió la suntuosa mansión que compró en 1985 por unos diez millones de dólares.
Esta semana un abogado de la zona, Reginald G. Staumbach, alegó en nombre de un cliente que no identificó que Trump perdió su derecho a residir permanentemente en Mar-a-Lago cuando en 1993 llegó a un acuerdo con las autoridades sobre el uso de la mansión erigida en un terreno de 18 acres (7,2 hectáreas) en la isla de Palm Beach, hogar o lugar de vacaciones de ricos y famosos desde hace más de un siglo.
A cambio de mantener en pie la antigua residencia de la heredera del emporio de los cereales Post, al hoy presidente se le permitió transformarla en un club privado siempre que cumpliera determinadas condiciones, entre ellas que los socios no podían vivir allí más de 21 días al año y no de una sola vez.
Además, según el diario Miami Herald, Trump en 2002 llegó a un acuerdo con la ONG National Trust for Historic Preservation (Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica) mediante el cual obtuvo una bajada de impuestos a la propiedad considerable a cambio de "extinguir para siempre su derecho a desarrollar o usar la propiedad para otros fines que no sean los del club".
La alcaldesa de Palm Beach, Gail Coniglio, se ha limitado a señalar que el Consejo Municipal va a estudiar el asunto.
VECINOS QUE NO QUIEREN A TRUMP Y OTROS QUE LO ADORAN
No solo el misterioso cliente de Staumbach se opone a que Trump se establezca permanentemente en Mar-a-Lago.
Un ignoto Comité Palm Beach envió la semana pasada un mensaje vía fax a la alcaldesa en el que dirigiéndose a Trump dice: "No queremos que seas nuestro vecino y que infrinjas las leyes aquí".
Las manifestaciones a favor del presidente republicano, que tienen en las flotillas pro Trump su cara mas más vistosa, no han sido las únicas en Palm Beach desde que es mandatario.
Sus oponentes políticos, vecinos y comerciantes enojados por las molestias que les producen las medidas de seguridad adoptadas cada vez que visita Mar-a-Lago también han salido a las calles de esta selecta y tranquila isla unida al continente por varios puentes.
La heredera de los cereales Post que mando construir Mar-a-Lago quería que a su muerte (1973) pasara a ser una residencia de invierno para los presidentes de EE.UU. y por eso se la legó al Servicio de Parques Nacionales.
Sin embargo, el Estado se la devolvió a la Fundación Post en 1981, debido a lo costoso del mantenimiento de la propiedad.
El deseo de Post no se ha cumplido, pero al menos un presidente compró Mar-a-Lago y la denominó a título particular "Casa Blanca de invierno". EFE
Ana Mengotti