PUERTO PRÍNCIPE, Haití.- El senador Youri Latortue, de Haití, se mostró confiado en que su país marchará hacia la estabilidad política y normalidad institucional, tras la juramentación del nuevo presidente haitiano, Jovenel Moise.

Latortue, durante su alocución como presidente de la Asamblea Nacional, manifestó además que espera que los miembros de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), podrán completar el proceso de desmovilización, “ya que los haitianos están preparados para asumir plenamente sus responsabilidades (mediante la PNH y nuestras Fuerzas Armadas)”.

“La toma de posesión de un nuevo Presidente emanado de las urnas marca el final de una época de incertidumbre crónica y nos lleva a decidir que esta será la última”, señaló.

Asimismo, resaltó la disposición de los miembros del Parlamento haitiano de trabajar con el nuevo presidente para asegurar el buen funcionamiento de las instituciones democráticas dentro del Estado-Nación De Haití.

“Más allá de las divisiones ideológicas, más allá de los intereses partidistas, estamos decididos a cooperar con usted en el fortalecimiento de nuestras instituciones”.

Afirmó que, en tal contexto, los congresistas estarán “obligados” a establecer el Consejo Constitucional, el Consejo Electoral Permanente, así como de las estructuras clave que favorezcan la descentralización.

A continuación, el discurso del senador Youri Latortue:

Alocución del Presidente de la Asamblea Nacional, honorable YOURI LATORTUE, en la ceremonia inaugurual del nuevo Presidente de la República de Haití, Su Excelencia JOVENEL MOÏSE, Palacio Legislativo, martes 7 de febrero de 2017

En nombre del Parlamento haitiano reunido en la Asamblea Nacional de nuestro país, tengo el honor de recibir y darles la bienvenida a esta sesión solemne del martes 7 de febrero de 2017. El 7 de febrero seguirá siendo una fecha histórica para nosotros, que simboliza la victoria sobre la dictadura y afirmando su voluntad de comprometer al país en un camino democrático. El 7 de febrero es una fecha que es altamente simbólica por la postura que recuerda a una época de ruptura con el oscuro pasado de las dictaduras, consagrando la ardiente entrada del país en una época marcada por valores democráticos. Hace treinta años, el pueblo de Haití eligió, a costa de sacrificios dolorosos, imponer los principios de la alternancia de las direcciones políticas.  Hace ya treinta años que buscamos arduamente el buen funcionamiento de las instituciones democráticas establecidas por la Constitución de 1987. Y desde entonces, estos ciclos de cinco años −salvo los paréntesis de interrupciones que han entorpecido el funcionamiento regular de las instituciones constitucionales de los poderes públicos− se han convertido en un mecanismo aceptado que apunta a una gestión transitoria pacífica de los sucesivos poderes imperantes.

Después de un viaje tumultuoso, aquí estamos, finalmente, al final de un excesivamente extendido proceso electoral. Tenemos un Parlamento funcional con sus dos cámaras que muestran el cumplimiento del número completo requerido de representantes elegidos en los próximos días. Tenemos un Presidente electo que, en los próximos minutos, hará un juramento constitucional formal, lo que le permitirá ingresar en la historia como el 58° Presidente de la República de Haití.

Permítanme aprovechar esta oportunidad para agradecer a quienes, de una manera u otra, han participado en el cierre victorioso de esta búsqueda que fue tan larga como difícil:

-los miembros del Consejo Electoral Provisional, que sin tener en cuenta las dificultades y las críticas encontradas, han llevado el proceso a término,

-los partidos políticos

-los candidatos,

-los sectores diversos de la sociedad civil

y nuestros amigos de la comunidad internacional quienes nos han acompañado a lo largo de todo el camino.

Estamos asistiendo al amanecer de un gran día para nuestro país. El pueblo de Haití ha hablado. El pueblo ha optado por confiar las riendas del poder a un joven, un hombre dinámico, un hombre que parece tener el enfoque correcto para sacar a nuestra nación del ciclo de miseria, corrupción e inestabilidad política que han detenido durante un tiempo demasiado largo, el crecimiento y el desarrollo.

La toma de posesión de un nuevo Presidente emanado de las urnas marca el final de una época de incertidumbre crónica y nos lleva a decidir que esta será la última. A partir de ahora, entraremos en una nueva era de estabilidad política y de normalidad institucional. Nuestros amigos de la MINUSTAH podrán continuar y completar su tranquila y gradual desmovilización, ya que los haitianos están preparados para asumir plenamente sus responsabilidades (mediante la PNH y nuestras Fuerzas Armadas).

Señor Presidente electo:

Nuestros compañeros ciudadanos, los que han votado por usted, los que han votado por uno u otro de sus rivales e incluso aquellos –demasiado numerosos, lamentablemente− que no votaron en absoluto, ¡esperan mucho de usted! Esperan mucho de todos sus funcionarios electos, tanto de los parlamentarios como de los funcionarios elegidos localmente. El Presidente debe por tanto reunir a todos, y como usted mismo expresado: Usted es, desde ahora, el Presidente de todos los haitianos, independientemente de su afiliación política o ideológica.

La tarea que se le confía es pesada y difícil. Las expectativas de todos los sectores nacionales de nuestra vida cotidiana son numerosas y legítimas. Ya sea de seguridad, de defensa nacional, de justicia, de educación, de salud, de agricultura, de seguridad alimentaria, de infraestructuras, de depreciación de la moneda nacional, de protección del medio ambiente, de clima de negocios, de creación de empleos, reducción de la pobreza −todo es una prioridad, todo es urgente.

Sabemos que nuestros recursos son limitados y que habrá que tomar decisiones.

Es justo que yo diga, sin temor de ser contradicho por mis compañeros, que el Parlamento haitiano y el conjunto de sus parlamentarios, senadores y congresistas estén dispuestos a trabajar con usted en interés de nuestros electores. La Constitución, en este espíritu, ha definido claramente los derechos, los deberes y las grandes responsabilidades de cada una de las tres ramas de los gobiernos, exigiéndonos a todos que trabajemos juntos para el buen funcionamiento de las instituciones democráticas dentro del Estado-Nación De Haití. El Poder Ejecutivo determina y conduce la agenda política de la nación; el Poder Legislativo ejerce control sobre ella y hace las leyes; Leyes que el Poder Judicial implementa.

Comprendemos plenamente la magnitud de los desafíos, la dificultad y las proporciones abrumadoras de la tarea que se a la vista. Ese contexto exige una promesa del Poder Legislativo, afirmando, ante la nación y ante el mundo, que hará todo lo posible para desempeñar su papel con dignidad.

Más allá de las divisiones ideológicas, más allá de los intereses partidistas, estamos decididos a cooperar con usted en el fortalecimiento de nuestras instituciones. A tal efecto, estaremos obligados a establecer el Consejo Constitucional, el Consejo Electoral Permanente, así como las estructuras clave que favorezcan la descentralización.

Creemos que a través del respeto mutuo, el diálogo y la concertación, superaremos nuestras divergencias en el interés nacional, conciliando nuestras contradicciones y respondiendo a los múltiples desafíos que enfrentaremos comenzando con la guerra contra la corrupción. ¡Sí! La guerra contra la corrupción, una batalla que debe llevarse a cabo sin piedad contra esta plaga que dificulta el verdadero crecimiento potencial de un país.

El estancamiento de nuestra economía nacional se transmite elocuentemente a través de indicadores económicos que nos alertan diariamente sobre la gravedad de los problemas socioeconómicos del país. En tal contexto, los Poderes Legislativo y Ejecutivo, en una posición común, deben actuar sobre todos los fundamentos de la crisis, abordando de frente tanto las deficiencias coyunturales como estructurales.

Hoy, mis colegas han demostrado su compromiso y buena fe respondiendo en gran número a la convocatoria para su ceremonia de toma de posesión ante la Asamblea Nacional que va a ser testigo de su promesa solemne. Creo, además, que seguirán adelante siempre que sean llamados a cumplir su deber parlamentario, puesto al servicio del pueblo haitiano.