La vida continúa de noche en los mercados de Puerto Príncipe pese a la crisis
Al otro lado de la calle, una patrulla de Policía integrada por tres agentes armados mantiene encendidas las luces que iluminan de rojo y azul ese y otros tenderetes, cuyos dueños siguen trabajando, a pesar de la situación que vive el país, para poder subsistir
Puerto Príncipe, Haití.- La actividad en las calles de Puerto Príncipe no cesa con la caída del sol, a pesar del estado de sitio declarado por el Gobierno como consecuencia del asesinato del presidente Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio, que ha desencadenado una crisis de todavía incierta solución.
Con la llegada del ocaso, en el mercado de Pétion-Ville algunos vendedores apuran para hacer las últimas ventas antes de retirarse, espantando las moscas que después de todo el día se han hecho dueñas de carnes y pescados, mientras otros comienzan a guardar el género.
Los perros callejeros husmean a ver qué encuentran entre la alfombra de inmundicia que ya han empezado a barrer las mujeres con precarias escobas. Basura que, más tarde, ya con noche cerrada, será combustible de fogatas callejeras.
No todos los tenderos se marchan, algunos permanecen hasta la madrugada, y otros llegan a ocupar el espacio con sus productos, alumbrados con pequeñas linternas portátiles, las mismas que iluminan los puestos de comida ambulante.
El trasiego, aunque mermado, continúa en plena crisis, al menos en las zonas más seguras de la capital haitiana, pero los vendedores notan que hay menos clientes desde que mataron al presidente, tal y como explica a Efe una vendedora, Arienne, mientras despacha un bocadillo de huevos fritos a un cliente que ha acudido a su negocio ubicado en Delmas 60.
Al otro lado de la calle, una patrulla de Policía integrada por tres agentes armados mantiene encendidas las luces que iluminan de rojo y azul ese y otros tenderetes, cuyos dueños siguen trabajando, a pesar de la situación que vive el país, para poder subsistir.
El asesinato de Moïse, sin embargo, no es el único motivo de que haya disminuido la actividad nocturna, también el desabastecimiento de combustible mantiene a muchos haitianos en sus casas, explica a Efe un chófer que se gana la vida con su motocicleta.
Desde que el presidente fue acribillado a tiros el 7 de julio en su residencia ubicada en el barrio de Pelerin de la capital haitiana la población trata de continuar con su vida.
Los funerales de Estado en honor del mandatario asesinado se celebrarán el próximo viernes en Cap-Haitien, la ciudad más importante del norte del país y cercana al municipio de Trou-du-Nord, donde nació Jovenel Moïse.EFE