Lima, Perú (EFE/David Blanco Bonilla).- El indulto otorgado al expresidente peruano Alberto Fujimori no solo ha aireado las pugnas internas en el fujimorismo, sino que también ha fortalecido a Kenji, el hijo menor del exmandatario, en la disputa que mantiene con su hermana mayor Keiko, la líder del partido Fuerza Popular.
Más allá de la polémica y el rechazo que ha generado en un gran sector de la población, la carta del indulto ha favorecido políticamente a Kenji, un congresista que siempre apostó por la liberación de su padre como punto número uno de su agenda.
La prueba de esto la ofreció este sábado un sondeo de opinión de la empresa privada Ipsos que no solo indicó que el 56 % de los peruanos apoya el indulto, frente a un 40 % que lo rechaza, sino que también, por primera vez, Kenji tiene una mayor aceptación popular que Keiko.
De esa manera, un 33 % dijo que aprueba el desempeño del menor de los Fujimori, mientras que solo un 29 % afirmó lo mismo de su hermana.
Sin embargo, fuera de los linderos del fujimorismo ambos hermanos no tienen buenas cifras, ya que Kenji es desaprobado por un 57 % de los ciudadanos y su hermana por un 64 %.
Sin aún haber opinado públicamente sobre estas últimas disputas, Fujimori permanece internado en una clínica de Lima, donde recibe las visitas diarias de Kenji, quien se retira del lugar cuando llegan Keiko y sus otros dos hermanos, Hiro y Sachi
El menor de los Fujimori fue el candidato al Congreso más votado en las dos últimas elecciones generales peruanas, pero desde que asumió nuevamente su puesto en el Legislativo en julio del 2016 se enfrentó a las decisiones de Fuerza Popular.
Esto le valió dos sanciones de su partido, pero no fue freno para que hace una semana encabezara a 10 fujimoristas que se abstuvieron de votar en el Congreso por un pedido de destitución del presidente Pedro Pablo Kuczynski por sus vínculos con la empresa brasileña Odebrecht.
Para muchos analistas la abstención fue, en realidad, un pacto con Kuczynski para evitar la destitución a cambio del indulto, que el gobernante otorgó a Alberto Fujimori tan solo tres días después, durante la noche del 24 de diciembre.
Aunque Kuczynski y sus portavoces niegan este acuerdo, y defienden que se basó en razones humanitarias, ese idea parece no haber calado en la población, ya que el 63 % cree que el gobernante dio el indulto "porque negoció" con Kenji "los votos que lo salvaron" de ser destituido.
Durante la crisis política de la semana pasada, Keiko mantuvo un silencio que solo rompió cuando fracasó el intento de destituir a Kuczynski para manifestar, vía Twitter, su orgullo por los 61 legisladores de su partido que sí votaron por la destitución.
La líder opositora confirmó, de esa manera, el abierto conflicto con su hermano, al excluir tajantemente a los que se abstuvieron y señalar que su partido "no se vende ni negocia".
En ese momento, el portavoz parlamentario del fujimorismo, Héctor Becerril, también aseguró que "lo mínimo" que tenían que hacer los disidentes era "presentar su carta de renuncia".
Pero también acusó al expresidente Fujimori de haber intervenido, con llamadas telefónicas desde su prisión de entonces, para convencer a los que desacataron el acuerdo partidario y de "alentar de una u otra manera" la corrupción.
Sin aún haber opinado públicamente sobre estas últimas disputas, Fujimori permanece internado en una clínica de Lima, donde recibe las visitas diarias de Kenji, quien se retira del lugar cuando llegan Keiko y sus otros dos hermanos, Hiro y Sachi.
Es innegable que ahora en libertad, el expresidente será un actor decisivo en esta batalla de poder, en la que es pública su afinidad con Kenji y puede terminar por desbaratar el capital político que Keiko ha formado durante los últimos años.
Por lo pronto, queda por ver hasta donde llegará la onda expansiva de esta disputa, ya que si se produce un cisma al interior de la bancada fujimorista, Fuerza Popular pasará de tener la mayoría absoluta en el Congreso a una relativa, que cambiará el escenario político nacional. EFE