Puerto Príncipe, 15 feb (EFE).- Las actividades en la capital de Haití, sumido en una crisis desde la semana pasada, siguen este viernes prácticamente nulas, aunque con muchas más personas buscando comida y agua, un día después de que el presidente del país, Jovenel Moise, llamara al diálogo tras ocho días de violentas protestas.
En las calles de la capital se han observado este viernes muchas más motocicletas ofreciendo el servicio de transporte, mientras que la gente trata de abastecerse de agua, comida y combustibles.
Los hospitales enfrentan problemas por los bloqueos de las carreteras y por la falta de medicinas, así como de otros tipos de materiales, dificultando la atención de pacientes, muchos de ellos heridos durante las protestas, que iniciaron el 7 de febrero, el mismo día que Moise cumplió dos años en el poder.
En un mensaje anoche a la nación, Moise, quien el pasado día 7 cumplió su segundo aniversario en el poder, dijo que va a "luchar para restablecer la paz y la estabilidad" en su país, y expresó su solidaridad con las víctimas de las protestas de los últimos días, en las que al menos nueve personas han perdido la vida.
Moise reconoció que la crisis es "muy grave", aunque no anunció medidas para resolver la difícil situación política y económica, tarea que se la dejará al primer ministro, Jean-Henry Céant, quien deberá anunciar las acciones en las próximas horas, de acuerdo con el gobernante.
Tras romper el silencio que mantuvo desde el pasado sábado cuando también llamó al diálogo, Moise, cuya dimisión reclama una parte de la oposición, aseguró en un discurso en la televisión, que no dejará el país "en manos de bandas armadas y narcotraficantes", que quieren utilizar la empobrecida nación para sus intereses personales.
Tras el discurso, el Sector Democrático y Popular, integrado por líderes de partidos de oposición y por grupos sociales, que promueve las manifestaciones, afirmó que la oposición no tiene "brazo armado" y que la presencia de individuos armados en las masivas manifestaciones del miércoles es resultado del colapso del Estado.
Por otra parte, en su mensaje de ayer jueves en la noche, Moise reconoció que la crisis es "muy grave", aunque no anunció medidas para resolver la difícil situación política y económica, tarea que se la dejará al primer ministro, Jean-Henry Céant, quien deberá anunciar las acciones en las próximas horas, de acuerdo con el gobernante.
El presidente tampoco se refirió a la supuesta malversación de los fondos de Petrocaribe, el programa a través de cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.
La alocución del presidente no parece que haya surtido mayores efectos, y en la capital del país, Puerto Príncipe, las escuelas y los bancos continúan cerrados, así como los negocios y las estaciones de combustibles, muchos de los cuales han sido saqueados estos días, situación que ha dejado importantes pérdidas millonarias en Haití, el país más pobre de América.
Las manifestaciones, que han aumentado la inseguridad en esta nación caribeña y provocado un clima de caos e incertidumbre, se producen en medio de una severa crisis económica, que se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina.
En sus protestas, los manifestantes también exigen justicia en las supuestas irregularidades en el programa Petrocaribe.
Una auditoría presentada la semana pasada por el Tribunal de Cuentas reveló irregularidades entre 2008 y 2016 en este programa y señaló a quince exministros y actuales funcionarios que están involucrados en este caso, así como una empresa que dirigía Moise antes de llegar a la Presidencia. EFE