Washington, 14 sep (EFE).- Paul Manafort, el exjefe de campaña del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aceptó hoy colaborar con la Fiscalía especial en la investigación de la trama rusa como parte de un acuerdo de culpabilidad.
Manafort, que ya fue declarado culpable de ocho delitos de fraude hace tres semanas, pactó cooperar con las autoridades y reconoció ante una corte federal su responsabilidad en dos cargos que se le imputaban con objeto de evitar el juicio previsto para el próximo 24 de septiembre, además de un potencial tercer proceso judicial.
El exasesor de Trump, acusado de delitos que podrían acarrearle pasar el resto de su vida en prisión, alcanzó así un acuerdo con la Fiscalía especial de la trama rusa en busca de una reducción de la condena final.
A primera hora de la mañana de este viernes, el fiscal especial de la trama rusa, Robert Mueller, registró un nuevo escrito de acusación contra Manafort de un delito de conspiración contra EE.UU. por fraude y otro de conspiración para obstruir la Justicia, de acuerdo a documentos judiciales, de los que se declaró culpable.
Poco después, la fiscalía anunció que el juez había cambiado el motivo de una audiencia sobre el caso prevista esta mañana, pasando de ser preparatoria del juicio del 24 de septiembre a versar sobre un acuerdo entre ambas partes.
La reacción de la Casa Blanca no se hizo esperar y desvinculó a Trump de la causa de Manafort.
"Esto no tiene absolutamente nada que ver con el presidente o con su exitosa campaña presidencial de 2016. No está relacionado en absoluto", dijo a Efe la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
Mueller investiga desde mayo de 2017, de manera independiente al Gobierno, los posibles lazos entre miembros de la campaña de Trump y el Kremlin, al que las agencias de Inteligencia acusan de interferir en los comicios de 2016.
Manafort supuestamente trabajó entre 2006 y 2017 para Gobiernos extranjeros, incluido el Ejecutivo prorruso del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014), y para oligarcas rusos, a los que ayudó a mejorar su imagen en Washington sin comunicárselo a las autoridades, lo que constituye un crimen.
El proceso contra él es producto de la investigación de Mueller, pero no está relacionada directamente con las actividades que desempeñó entre marzo y agosto de 2016 en la campaña de Trump, donde llegó a ser el jefe hasta que se vio obligado a dimitir por ocultar el cobro de 12,7 millones procedentes de Yanukóvich. EFE