Washington (EFE/Raquel Godos).- Nevada, Colorado, Ohio, Carolina del Norte y Florida son los estados protagonistas en la recta final de la campaña electoral para las elecciones de noviembre, territorios en los que tanto el republicano Donald Trump como la demócrata Hillary Clinton se juegan llegar o no a la Casa Blanca.
Precisamente, esta semana, la exsecretaria de Estado está centrando sus actos de campaña en Nevada y Colorado, dos de los estados "bisagra" en los que además hay un gran porcentaje de población latina.
"Durante la última década, Nevada se ha convertido en un tipo particular de estado clave. Tiene muchas de las características del 'EE.UU. contemporáneo', con cambios en la demografía como la inmigración latina", explica el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Nevada Las Vegas, Dan Lee.
Nevada, insiste Lee, es un "perenne estado bisagra" y "ha votado por el candidato ganador en 31 de 38 elecciones, y en todas menos una (1976) desde 1912″, agrega, por lo que no es de extrañar que a falta de 27 días para el 8 de noviembre los esfuerzos de Clinton y Trump se centren en sus votantes.
En Colorado, que reparte 9 votos electorales de los 270 necesarios para lograr la elección, Clinton parecía liderar las encuestas con cierta holgura en los últimos meses, pero Trump ha estrechado mucho la diferencia y la mayoría de ellas le colocan a apenas un punto de diferencia de la también ex primera dama.
Obama, sin ir más lejos, será el encargado esta semana de cortejar a los votantes de Ohio para Clinton, un estado en el que la exsecretaria de Estado parecía tenerlo todo perdido frente al multimillonario, pero en el que podría tener esperanzas según las más recientes encuestas
No obstante, los expertos explican que la demografía de Colorado, que otrora fuera similar a la predominante en el país, está cambiando en favor de la urbes, y los suburbios y las zonas rurales, normalmente republicanas, se están reduciendo en favor del desarrollo tecnológico y la innovación en las ciudades.
Carolina del Norte es otro de esos lugares paradigmáticos.
"Es básicamente un estado al 50-50 y probablemente más estrechamente dividido que cualquier otro estado ahora mismo", explicó a Efe Steven Green, experto político de la universidad de ese estado.
"Eso significa, para ambas campañas, que la inversión o los recursos aquí realmente tienen el potencial de hacer pivotar de un modo u otro (el resultado). Básicamente, hay áreas urbanas más liberales, que equilibran con áreas rurales", dijo.
En este sentido, Green también resaltó que hay una minoría significativa, especialmente afroamericana, cuya alta participación ayudó a ganar el estado al actual presidente Barack Obama en 2008, aunque en 2012 lo perdió por un estrecho margen.
"Los demócratas se centrarán mucho en conseguir que la participación de las minorías sea lo más alta posible", concluyó Greene.
Obama, sin ir más lejos, será el encargado esta semana de cortejar a los votantes de Ohio para Clinton, un estado en el que la exsecretaria de Estado parecía tenerlo todo perdido frente al multimillonario, pero en el que podría tener esperanzas según las más recientes encuestas.
"Ohio es un estado importante en estas elecciones presidenciales, ya que es muy competitivo y otorga 18 votos electorales. Durante las últimas cuatro elecciones, la diferencia media entre los dos principales candidatos fue del tres por ciento de los votos", explicó a Efe Daniel Birdsong, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Dayton (Ohio).
Birdsong recuerda que, históricamente, ningún republicano ha ganado la Presidencia sin ganar Ohio, y la última vez que un demócrata ganó la elección presidencial sin ganar Ohio fue en 1960.
"Ohio será sin duda un factor en esta elección también. Los blancos representan una mayor parte de los votantes en Ohio que en la nación en su conjunto, y los hombres blancos de clase obrera han sido el núcleo de apoyo de Trump", explica.
Por su parte, Florida, con 29 votos electorales, es uno de los estados más controvertidos de las últimas décadas, y su composición demográfica es muy compleja, con inmigración cubana y puertorriqueña, pero también con zonas de jubilados blancos.
Muchos analistas creen que la decisión de los floridianos podría ser la que verdaderamente decantara la balanza electoral, no en vano el propio Trump tiene planeados estos días hasta cuatro mítines electorales por el estado.
El magnate arrasó allí en las primarias, sorprendiendo al aplastar al senador Marco Rubio, oriundo de Florida y ahora las encuestas con Clinton pronostican un margen tan estrecho entre ambos que algunos prevén un conteo agónico como el protagonizado en el 2000 por el demócrata Al Gore y el expresidente George W. Bush.EFE