El Estado Islámico (EI) se ha posicionado como la principal amenaza de seguridad contra los talibanes en Afganistán, con ataques casi diarios o atentados como el del viernes contra la comunidad chií, que dejó al menos ochenta muertos y cerca de un centenar de heridos.
Los talibanes, que aseguran controlar la totalidad del territorio desde que capturaron Kabul el pasado 15 de agosto, han lanzado en respuesta una operación masiva en varias provincias contra el grupo yihadista.
OPERACIÓN CONTRA EL EI
"Hasta ahora en varias operaciones en Nangarhar (este), Kabul y otras áreas, decenas de sus miembros han sido detenidos y decenas han muerto. Sus guaridas, desde donde planeaban ataques, han sido destruidas", dijo a Efe un portavoz de los talibanes, Bilal Karimi.
La formación fundamentalista ha lanzado también operaciones, tanto en el campo como en zonas urbanas, en las provincias orientales de Kunar y Laghman, Parwan (norte), Kunduz (noreste) y Khost (sureste).
"Los separatistas del EI no pueden amenazar la seguridad del país y el Emirato Islámico, pero pueden crear algunos pequeños desafíos contra los que los combatientes (talibanes) están actuando con decisión", añadió Karimi.
Las autoridades afganas han multiplicado además los contactos con líderes de la corriente salafí (ultraconservadora), a la que pertenecen la mayoría de los miembros del EI en Afganistán y que tiene un alto seguimiento en el este del país.
Pero al mismo tiempo que los talibanes intentan eliminar al grupo yihadista de Afganistán, también han decidido minimizar el nivel de la amenaza.
"No queremos hablar del EI en los medios de comunicación, y pedimos a los medios que no cubran este problema que solo contribuye a crear miedo entre la población, lo que equivale a hacer campaña al EI", dijo a Efe un portavoz del Ministerio del Interior talibán, Qari Saeed Khosty.
GRAVE AMENAZA CONTRA LA SEGURIDAD
Un funcionario del Gobierno afgano depuesto por los talibanes, que pidió el anonimato, denunció a Efe que los fundamentalistas están intentando "ocultar y controlar la difusión de información sobre las actividades del EI".
"La realidad es que el EI está emergiendo como una potencial grave amenaza contra el Gobierno de los talibanes en Afganistán", dijo.
El funcionario criticó la "intencionada o involuntaria" liberación de cientos de combatientes yihadistas de cárceles gubernamentales, que ha contribuido a reforzar las filas del EI.
"Ahora, (los talibanes) están pagando el precio con ataques casi diarios", señaló.
Las operaciones de los talibanes para destruir a la formación yihadista en Kabul y otras zonas del país están abocadas al fracaso, en opinión del exfuncionario.
"Es muy difícil prevenir ataques sorpresa, explosiones y asesinatos selectivos que gradualmente acaban con la moral", reconoció, recordando el fracaso del antiguo Gobierno y las fuerzas internacionales a la hora de acabar con los talibanes.
El funcionario señaló además que los métodos de los fundamentalistas, como las "ejecuciones brutales" de supuestos miembros del EI, solo contribuirán a "crear odio contra los talibanes".
UNA CUESTIÓN DE TIEMPO
Algunos analistas consideran que el EI podría convertirse en un problema mayor para Afganistán si los talibanes no se apresuran en ponerles freno.
"Por ahora es posible mantener al EI a raya, pero si el grupo desarrolla relaciones con agencias de inteligencia extranjeras o aliados del EI que les proporcionen apoyo y refugio, eliminarles será más difícil para los talibanes", dijo a Efe el analista el centro de investigación afgano Rana, Safiullah Mullakhil.
El antiguo portavoz del Ministerio de Defensa, el general Dawlat Waziri, también destacó la posibilidad de que países vecinos como Pakistán apoyen al EI para desestabilizar Afganistán.
"De lo contrario, el EI no será capaz de amenazar Afganistán o lograr más influencia en el país, porque los afganos no están dispuestos a cooperar" con los yihadistas, juzgó Mullakhil. EFE