(Rafael Molina). Transcurridos dos años del inicio de una pandemia que lo ha cambiado todo política, social y económicamente, y sin haber conseguido erradicarla, el mundo se enfrenta otra vez a un año nuevo condicionado por un virus que seguirá afectando a procesos electorales, cumbres y todo tipo de eventos.
2021 vino marcado por la variante delta del coronavirus, que aún hace estragos en América Latina, y 2022 entrará acompañado de ómicron, una nueva cepa de la covid-19 que ha creado cifras récords de contagios en Europa.
Pese a todo, el mundo no se detiene y en 2022 estos serán algunos de los hechos noticiosos que marcarán la agenda global, siempre con permiso del Sars-Cov-2.
Elecciones cada vez más polarizadas
En lo político, sin duda dos procesos electorales tendrán especial protagonismo.
Las denominadas elecciones de medio mandato en EEUU, que renuevan parte del Legislativo, servirán como test para medir la popularidad de un presidente, el demócrata Joe Biden, que cuenta actualmente con el control de ambas Cámaras, pero cuya imagen ha comenzado a desgastarse. Están previstas para noviembre.
De esos resultados dependerá que Biden opte a la reelección en 2024, dado que muchos de sus correligionarios estiman que su baja popularidad y su avanzada edad no hacen de él un buen candidato. En caso de que concurra de nuevo podría además enfrentarse a un más que conocido oponente, el republicano y polémico multimillonario Donald Trump, que aún deshoja la margarita sobre su futuro político.
2022 también será año electoral en Brasil, con el ultraderechista Jair Bolsonaro compitiendo en octubre por su reelección, posiblemente ante el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que aún no ha confirmado su candidatura para volver a la Presidencia tras su estancia en prisión.
Con un país totalmente dividido entre ambos candidatos y especialmente sacudido por la pandemia, la cita electoral puede marcar un antes y un después para los brasileños.
Chile tendrá nuevo presidente en marzo de 2022 y será el izquierdista Gabriel Boric, que se impuso abrumadoramente en los comicios del 19 de diciembre a su rival, el ultraderechista José Antonio Kast.
Boric llega al poder con un mandato seriamente condicionado, ya que deberá liderar un proceso político de cambio entre dos sistemas constitucionales.
Costa Rica abrirá la temporada electoral en América Latina el 6 de febrero de 2022 con elecciones generales, de las que saldrán un nuevo presidente, dos vicepresidentes y los 57 diputados de la Asamblea Legislativa.
Y Colombia se sumergirá el próximo año en un doble proceso electoral: en marzo de carácter legislativo (al que los partidos llegan en medio de divisiones internas) y en mayo para elegir presidente entre más de una decena de aspirantes, un cargo que actualmente ocupa el derechista Iván Duque.
Pero el año electoral comenzará en enero para los portugueses. El día 30 irán a unos comicios adelantados con un resultado incierto, en los que podrían repetir victoria los socialistas de Antonio Costa pero sin mayoría, lo que generaría una situación de inestabilidad similar a la que llevó a la convocatoria de esta consulta.
Francia celebra elecciones presidenciales en abril, con un panorama también incierto, y a la Asamblea Nacional, en junio, ambas a dos vueltas. Enmanuel Macron, cuya popularidad ha bajado, se juega repetir mandato enfrentándose a una ultraderecha e izquierda divididas.
Y en Hungría un proceso importante para la estabilidad de la Unión Europea serán las elecciones de abril, en las que el primer ministro, el ultranacionalista Viktor Orbán, que lleva una década en el poder, puede repetir cargo y continuar su tira y afloja con las instituciones comunitarias.
En el otro lado del mundo, el foco se centra en Filipinas, envuelta en un complejo proceso electoral con unos no menos pintorescos candidatos: Sara Duterte-Carpio (hija del actual presidente, el polémico Rodrigo Duterte, a quien algunas organizaciones acusan de haber cometido multitud de abusos políticos); y Ferndinand "Bongbong" Marcos, primogénito del dictador Ferdinand Marcos. Un tercer contendiente a la Presidencia es la leyenda del boxeo Manny Pacquiao, antiguo aliado y actual rival político de Duterte. El resultado se conocerá en mayo.
Estos procesos y algunos otros muestran el auge que en diversos lugares del mundo van tomando la ultraderecha y el populismo, en sus diferentes vertientes: Estados Unidos con Trump, Brasil y Bolsonaro, Hungría con Viktor Orban, Polonia con Andrzej Duda, Filipinas con sus clanes familiares, así como movimientos que ganan terreno también en España, Francia o Italia, entre otros.
Mientras, la izquierda, en algún caso criticada por su falta de apego a los valores democráticos, suma a sus tradicionales feudos de Nicaragua, Venezuela, Cuba o Bolivia, otros como Chile, Honduras o Perú.
La pandemia y la recuperación económica
No cabe duda de que estos procesos políticos y otros muchos estarán muy condicionados por la evolución de la economía mundial tras el parón provocado por la pandemia hace casi dos años.
Las instituciones responsables de la política fiscal, como la Reserva Federal de EEUU, el Banco Central Europeo y las de Rusia, China, La India o Japón, deberán decidir si continúan apuntalando la economía con medidas de estímulo en momentos en los que la esperada recuperación se tambalea, espoleada por la aparición de nuevos brotes del virus, así como la crisis energética y de suministros desatada a nivel mundial.
La escasez de mano de obra o el alza inesperada de la inflación, en niveles históricos en muchos países occidentales, también incidirán en esa esperada recuperación.
Y la inestabilidad económica podría seguir provocando movimientos y protestas sociales como los que se han visto en estos meses por todo el mundo, protagonizados por los más afectados por el cierre global.
Nuevas cumbres y nuevas dudas sobre su formato
Si la pandemia afectó en algo a las relaciones multilaterales fue sin duda, al alterar la forma de comunicación entre los líderes del mundo que, como en muchos otros sectores, ha pasado de ser presencial a virtual.
En 2022 seguirán celebrándose cumbres, como la de la OTAN prevista en España para junio (con la crisis con Rusia como telón de fondo), la Iberoamericana en República Dominicana antes de que acabe el año, la de las Américas en algún lugar de EEUU y aún sin fecha, que pretende tener como eje la inmigración, la de los Océanos en julio en Lisboa, la del G-20 en Bali (Indonesia) en octubre o, en lo cultural, también en octubre, pero sin fecha definida, el IX Congreso de la Lengua Española en Arequipa (Perú).
El G7, con los países más poderosos del mundo, estará liderado por Alemania, aunque ya sin la carismática canciller Angela Merkel, mientras la UE seguirá celebrando al menos dos cumbres de jefes de Gobierno con una agenda que promete ser amplia: lucha contra el coronavirus, parón económico, inmigración ilegal, flecos del brexit, choques legales con algunos países del Este, etcétera.
El mundo también estará pendiente el próximo año de la salud de grandes personalidades que han pasado por algún achaque en 2021, como el papa Francisco o la reina Isabel II, que celebrará su Jubileo de Platino, su 70 aniversario como reina británica.
Y de los movimientos geoestratégicos de las grandes potencias: China y EEUU, con esa perpetua lucha por la hegemonía mundial, junto a Rusia y sus satélites, con conflictos de fondo como la crisis Unión Europea-Bielorrusia, las tensiones entre Moscú y Ucrania, el conflicto en Tigray (Etiopía), la situación de Taiwán y las pretensiones territoriales sobre la isla por parte de Pekín, que también anhela tomar posiciones en el Pacífico.
Las grandes migraciones en todo el mundo, agravadas por la pandemia; el respeto a los derechos humanos -especialmente del colectivo LGTBI o la igualdad de géneros-; la lucha contra el cambio climático y la pobreza o la regulación de las modernas redes sociales son asuntos que también, con casi toda seguridad, continuarán ocupando la atención en ese imprevisible 2022.
Y en el terreno deportivo, dos grandes eventos marcarán el año: los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, que inaugurarán el año y convertirán a la capital china en la primera ciudad en albergar los juegos de verano e invierno, y la Copa del Mundo de fútbol en Catar, en el último trimestre del año.