La Habana, 29 nov (EFE/Julio César Rivas).- La ausencia de líderes políticos mundiales en el funeral de Fidel Castro, excepto la de los de los países de la región o los más cercanos al régimen castrista, apunta a un rápido distanciamiento de la comunidad internacional con la figura del exmandatario cubano.
A las exequias de Castro, que murió el pasado viernes a los 90 años de edad, tienen previsto asistir líderes políticos como los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, Ecuador, Rafael Correa, y Bolivia, Evo Morales, tres de los principales aliados actuales de Cuba.
Los presidentes de Nicaragua, El Salvador, Honduras y Panamá, Daniel Ortega, Salvador Sánchez Cerén, Juan Orlando Hernández y Juan Carlos Varela, respectivamente, también han anunciado que viajarán a La Habana para participar en la ceremonia.
Lo mismo el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, cuyo país ha sido históricamente uno de los principales aliados de la Cuba castrista.
Alemania, que ni siquiera se había pronunciado hasta hoy sobre la muerte de Castro, se sumó a sus vecinos europeos a través del portavoz de su Ejecutivo, Steffen Seibert, quien aseguró que la revolución castrista sometió "durante décadas" a los cubanos a un "sistema de represión política".
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, había anunciado igualmente su asistencia, aunque tras el accidente de aviación ocurrido hace unas horas en su país y en el que murieron al menos 75 personas no se descarta que anule su viaje a Cuba.
África, un continente que ha tenido una cercana relación con Cuba especialmente durante la fase de descolonización europea, también mandará a La Habana una nutrida representación de líderes políticos, empezando por los presidentes de Sudáfrica y Zimbabue, Jacob Zuma y Robert Mugabe.
El presidente Teodoro Obiang Nguema, de Guinea Ecuatorial, estará asimismo presente en la capital cubana.
Pero de Europa, entre los líderes políticos del Viejo Continente, sólo el primer ministro de Grecia, Aléxis Tsípras, tiene previsto viajar para asistir a las honras fúnebres del dirigente que controló Cuba desde 1959 hasta principios del siglo XXI.
Tsípras será de hecho el único gobernante occidental que estará presente en los eventos organizados por el régimen cubano para honrar la memoria de Fidel Castro.
Incluso el ruso Vladimir Putin, quien sí alabó a Fidel Castro y lo calificó de "un sincero y fiable amigo de Rusia" en su mensaje de condolencias por su muerte, no estará presente en la despedida de la comunidad internacional al líder cubano.
Putin adujo una "agenda apretada" y envió al presidente de la Duma del Estado o Cámara de Diputados, Viacheslav Volodin en representación de una Rusia que durante sus décadas de pasado comunista fue el principal sosten de la isla caribeña, que a su vez se convirtió en fiel aliada para aguijonear a Estados Unidos.
Quizás la ausencia más notable será la del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que conocía personalmente a Castro y cuyo padre, Pierre Trudeau, mantuvo una relación de amistad durante varias décadas.
De hecho, Castro viajó en el año 2000 a Montreal para asistir al funeral de Pierre Trudeau e incluso fue una de las personalidades que transportaron el féretro con los restos del exgobernante ministro canadiense.
Fue durante ese funeral cuando Justin Trudeau y Castro protagonizaron un emotivo abrazo en el interior de la basílica de Notre-Dame.
La ausencia de Trudeau se produce después de que el gobernante canadiense fuese criticado con dureza, e incluso ridiculizado, por el mensaje de condolencias que emitió tras conocer la muerte de Castro y en el que elogió al líder cubano omitiendo el déficit en derechos humanos de su régimen.
En vez de Trudeau, Canadá ha decidido enviar a La Habana al gobernador general del país, David Johnston, que ejerce como jefe de Estado canadiense en representación de la reina de Inglaterra.
España ha confirmado que el rey emérito, Juan Carlos, con quien Fidel Castro mantuvo una cordial relación, sí estará en las exequias.
El resto de países parece estar dispuesto a pasar rápidamente página tras la muerte de Fidel Castro. Ese sentimiento podría ser resumido por la reacción del Reino Unido.
El ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, afirmó que la muerte de Fidel Castro marca "el fin de una era".
Francia también se ha manifestado en la misma línea. El presidente francés, François Hollande, recordó las "afrentas" en materias de derechos humanos del régimen castrista y a continuación aprovechó para instar a pasar página y que "el embargo estadounidense a Cuba sea levantado definitivamente".
Será la ministra de Ecología, Ségolène Royal, "número dos" en la jerarquía francesa después del primer ministro francés, quien represente a Francia, aunque no será hoy sino el domingo, en el entierro de Castro en Santiago de Cuba.
Alemania, que ni siquiera se había pronunciado hasta hoy sobre la muerte de Castro, se sumó a sus vecinos europeos a través del portavoz de su Ejecutivo, Steffen Seibert, quien aseguró que la revolución castrista sometió "durante décadas" a los cubanos a un "sistema de represión política". EFE